VALÈNCIA. El Valencia juega dos Ligas. Una de obligado cumplimiento y otra para disfrutar. La primera la disputa contra sus dos próximos rivales en Mestalla, Granada y Celta, equipos a los que tiene que ganar si o si porque compiten por un mismo objetivo. Hay que ponerse el mono de “fajina”, que decía Héctor Cúper. En contraposición a estos partidos, como local, el Valencia afronta dos salidas de esas en las que, todo lo que pueda sacar, será celebrado como un éxito. Athletic y Real Madrid tienen otro puerto al que dirigirse. Ambos partidos son para disfrutarlos. Son dos encuentros para el atrevimiento, la rebeldía y la reivindicación.
En las dos próximas salidas, y recurriendo al tópico, el Valencia tiene mucho que ganar pero nada que perder. Porque, tal y como están ambos clubes en la actualidad, incluso dos derrotas estarían dentro de lo previsible. ¿Qué es lo peor que te puede pasar en San Mamés o el Bernabéu? ¿Salir goleado? No lo creo. Este año no he visto al Valencia descomponerse ante ningún rival. Lo más cerca que se estuvo de ese abismo fue ante el Betis. Pero insisto en que el equipo de Baraja nunca me ha dado la sensación de ser un pelele a merced de su rival.
Lo peor que puede pasar ante el Athletic o el Madrid es que se lesione alguno de los titulares. Así de claro. Por lo que hemos visto esta temporada, las semanas de tres partidos escuecen mucho, así como también la carga de minutos de juego. Cuando toca sentar a alguien fijo en el once, o a partir del último tramo de cada partido, el equipo se resiente en exceso. La plantilla es muy corta y limitada en algunos puestos clave. Como digo, Bilbao y Madrid son dos salidas para jugar sin presión. Para disfrutar. Incluso para hacer rotaciones pensando en el Granada y el Celta. Lo mismo que en la Copa contra el Logroñés. A mi modo de ver, son partidos en los que los refuerzos de este año, a excepción de Pepelu, demuestren el porque de su fichaje.
Afirmar que priorizo los partidos de Mestalla ante Granada y Celta no es un pensamiento conformista. Para nada. Es ser tan realista como sensato. Es una cuestión de coherencia deportiva. O, quizás, también una manera de seguir la hoja de ruta marcada por Peter Lim. Layhoon lo dejó muy claro: el objetivo de esta temporada es no descender. ¿Lo comparto?. Para nada. Yo no celebro esta mediocridad. Pero después de las últimas experiencias y del susto del año pasado, entiendo que se aplauda un octavo puesto que años ha hubiera sido un rotundo fracaso.