VALÈNCIA. Conforme ha avanzado toda la operación para que Carlos Corberán se convierta en el nuevo entrenador del Valencia CF y con las condiciones que afronta el club para su contratación, me ha venido a la cabeza la frase mítica del programa 'El precio de la historia': 'No lo sé Rick, parece falso...'
No lo digo porque Carlos Corberán no pueda o deba ser el entrenador del Valencia CF. Un valenciano, que es desconocido para casi todos, pero que sin hacer ruido se ha hecho un hueco en la Championship aprendiendo de grandes entrenadores como Bielsa.
Lo que pasa es que no me cuadran las fichas del rompecabezas. Al igual que tampoco me encajan con el acuerdo de Goldman Sachs. Tenemos dos cuerdas por separados y la intuición nos hace unirlas. Qué raro que un club con una facturación de menos de 100 millones de euros, le refinancien casi 500 millones de euros y le 'liberen' su principal activo, que es la pastilla de las parcelas de Mestalla.
Qué raro que un club que apenas ha invertido en los últimos cinco años o que viene de gastarse 1,2 millones en fichajes, ahora pague un finiquito de casi seis 'kilos' a Baraja, abone casi tres millones para fichar a un técnico y le ofrezca un contrato hasta 2027. Posteriormente habrá que comprobar si le 'nutren' en el mercado de invierno. Pero desde luego es raro.
Nos falta luz en toda esta situación. Algo para que todo encaje. Desconozco si será un cambio de propiedad en el futuro, el 'miedo' repentino de Peter Lim a un posible descenso, pero el producto que nos está vendiendo después de que Inmaculada Ibáñez dijera que habían 400.000 euros de límite salarial parece falso.