opinión

No es una mala racha; es una mala gestión

Sinceramente, espero por el bien de todos que el día 1 estén hechas las bajas que hay que hacer, y llegadas las altas que se requieran. Porque con este caldo de cultivo esperar al habitual 31 de enero para concretar las cosas, a riesgo de comerse mucho de lo que hay, no traerá nada bueno...

21/12/2016 - 

VALENCIA. Entiendo que la labor de un dirigente es la de vender países de gominola con unicornios de regalo. Es algo que se asume. Pero hay situaciones en las que ese discurso pasa a ser ofensivo cuando se pronuncia en determinados contextos. En esos donde todo va mal y la incertidumbre gobierna el ambiente se necesitan certezas y liderazgos, no más pronunciamientos infantiles. Es más o menos lo que pasó el otro día en la famosa rueda de prensa. Un espectáculo bochornoso con frases y gestos que pasarían desapercibidos en condiciones normales, pero que alcanzan niveles mucho más hirientes en una situación de crisis.

El segundo gesto que evidencia que todo va como tiene que ir se vio horas más tarde, con un Director Deportivo desmarcándose por segunda vez, en dos semanas, del discurso oficial, contradiciendo en su tour radiofónico a la propia presidenta.

Siendo incapaces de mantener un discurso coherente, ¿cómo se atreven a demandar nada a otros?

El primero, llegó con aquel "yo soy la referencia" de LayHoon. En esa frase podríamos explicar el mundo. La referencia es un dirigente que pasa 10 días al mes en la ciudad (y eso cuando su estancia no se limita a 3 o 4) siendo el Valencia la última de sus ocupaciones profesionales. Si el ejemplo para el vestuario es tal nivel de 'compromiso', lo inexplicable sería encontrar una situación deportiva distinta.

Pueden desviar toda la atención que quieran aumentando el señalamiento público a una plantilla ya en parte doblada por la presión y la ansiedad. Pero en lugar de demandar tanto compromiso de boquilla, cabría preguntarse qué está haciendo el club para fomentar esa actitud. ¿Hay alguien ocupándose de ello o aquí sólo importa el culo de cada cual?

Porque la ausencia de poder interno suele ser la causante de los desnortes en los equipos de fútbol. Ya hemos visto a chavales vivir en casas cuya única decoración consistía en ropa por el suelo y cajas de comida vacías, dejados a su suerte, ganando peso por no saber alimentarse más que tirando de aplicaciones de comida rápida. Como se han visto a otros caérseles el mundo encima, porque al salir de Paterna no sabían ni dónde ir, ni qué hacer, ni encontraban a nadie con el que hablar. Sin el club mover un dedo por ellos, teniendo que partir de sus propias familias el recorrerse medio mapa para arreglar la situación.

Es incoherente exigir nada cuando este grupo de chiquillos vive rodeado constantemente de malos ejemplos. ¿Pedir compromiso mientras observan a jugadores 'estrella' exhibir sobrepeso, llegar los últimos e irse los primeros de Paterna, y a pesar de una evidente falta de forma contemplar que lejos de aplicarse alguna medida, castigo o plan físico específico, se le regala la titularidad o no se le dice nada?

No parece que hoy se haya mejorado ninguno de esos aspectos. Es bonito querer desviar responsabilidades apuntando a otros, pero ¿son acaso culpables los jugadores de que muchos tengan que jugar por obligación al no haber alternativa, independientemente de estar sanos, lesionados o tocados? Aun siendo una plantilla muy alejada de las mejores que hemos tenido (en todos los sentidos), muchos han tenido que enfundarse la camisola infiltrándose, o bajo condiciones médicas poco recomendables, y en lugar de echarles un capote, o encontrar cierta comprensión, tienen que verse atacados cada dos por tres desde el propio club. Ninguno de ellos ha salido a quejarse o a ponerse medallas por ello, pudiéndolo hacer.

