¿Y si no es un problema de edad sino de colmillo y mentalidad?, planteo así a lo loco. ¿Y si no es un problema de edad sino de compromiso?, ¿y si no es un problema de edad sino de tener un eje colectivo que cosa todos los intereses particulares?
VALENCIA. Mientras vosotros estáis ahí, tan panchos, alegres porque por fin las cosas empiezan a cambiar en el Valencia y ya no son los cortesanos los que tienen que viajar a Singapur a despachar con el lejano rey, sino que es él quien viene a la ciutat a empaparse de la realidad, a mí no se me va la imagen de Nani saliendo despacito, poquito a poquito, del Bernabéu mientras el Valencia perdía.
Aquello denota una confusión de biorritmos: mientras el común, ese populacho, creíamos que debía andar rápido, ¡incluso correr!, reducir los tiempos muertos y afanarse en buscar un empate, Nani consideraba que era momento para detener el resultado y conservar la renta de un gol desfavorable. No vaya a caer más tormenta. Eso es lo bueno de este equipo, que se lo monta a su manera y no responde a lógicas llanas, con la estampita de la Virgen de la Autogestión a cuestas.
Cuando el Valencia estaba plagado de jugadores muy jóvenes (cualquier día va a estar llena la plantilla de nacidos en los noventa; qué mal gusto), todo un banco de pezqueñines, entonces pedíamos tener jugadores resabiados con piel dura. Ahora que los han traído les reprochamos su calma y su dominio de las circunstancias. Lim, a la bartola, debe ver prolongada su contradicción diciendo: no saben lo que quieren.
¿Y si no es un problema de edad sino de colmillo y mentalidad?, planteo así a lo loco. ¿Y si no es un problema de edad sino de compromiso?, ¿y si no es un problema de edad sino de tener un eje colectivo que cosa todos los intereses particulares?
Por una concatenación de motivos el Valencia no tiene eje alguno que conecte a su plantilla, solo intereses desperdigados. Los despistados, los implicados, los caraduras, los rebeldes… Veo a otros rivales y encuentro ejes: especialistas en remontar imposibles, especialistas en potenciar colectivamente la técnica de algunos de sus futbolistas, especialistas en esfuerzos con los que compensar limitaciones… No lo encuentro por ningún lado en el Valencia. Ni el mínimo atisbo.
Sigue el empeño en analizar por suelto a los jugadores, obsesión por perpetuar a buenos jugadores (hola Parejo) que no son alfas y acaban contagiados por la medianía general. Es producto de la apuesta por el jugador de paso. Y de su proyección bajo la placenta de las trifulcas externas que apartaban las miradas sobre ellos. Se han escudado entre los tópicos para refugiarse del bajo rendimiento (mamá-Mestalla-me-pita).
Pero dónde está el eje. A qué debe saber el equipo, a qué quieren que juegue, en qué desean que esté especializado. Fantaseo con que algún dirigente del club salga por primera vez y lo diga. Montaremos entonces una celebración por la ciudad, una marcha tan multitudinaria como la del bus del Levante.
Nani salía despacito del campo porque no había nada por lo que luchar, apenas raigambre, daba igual todo una vez ya no lo iban a ver sobre el campo. Esa falta de alma es la síntesis de los problemas.
Pasito a pasito, suave suavecito. Sin prisas.