VALÈNCIA. Se acaba un 2021 extraño y raro por todo lo que hemos vivido tanto deportiva como socialmente en el conjunto de Mestalla. Un año donde las cosas, afortunadamente, han ido a mejor y, sobre todo, se ha demostrado que hacer las cosas de forma normal no es tan difícil.
Y es que, problemática del COVID aparte ya que ha afectado a todos los clubes más o menos por igual, solo había que poner un poco de empeño, cabeza y conocimiento. Algo que este año ha sido posible gracias a la fuerza de la afición y de la gente que quiere a este centenario club – que han luchado tanto desde dentro como de fuera de la institución-. No sé si los que mandan han escuchado, ha sido suerte o fruto del destino pero, al menos, la cosa ha mejorado considerablemente.
Empezando por fichar un entrenador acorde a la filosofía del Valencia CF como lo es José Bordalás. Con las ideas claras, con mucha personalidad y capaz de exprimir a los futbolistas en su mejor nivel, Bordalás está devolviendo al equipo a la parte alta de la clasificación. Nada que ver con lo del año pasado. Si bien es cierto que le queda mucho trabajo por delante, lo que se está viendo esta temporada en lo que se refiere a entrega, sacrificio y compromiso es otro nivel en comparación con lo del año pasado. Los jugadores se identifican con la filosofía del entrenador y están comprometidos con el objetivo de intentar mejorar. El club no solo fichó un entrenador acorde con lo que se pretendía, sino que le han dejado trabajar a todos los niveles, cosa que con Javi Gracia no pasó.
Y esa creo que es otra de las claves: la confianza en el trabajo del entrenador. Bordalás ha participado de todas y cada una de las decisiones en la confección de plantilla mientras que a Javi Gracia –sin que sirva de excusa pero sí de circunstancia- le desmantelaron el equipo sin dejar que trajera, recomendara o participara en ninguna decisión de marcado u organización de plantilla. Ahí ya empezó mal una historia que casi acabó de la peor forma al no dejarle marchar y luego agonizar con la plantilla durante casi toda la campaña. A Javi Gracia no se lo creían pero tampoco le dejaron ir. Un error garrafal que supuso el descalabro deportivo con todo lo que conlleva.
Pero si algo ha habido este año son fichajes y un frenazo a las salidas. En el club se han dado cuenta a la fuerza del tremendo error que supuso regalar –por mucho que hiciera falta liberar masa salarial- a algunos jugadores sin traer otros de recambio. No traer futbolistas de un mínimo nivel y dejar a los que estaban al descubierto supuso una debacle total. Algo que hizo coquetear con la parte baja de la clasificación con el riesgo que supone. Fichar, teniendo una estructura ordenada o gente capaz de ello, no debería ser un problema. Por eso, ya no solo fichar, sino hacerlo con la garantía de que el entrenador está de acuerdo con todas las decisiones es vital. Regalaron a casi todos los mejores y no trajeron nada. Es lamentable cómo se hizo tan mal el mercado de fichajes pasado. Este año con un poco de allí y otro de allá se ha apañado la cosa, demostrando lo que decía gran parte de la afición: Fichar no es tan difícil.
Por fortuna, el dinero de CVC ha hecho que el Valencia CF pueda tener un balón de oxígeno importante a la hora de reactivar las obras, así como de potenciar la plantilla en lo deportivo. Si bien es cierto que a futuro veremos cuáles son las consecuencias, es un dinero caído del cielo que –no nos vamos a engañar- le viene muy bien al club para reactivar todo aquello que no cumplió. Ahora no hay excusas ni con el estadio, ni con otros asuntos derivados de la economía blanquinegra. Imagino que cumplir con lo que prometes no es tan difícil.
Pero hay muchas cosas a mejorar…y no es tan difícil
La relación con la afición y la prensa a la hora de explicar las cosas creo que debería ser una premisa prioritaria junto con la de abrir las redes sociales. Entiendo que haya cierta privacidad en algunos asuntos de la institución, pero debe haber un director general o un encargado de trasladar determinados asuntos tanto deportivos como económicos a los aficionados en ruedas de prensa tal y como se hacía con Mateu Alemany. Transparencia, fluidez en la comunicación y empatía con la gente.
Por eso, abrir las redes sociales debe ser una prioridad también desde hace tiempo, así como entender a aquellos colectivos que desean lo mejor para el club. Nada justifica un insulto, pero pagan justos por pecadores, y el Valencia CF tiene millones de fans en todo el mundo que no pueden comunicarse con el club al que siguen desde la distancia. Eso debe cambiar. Es solamente un click. No es tan difícil.
Como también debe cambiar la actitud de los ejecutivos del club. Representar al Valencia CF de manera digna es fundamental para que el club funcione correctamente –y me da vergüenza hasta tener que explicarlo porque debería ser lo normal-. El respeto que se ha generado en 100 años de historia no podemos perderlo en unos pocos. Llegados a este punto solo hay una cosa que me parece tremendamente difícil, y es que acaben saliendo a corto plazo viendo cómo han gestionado la Junta y su asistencia a la misma. Todos deseamos un cambio de ciclo aunque ahí la dificultad se eleva exponencialmente.
Pero acabar el estadio, cumplir con lo que prometieron a nivel económico y hacer un equipo a la altura de lo que la afición merece es algo que también debe ir en el ADN VCF que se promulga. Todo eso ya no tiene ninguna excusa y este próximo 2022 está para que cumplan con lo que prometieron. Porque puede parecer complicado si no le pones sentimiento, puede parecer enrevesado si lo tratas solo como una empresa, pero la realidad es que, si le pones un poco de cordura, no es tan difícil.