¿A caso es responsabilidad de los futbolistas que se fichen lesionados crónicos? ¿O de que la solución a un lateral con carencias defensivas sea traer uno que defiende peor? ¿O que el medio centro organizador esté ocupado por un volante derecho porque no hay otro? ¿O de que el puesto de pivote defensivo permanezca vacante por regalar al único que tenías? ¿De no haber un solo extremo en toda la plantilla? ¿O de que este verano tu planificación consistiera en mendigar al comprador que incluyera jugadores en la operación para aceptar la venta? ¿O de que cada vez que Prandelli mire al banquillo buscando alternativas sólo vea porteros y defensas? ¿Quién es el responsable de tildar de tóxico a un jugador y luego hacerle capitán? ¿O de prometer a Ryan que será titular y sentarlo al segundo partido porque las presiones que has ejercido para echar a Alves no han funcionado?  Ves y pídeles compromiso ahora.

El colmo de la desfachatez es proclamar que el que no quiera estar que se marche, cuando el pasado verano el único que lo pidió abiertamente fue puesto a los pies de los caballos mientras otros en su misma situación eran protegidos. El resultado es verte hoy un vídeo de tu excapitán fumando en una cachimba mientras su amigo se caga en los muertos del entrenador. ¡Te pasa poco!

Sinceramente, espero por el bien de todos que el día 1 estén hechas las bajas que hay que hacer, y llegadas las altas que se requieran. Porque con este caldo de cultivo esperar al habitual 31 de enero para concretar las cosas, a riesgo de comerse mucho de lo que hay, no traerá nada bueno.

Pero como se encargaron de repetirnos por vez número cien la pasada semana, que el Valencia esté como está no es a consecuencia de las decisiones que se han tomado, ni por desmantelar plantillas "para recuperar una inversión de 100 millones que estaba en el aire" desatendiendo el criterio de los técnicos. Sino por culpa de la prensa; de los jugadores; de la afición, que no anima; de los árbitros; de jugar a las 16:15h y de un montón de sospechosos más. No busque responsabilidades en nuestros amados dirigentes. Nada es cosa suya.

Tendría gracia en otra situación. Pero no hicieron más que reírse en la cara de la gente. Escenificando el terror, el de una dirigencia perdida, sin capacidad de reacción, que no entiende que las consecuencias de su gestión y de su estructura de club se plasman en el verde cada semana, desde hace dos años. Que lejos de rectificar, se pierden en el bandazo o en la excusa más soez. Pretendiendo vender una buena gestión económica cuando suman pérdidas millonarias en dos cursos, creciendo cada vez más la cantidad de jugadores cedidos, teniendo su modelo financiero raíz en el llorentismo: jugar la champions o traspasar para cuadrar cuentas.

Quedando bloqueados ante la sencilla pregunta de cómo sobrevivirá la entidad sin otro año europeo y la próxima llegada del pago anual a Bankia. "Habrá que seguir ajustando el presupuesto", dicen. Esto es, habrá que seguir reduciendo el coste de plantilla. ¿Lo harán con un engranaje técnico deficitario y tercermundista o piensan hacer algo al respecto?

"Necesitamos una estructura mejor y más fuerte para hacer crecer a los jugadores" les dijo Prandelli tras salir de Anoeta. Ayer, por si no quedó claro, el entrenador volvió a recalcar su petición, "si tengo que hacer de padre, de tío, de entrenador y de directivo para hacer crecer a los jugadores, lo haré. No hay problema". ¿Le van a hacer caso, o es que tener una secretaría técnica de sólo dos miembros (a los que se les ignora) y sin una referencia institucional en el club también es culpa de los jugadores?

Tampoco conocemos escenario alguno, más allá del maná continental, para aumentar ingresos, ya que el período de carencia que debía aprovecharse para reforzar la caja y apuntalar cimientos llegará a su fin con un club mucho más débil por culpa una concatenación de nefastas decisiones. Otra oportunidad desperdiciada.

En definitiva, lo que hicieron el pasado jueves fue confirmar que el Valencia es un club a la deriva, en busca de su suerte. Algo demasiado conocido en estos lares, habituados a que el éxito siempre sea una obra de autor (por eso nos dura tan poco), dejándonos a la espera de que Prandelli se destape como arquitecto de corte rinaldista para evitar la catástrofe y construir un camino por el cual transitar sin miedo. De lo contrario, estamos condenados.

Lo triste es que el Valencia no se vendió para seguir como siempre. Y esa debería ser la cuestión a tratar, no si Peter Lim viene o deja de venir.