opinión

No me callo

17/09/2019 - 

VALÈNCIA. Ahora que todos en el club han decidido callar por diversos motivos, a mí me ha dado por hablar un poco más y decir lo que pienso, al menos para no seguir sintiéndome cómplice con mi silencio. No hace mucho volví a escuchar un corte de voz de Anil Murthy, en el que nos explicaba, hace algún tiempo, cuál era el proyecto del club y los tiempos que se iban a marcar de cara al crecimiento del Valencia CF, con vistas a ganar títulos y a competirlos: un proyecto ganador—decía— a medio plazo. Con tal impudor, un hombre que jamás ha sabido nada de fútbol (no sé si sabía que los balones eran esféricos), guiado por otro, que no tiene ni idea de este deporte, un tal Peter Lim, se atrevían a decirnos cómo funciona el mundo del fútbol y qué camino había que seguir para ganar títulos, como si su simple voz fuera suficiente aval ¿pero qué habían ganado ellos para decirnos cómo se consigue hacer un equipo grande o cómo se ganan títulos? Pues eso: impudorosa desfachatez, soberbia a chorros, prepotencia a raudales, etc. llámalo como quieras. En cambio, sí nos pueden decir, ahora, cómo se gana un título, sin que ellos quieran y cómo se puede romper un modelo de club estable de la noche a la mañana. En eso son magistrales y de eso no sacan pecho. Cosa rara, porque me gustaría que lo explicasen con sumo cuidado.

Lo cierto es que estoy hasta las narices de los Anil, Peter, Marcelino y de muchos otros que pululan por ahí. Harto de esta imagen tan pobre que se da del club de mi vida entre unas cosas y otras: y ya es triste que consigan que a veces se me pase por la cabeza no acudir a Mestalla a animar a mi equipo, o que vea con cierta pasividad lo que le pasa. Sobre todo porque me temo que no voy a recibir fútbol, sino excusas. Quizá ha llegado el momento de decir las cosas claras: Anil no pinta nada, pero le han dejado una caja de colorines y le han pedido que no se salga de las líneas. Hasta ahí lo comprendo, pero que no nos dé lecciones de nada y menos de fútbol, porque es cuando irrita. Lim o se cree más de lo que es o está rodeado de vasallos incapaces de decirle nada, porque me cuesta pensar que haga todo esto a consciencia: puestos a inmolarse económicamente (devalúa su empresa con estas decisiones), hay otras maneras de hacerlo sin sacar a tanta gente de quicio, así, en soledad, sin molestarnos a los demás. Suyo es el club, pero un equipo de fútbol, sin su afición, no es nada y consigue que le den la espalda a este quipo centenario, haciendo barbaridades como las que ha hecho y sigue moldeando con sus manos. Por cierto, por mucho silencio que guarde él también, tiene las manos manchadas de sospechas y de especulaciones. 

Luego está Marcelino, que nunca ha sido santo de mi devoción, pero no le puedo negar su entrega al proyecto y sus cualidades como técnico: consiguió poner a un vestuario de su parte y ganarles un rendimiento que no tenían. A mí, pese a los éxitos de la Champions (pero también eliminados a las primeras de cambio y a falta de dos partidos para cerrar la liguilla) y la copa, en la que lo tuvo todo de cara, o la semifinal de la Europa League, con un repaso que te dio el Arsenal en los dos partidos, me parece que tiene alguna sombra que otra entre sus indiscutibles luces: la primera vuelta del año pasado fue de lo peor que se ha visto en mucho tiempo por estas tierras (no mucho mejor que lo firmado por Ayestarán y Neville, dos pufos como técnicos e individuos). Esta temporada no había comenzado mucho mejor: seguía teniendo una fragilidad defensiva evidente y una carencia ofensiva destacable. Faltó por entonces fluidez, como ahora, pero esto también faltó en la primera temporada, aunque en cambio en aquella sí hubo mucho acierto arriba. Lo que realmente aportaba Marcelino era equilibrio al proyecto y sentido común a muchas cosas, aunque creo que nunca supo cómo hacer más fiable un equipo que jugaba a golpe de estados de ánimo.

Lo peor de Marcelino — creo— fue que ató sus decisiones a algunos nombres: ya lo dije antes del cese, muchos fichajes no eran para reforzar la plantilla y subir el nivel competitivo, sino para dar descanso a los que él tenía ese amor eterno que a veces le llevaba a tratar de manera muy injusta a otros jugadores. Sí, eso es así: pero aquellos que tenían su cariño no iban a salir a protestar por esto, como es lógico. No obstante, siempre era mejor tener esto que el galimatías que ha forzado Lim ahora. Yo no hubiese tirado nunca a Marcelino como se ha hecho y cuando se ha hecho. Aberrante, insensato todo esto…aunque Marcelino tampoco es un santo bendito, pues algo de culpa ha tenido en sus constantes desafíos. De nuevo, la soberbia sobre la mesa, y lo peor es que, de momento, tras revisarlo todo, aún no he visto que alguien esté pensando realmente en el Valencia CF y eso es lo realmente ruinoso de todo.

Por otro lado, están algunos jugadores: me tiene decepcionado Guedes, que se alegrará mucho de la salida del técnico, pero el partido del sábado es para que se pase un mesecito sin jugar, porque lleva así más de un año y ha tocado fondo. Su rendimiento es lamentable, porque no suma en ningún sitio. Si va de estrella, primero que brille y luego que se eleve, pero no al revés. Garay y Gabriel Paulista tuvieron pies de barro contra el Barcelona: dudo que en seis minutos estos dos jugadores estuvieran pensando lo tristes que están por la marcha del técnico y por eso fueron incapaces de tener una actitud acorde a un nivel competitivo mínimo para este club: humillados por un chiquillo de 16 años, demostraron muchas cosas y ninguna positiva. Creo que hubiera sido mucho más productivo haber dado la cara el sábado y no dedicarse a escribir tuits. Gris fue también el partido de Wass, Ferrán y Coquellin, que estarían afectadísimos por todo, de tal manera que, cuando pasaban y lo hacían mal, les venía a la cabeza su añorado técnico…¡va! No se lo creen ni ellos. Parejo, Rodrigo, Gameiro y Gayá, al menos quisieron competir (como también lo hicieron Cheryshev, Kang In o Maxi cuando salieron), aunque no fueran la panacea. Y de eso se trataba al menos: algunos de ellos también estaban muy unidos a Marcelino ¿y qué? Salieron a dar lo que tenían, porque son profesionales, porque quien les paga es el Valencia CF, no Marcelino. Y el que no quiera estar aquí, que se marche, que otros vendrán, fichados por Mendes o subidos de la Academia, ¿quién sabe? Todo es tan excéntricamente lógico… Me escuece, me irrita, me saca de mis casillas tanto bandazo sin sentido. Pero ya no puedo mirar más hacia otro lado: de alguna manera entre todos estáis castigando duramente al valencianismo, unos y otros.

¿Y Celades? Pues que se deje de ser tan condescendiente y que apriete ya, que tome las decisiones que deba tomar, porque ahora capitanea esta nave y que se deje de escudos de protección: si aceptó venir, que dé un paso adelante, porque me temo que parte de la plantilla hará de todo esto un parachoques perfecto para cobrar y no rendir. Lo peor que esta temporada unos atacarán, otros contraatacarán, aquellos se defenderán con silencios o tuits o comunicados de todo tipo…y todo ello fuera del campo, donde el fútbol no es fútbol sino una fábrica de egos insaciables.

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