/ OPINIÓN

No me fío

21/05/2023 - 

VALÈNCIA. El Valencia se juega gran parte de la temporada en Mestalla ante el Real Madrid. Por este motivo, la pasada semana y antes del partido contra el City, surgía el debate sobre la conveniencia o no de su clasificación para la final de la Champions. En las emisoras de radio, las redes sociales o incluso en las tertulias de café, se discutía con intensidad sobre la cuestión. A este respecto recuerdo una sentencia de José Vicente Aleixandre el Nano, en la vieja redacción de El Mercantil, cuando años ha y en una situación pareja le propuse plantear el debate entre nuestros lectores. "El Madrid tiene que perder siempre", espetó. 

Es cierto. Un choque Valencia-Madrid nos dispara. Es un partido tan especial para los aficionados y entraña tal dificultad para jugadores, que nada de lo que haya sucedido a lo largo de la semana es sintomático. Es punto y aparte. Por eso entiendo que cuando a la hinchada se le pregunta por la conveniencia de un resultado u otro, respondan que siempre son partidarios de la derrota porque al menos se alegran. Al Madrid se le tiene notable antipatía.  Con el Madrid no vale esa recurrente frase de "si gana, me alegro porque es un equipo español". Eso es pura hipocresía. La hinchada del Valencia no se alegra de que el Madrid llegue a la final de la Champions. Como tampoco se alegran los hinchas del United si el City gana. Tampoco creo que los tifosi del Milán estén contentos porque el Inter pueda levantar la orejona en Estambul.

Esta aversión del Valencia hacia el Madrid es un sentimiento recíproco. En el Bernabéu se tiene más tirria al Barça, por supuesto, pero al Valencia tampoco se le considera un club amigo. Más bien todo lo contrario. Para abrazarse a Florentino ya están el Espanyol, el Valladolid, el Zaragoza, el Levante o el Getafe, estadios donde el Madrid siempre se llevaba los tres puntos en juego. A cambio de cederles futbolistas, claro. El Valencia y Mestalla son otra cosa. Aquí se vibra cuando se le moja la oreja al Madrid. Por citar algunos ejemplos, podemos hablar de la Copa del 79 con Mario Kempes en plan figura, de la remontada de la temporada 91-92 con goles de Fernando y Roberto, del 6-0 en Copa al grito de "Sois San Marino, vosotros sois San Marino" o de las Ligas de Rafa Benítez que todavía les escuecen mucho.

El Madrid sabe que el Valencia todavía es un grande. Y que, aunque el equipo no ande bien, nunca es un rival fácil de batir. Por eso nos quieren bien lejos. En Segunda. Ya lo dijo el tóxico Coto Matamoros: "Yo deseo que el Valencia desaparezca. Es el club más irracional y asqueroso y con la afición más asquerosa con mucha diferencia". Esas palabras, lejos de ofendernos, nos deben llenar de orgullo. Porque evidencian el daño que les hemos hecho a lo largo de la historia. Pero de cara a este partido dejemos al margen ese antimadridismo latente. Y también lo sucedido esta semana. Yo del Madrid no me fío. Solo cruzo los dedos para que aparezca otro Tendillo en Mestalla, como sucedió en 1983, y que marque un gol que certifique la salvación.

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