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Ni cartera ni cantera

8/03/2020 - 

VALÈNCIA. Garay se lesionó el pasado 3 de febrero y el Valencia no tiró de cartera para fichar a un central Champions. Pese a todo lo que había/hay en juego, en ningún momento se produjo una apuesta decidida por parte del club para realizar un fichaje de relumbrón. Lo suyo hubiera sido estar rápidos a la hora de mover ficha e incorporar a un central de jerarquía. Un refuerzo con el que afrontar con garantías este tramo decisivo de la temporada, así como subir un escalón en campañas venideras. Pero no. Una vez más, la propiedad ha hecho del inmovilismo, virtud. El club deja pasar el tiempo sin solucionar un problema mayúsculo como es el de la falta de solidez defensiva del equipo.

La holgada chequera de Peter Lim, esa que iba a permitir a la afición disfrutar en Mestalla de las rutilantes estrellas del panorama futbolístico mundial, es una auténtica quimera. Pura falsedad. Lim se gasta el dinero en acumular poder para evitar una acción social de responsabilidad, en lugar de invertir en fichar buenos futbolistas. La reciente compra de 70.890 acciones, que fueron transferidas por Juan Soler a Vicente Soriano en la operación Dalport en el año 2009, confirma estas afirmaciones. En eso anda Meriton. 

En el Valencia no hay cartera. Pero tampoco cantera. Pese a que Anil Murthy anunció que el proyecto del club pasaba por la Academia de Paterna, los resultados deportivos de los equipos más representativos de la escuela evidencian todo lo contrario. El Mestalla coquetea con un nuevo descenso. Está clasificado a mucha distancia de otros filiales como el Barça B, Villarreal B o Espanyol B, y muy por detrás del Atlético Levante. Su rival en la lucha por no perder la categoría es la SD Ejea, el filial del todopoderoso Huesca. Un equipo que apenas ha estado dos temporadas en Segunda B a lo largo de su historia. Como ya es norma de la casa, el Mestalla se ha visto obligado a reforzar en este mercado invernal con veteranos de escasa proyección, ante la amenaza de bajar a Tercera.

El Mestalla va mal. Pero tampoco los equipos juveniles del Valencia lideran con solvencia sus respectivos campeonatos. Tanto el Juvenil A como el Juvenil B están clasificados por detrás del Villarreal y del Levante. En el Grupo VII de la División de Honor, el Valencia no marca tendencia. Está empatado con un CD Roda que le disputa la tercera plaza. En el Grupo VIII de la Liga Nacional, el juvenil del Valencia está clasificado por detrás del Castellón, Villarreal B, Kelme, Alcoyano y Levante UD, peleando por la sexta plaza con el San Marcelino. Del Valencia Femenino tampoco se puede presumir. Es el séptimo presupuesto más elevado de la categoría, pero el equipo está clasificado en posiciones de descenso. Da la sensación de que tras la marcha de Layhoon, no se le ha dado el protagonismo que merece.

La ausencia de un proyecto firme de cantera también se evidencia en la falta de acuerdo para la renovación de los dos jugadores más internacionales de la escuela: Ferran Torres y Hugo Guillamón. Su continuidad en la entidad todavía está en el aire. Y eso que ha habido tiempo de sobra para acabar con cualquier tipo de rumores con respecto a su futuro. Aquí, una vez más, da la sensación de que el club se ha dormido. Por suerte, tanto Ferran como Hugo sienten los colores y su primera opción sigue siendo continuar en el Valencia durante muchos años. 

El verdadero motivo que explica todo este desastre académico-futbolístico del Valencia radica en que ha habido demasiados vaivenes en la dirección de la escuela. Cinco relevos en tan escaso periodo de tiempo hacen imposible conformar un proyecto sólido de futuro. Si a eso unimos la inexperiencia de personajes noveles en esto del fútbol, como el tal Sean Bai, añadimos más dudas de las ya generadas. 

Sin embargo, lo peor de todo está por llegar. El problema es mucho más complejo y profundo. Ya no es solo una cuestión de escaso rendimiento deportivo, sino también de la pérdida reputacional que sufre la Academia del Valencia. Paterna ha dejado de ser un referente para jugadores, clubes o, incluso, padres. A los progenitores ya no les entusiasma en exceso la idea de que sus hijos formen parte de la escuela. Los planes de formación de canteras como las del Levante UD o del Villarreal comienzan a seducir mucho más. El Valencia perdió la cartera. Ojalá no nos quiten la cantera.


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