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opinión pd / OPINIÓN

Ni una, ni dos, ni tres

4/05/2021 - 

VALÈNCIA. Qué difícil está siendo esto de ponerse delante de la pantalla o con unos auriculares, y ver u oír al Valencia CF sufrir como está sufriendo. Y uno ya no sabe cómo ponerse, qué agarrar entre manos, cuándo mirar o dejar de hacerlo, a dónde hacerlo, etc. Es incómodo vivir siempre en el alambre y ya no hablo solo de la posibilidad, real, del descenso, sino de ser testigo de una bruticie futbolística más que evidente y que nos lleva a esperar, siempre (y eso sí que duele) la peor versión. Ya no digo solo por cuestión de imagen, sino también por esa concentración y continuidad que somos incapaces de sostener. Me explico: cuando veo al Valencia CF sé que vamos a cometer, como mínimo, más de tres errores defensivos de bulto, que nos van a complicar mucho las cosas. De la misma manera, también sé que arriba no vamos a estar tan finos en la definición, con lo que voy a acumular llegadas al área, sí, pero no con calidad en su resolución. Tener siempre el corazón encogido es terrible.

Cuando un balón sobrevuela nuestra área me entran los sudores, porque sé que nos va a faltar un matiz, un segundo, una buena colocación, un poco de suerte…y mucha concentración. Y así es muy difícil salir de abajo. Con tanto apelmazamiento en las piernas y en la cabeza no podemos levantarnos y respirar un poco y, a veces, a uno le da para sacar un pelín la nariz y coger un poco de aire, gracias a las individualidades, y otras, en cambio, por muchos factores, te asfixian entre unos y otros. Y ese el problema: detecto que a nuestros jugadores les falta aire para pensar, pues toman decisiones muy difíciles de entender en cualquier parte del campo. Y me vienen a la cabeza penaltis estúpidos, manotazos sin sentido, taconazos a ninguna parte, disparos de aquella manera…son, en la mayoría de los casos, decisiones precipitadas, sin serenidad ni confianza. Supongo que las decisiones del capitán del barco en el banquillo tampoco ayudan a esa misma confianza, pero eso ya son aspectos algo más generales que podríamos debatir en otro momento. La cuestión es que el miedo se ve en los ojos de quienes están tratando de hacer jugar a este equipo. De nada importan, lo hemos visto, los cambios tácticos,  porque después, en errores individuales, muy subsanables, todo se pierde y hay que doblar esfuerzos para conseguir la mitad. Es decir, con tanto errorcito por aquí y errorcito por allá solo te va a dar, en la élite, para empatar en el mejor de los casos, salvo que el otro equipo también los cometa, como tú o peor. Y, de momento, tú has cometido más errores que la mayoría de tus rivales.

Claro, uno puede pensar que este es el precio de estar formando jóvenes, pero ¿cuánto sube la factura? Veamos: revalorizar a Correia nos ha costado estar cerca del descenso, pero es cierto que el chico es de lo más aseado que hoy en día tenemos. Ahora bien, las sigue haciendo, aunque quizá hayan dejado de ser pifiadas tan llamativas. Baste ver el primer gol del Barcelona, cómo se duerme, por ejemplo. Revalorizar a Racic te está costando, y que no me vendan más la cabra, perder el centro del campo en casi todos los partidos, ya que su rendimiento es muy discreto. Muchísimo. En un Valencia CF más o menos normal este chico jugaría los minutos de la basura o ni eso. Es más: no creo que esté tan revalorizado si veo sus actuaciones, pero, fíjate, tiene hasta buena prensa. Guillamón, tiene tantas carencias defensivas como buen trato de balón, pero hay más informes negativos que positivos, y desde luego, yo no he notado una mejora de prestaciones (desbordado casi siempre por arriba y en velocidad, suele llegar tarde a las jugadas) ¿Y ya está? Pues sí, ya está: Esquerdo ha desaparecido del mapa por completo; Christian, el portero, como si no estuviese; Kang In prácticamente igual; Lato, pues ya lo hemos visto; Yunus, igualmente, está fuera de todo; Vallejo, es un expediente X producto del técnico; Álex Blanco, otro misterio; y sumemos otros futbolistas que fueron apuestas: Diakhaby (este chico mentalmente no está para la élite, lo siento mucho), o los tres cedidos, que no cuentan para nada y poco más, porque Soler y Gayá, que no están pasando la mejor de sus temporadas, siempre están ahí. Algo similar le ha pasado a Guedes, que había tocado suelo ya y a peor no podía ir. Pero los Maxi, Jaume, Cheryshev, Gameiro, incluso Paulista (que ha pasado de ser seleccionable a desaparecer de las opciones para España) y un buen número de jugadores, se han devaluado. Has pagado el precio de la formación en general, sí, pero ¿Qué ganas? Pues por ese mismo precio, nada, porque los que saldrán con buena venta ya vinieron formaditos al equipo y los que tú estás formando se te irán o se te quedarán, para bajarte a segunda con total probabilidad, este año o el que viene. Si a todo esto le añades el cuestionable trabajo del técnico, pues ya lo tienes todo bastante más claro: lo malo es que ver jugar al Valencia CF es turbio, sombrío, paradójicamente. Es una cuestión de contrastes, no de coherencia. Y mientras tanto, basta con esperar cualquier pifia por parte de algún jugador nuestro, porque sabes que llegará, a bombo y plantillo: no una, ni dos, ni tres. En eso sí es regular este equipo. Fíjate, el Barcelona hizo eso en su primer gol: hasta tres veces te remató dentro del área pequeña. No es el hecho en sí, es lo que significa.

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