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opinión pd / OPINIÓN

Ni blancos, ni negros… somos blanquinegros

7/04/2021 - 

VALÈNCIA. Hoy escribo el artículo porque debo hacerlo, pero os aseguro que ganas no tenía. Y no las tenía porque la situación que se ha provocado con el incidente racista en el Ramón de Carranza ha solapado cualquier cosa deportiva que podamos comentar. Ya me pasó durante el partido, donde estaba descentrado en la narración, y me está pasando estos días porque, cuando afecta a tu equipo, te das cuenta de la magnitud de las cosas.

No sé ni dónde poner el foco: si en el jugador, en el acto, en quién les dijo qué o en que no hay imágenes. Intentaré hacer una recopilación de todo y plantearos mi punto de vista.

Esto es como si un familiar tuyo -por ejemplo tu hijo o hija- viene a casa con un estado de ansiedad y sofoco muy grave diciendo que le han intentado robar, maltratar o agredir verbal o físicamente y tú, como no hay pruebas, miras para otro lado. ¡Anda ya! Tú, yo y cualquier mortal te crees la palabra de tu ser querido y te pones a investigar –al menos a investigar que es lo que se pide- y resolver esto.  Porque ¿qué motivación tiene Diakhaby para hacer esto a esas alturas de partido y en una jugada de ataque del Cádiz? ¿Qué motivación tiene para quedarse con un estado de ansiedad en la grada y no querer ni jugar? Se solicita investigar lo sucedido, que es lo que va a hacer el Comité de Integridad de la RFEF denunciando al futbolista al Comité de Competición para aclarar lo sucedido.

Porque indicios, hay. Que no se equivoque nadie. ¿Por qué se queda el futbolista del Cádiz quieto tras la jugada? ¿Por qué no intenta mediar con Diakhaby? ¿Por qué Álvaro Cervera lo cambia al descanso? ¿Por qué ningún compañero de equipo le echa un cable y se ponen de perfil ante la situación? ¿Por qué su club pasa de puntillas? ¿Por qué no habla tras el partido? ¿Por qué estructura un relato 48 horas después? Preguntas, como muchas otras, que difícilmente tendrán respuesta.

Porque tras escuchar la comparecencia de baño y masaje que hubo ayer –luego iré con los medios-, me queda más claro que salió a hablar porque se aseguraron que no había ninguna imagen que pudiera incriminarle. Lo aseguró el periodista Jose Joaquín Brotons en Twitter y a cada momento que pasa va cogiendo más fuerza depende de con quién hables.

¿Por qué no hay ninguna grabación ni sonido nítido? Ya no hablo de la jugada en sí, sino de lo posterior cuando ya había una tangana hecha. Yo he llegado a ver una secuencia completa con Javi Gracia y Guillamón donde se escuchaba hasta lo que decían en los banquillos y ¡vaya! aquí no hay nada. Ni una imagen, ni un sonido pero ni de eso ni de nada posterior. ¿Es raro o no? Lo que está claro es que uno no puede ser juez y parte; La Liga tendría que facilitar el material y, a la vez, sancionar al jugador. Mucho jaleo para una competición que no pasa por su mejor momento. Me cuesta creer que con los avances técnicos que hay, no haya ni una sola imagen más allá de lo que se les ha escapado en Inglaterra. Y para los escépticos, no solo es que no hay imágenes nítidas del “negro de mierda”, es que tampoco hay imágenes ni sonido del “déjame en paz” que ayer en rueda de prensa se mencionó.

Y hablando de la rueda de prensa que, más allá de que el tono de las preguntas fue muy suave, me enervó hasta el punto de reflexionar sobre si al final tenía sentido seguir con esta profesión. Y mira que hay buenos periodistas allí, pero no coincidieron en esa comparecencia. En cuestión, la pregunta –que está dando la vuelta al mundo para más bochorno todavía- fue de un periodista de Canal Sur, la cadena pública –que me perdone porque no sé cómo se llama el redactor- que preguntó lo siguiente:

"¿Crees que esto anima a la picaresca para que haya algunos jugadores de otras nacionalidades que digan que les han dicho algo que no les han dicho para condicionar los partidos?" 

¿Esto qué quiere decir? ¿Está diciendo que los jugadores de otras razas o nacionalidades van a mentir a propósito con algo así para condicionar los partidos? ¿De verdad? Me avergüenzo de ser periodista en momentos así.  Es una locura jugar con temas así para condicionar nada. ¿En qué sociedad vivimos? De preguntar por la cuestión a compadecerse en todo momento y blanquear, ahora sí, la situación. Y lo peor de todo, normalizarla. Ante problemas y situaciones extraordinarias, medidas y soluciones extraordinarias. Sean las que sean. Y si queremos cambiar las cosas, lo primero que tenemos que hacer es cambiar como sociedad.

Pero estos son los mismos que sacan tuits –cuando se han asegurado que no ha salido nada más grave- y fotos en viajes a África para justificar que tiene buen rollo con gente de otra raza o nacionalidad. Miren, no dudo ni un instante que el jugador pueda ser buena gente y que pueda tratarse de un lance del juego o una mala palabra porque todos, con las pulsaciones a tope, podemos decir barbaridades en el sentido que sea. Pero no justifiquen ni sean más papistas que el papa, porque hablando de Iglesia, yo he visto cientos de creyentes ir el domingo a misa y cagarse en Dios, en la Virgen y en todo lo que existe día sí y día también –con perdón-.

Presunción de inocencia, vale. Pero indicios de infracción o delito, también. Desde aquí solo pedimos que se investigue y que, más allá del foco mediático de la situación que se acabará cuando llegue el Clásico, queremos que se haga justicia en un sentido o en otro.  He hablado con jugadores del Valencia CF y el relato es dantesco y muy feo. Y con Diakhaby, los que le hemos tratado alguna vez sabemos que es incapaz de provocar algo así. Quizás sea un llorón como dicen por ahí, pero los hombres también lloran y eso no es nada malo, al contrario.  Yo creo a Diakhaby –independientemente de que fuera un lance del juego o una situación más grave-.

Solo me alegré por una cosa, porque por una vez en toda la temporada, todo el valencianismo se unió para proteger a su jugador, a su equipo. Eso es lo que nos hace grandes. Está claro que unos hubieran hecho una cosa y otros quizás otra, pero todos al unísono apoyando al futbolista. También es verdad que a alguno y alguna se le ha visto las costuras sin saber diferenciar la nefasta gestión del club del propio equipo; o sin empatizar con el difícil momento del futbolista solo por intentar seguir con su guerra personal; pero al margen de esos casos puntuales, todos entendimos que era un momento para estar unidos. Aprovechémoslo para hacernos fuertes ante las adversidades.

Porque nosotros no somos blancos, ni negros… somos blanquinegros.

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