VALÈNCIA. Bardhi es mucho más que aquel jugador que en sus primeros pasos en Orriols competía con Leo Messi por ser el mejor lanzador de faltas de LaLiga. Es mucho más que un francotirador que ha anotado 8 de sus 14 goles como granota desde la larga distancia. Por calidad, talento y las distintas variantes que le ofrece a Paco López en la zona más imaginativa, el macedonio se ha convertido en unos de los indiscutibles desde que reapareciera en el Sánchez Pizjuán tras una lesión muscular en los isquiotibiales y un inicio de curso sin excesivas florituras. Como le sucedió al equipo después de verle las orejas al lobo al caer en casa ante un Espanyol que no ha vuelto a ganar en la competición doméstica, la victoria en San Sebastián supuso un punto de inflexión para el ‘10’. Un antes y un después. Hizo el primero de la estocada a la Real y desde entonces lo ha jugado prácticamente todo, salvo que fue suplente contra el Mallorca y que apenas tuvo unos diez minutos en la primera eliminatoria de Copa en Melilla. Su compromiso con el club es un extra que se vio reflejado en su desesperación al toparse por dos veces con Oblak en la búsqueda de un empate que hubiera sido merecido. Lo hizo todo bien, pero el guardameta del Atlético aún mejor. Bardhi ejemplificó en el Wanda la resistencia de un Levante que jamás tiró la toalla, que lo dio todo hasta el final, que se mantuvo vivo y que se marchó a Valencia de vacío por un mal endémico y dos intervenciones magistrales del mejor portero del planeta.
El macedonio crece a pasos agigantados. Su talento es incuestionable y con Paco ha añadido más factores a un conjunto que cautiva: sacrificio, compromiso, casta, entrega y un despliegue físico que ahora le hace acabar los encuentros en plenitud. A un minuto del 90, suyo fue el tanto de la última victoria granota fuera de casa en Granada. También sobre la bocina rozó la gloria en el feudo colchonero. La primera acción fue de dibujos animados. Bardhi empezó a zafarse de los rojiblancos que le salían al paso como Oliver Atom en la serie Campeones. El Atleti, en concreto Felipe, Giménez, Thomas, Vitolo y un Trippier que se unió a una llamativa imagen, emuló al Mambo de Julian Ross, cuya táctica consistía en centrar la defensa en la estrella del equipo rival. Un marcaje al estilo del que sufrió Iniesta en la Eurocopa de 2012 contra Italia y Croacia. Enis encontró huecos de la nada y aún tuvo energía para enganchar un toque sutil que Oblak repelió con un vuelo que seguro formará parte del Top Ten de paradas milagrosas de la temporada 2019/2020. Su genialidad se colaba junto al palo. Desesperante, pero aún quedaba otra mano imposible. Bardhi cayó al suelo por la frustración porque volvió a ver el esférico dentro como los muchísimos que estaban en el Metropolitano y los que seguimos el encuentro desde Valencia y nos pusimos en la piel de nuestro ‘10’.
Con siete bajas (Miramón, Vezo, Duarte, Melero, Sergio León, Róber Pier e Iván López) y varios jugadores tocados por enfermedad (Paco habló de Borja Mayoral y Radoja), el Levante se quedó a las puertas de pulir unos números horrendos tanto en el Wanda como antes en el Calderón: ahora son 13 derrotas y un empate en 14 visitas ligueras. La capacidad de creer hasta el final y no darse por vencido es de alabar, pero creo que es necesario no sacar pecho por una derrota y sí apelar a la crítica constructiva porque el encuentro dejó varias realidades. Es tan cierto que Oblak sacó dos manos espectaculares, y eso es lo que al final se refleja en los titulares de las crónicas, como que, hasta la inspiración de Bardhi, al Levante le costó generar peligro en la segunda parte ante la portería rival. Hubo más posesión (40 contra 60), pero el Atlético, numéricamente hablando, le superó tanto en remates totales (17 contra 6) como en los que fueron a portería (8 contra 3) y Aitor hizo incluso más paradas (2 contra 6). Además, como estructura defensiva, el equipo volvió a mostrar deficiencias y fue vacunado una vez más a balón parado. Es el que más goles ha encajado de córner de LaLiga con 8 y el del sábado, el del definitivo 2-1 después de cinco minutos frenéticos, tras permitir en cuatro-cinco toques un saque de esquina en la jugada posterior al provisional empate de Roger.
Ante el Atlético acabó una primera vuelta con Bardhi en alza y en un reclamo de cara a la realidad que se avecina ya que el Levante tendrá que vender y mucho para cuadrar cuentas y acometerlas promesas pendientes. El ‘10’ tiene contrato hasta 2022, con opción a dos temporadas más. Aitor Fernández ha sido el mejor en estos 19 partidos. Roger ha acabado como el máximo goleador nacional con sus nueve tantos (en 14 remates y con tres dobletes) por delante de Gerard Moreno, Loren, Ángel y Lucas Pérez (con ocho) y otros cuatro con siete dianas: Oyarzabal, Morata, Iago Aspas y Joselu. Undécimos, 26 puntos, a 11 del descenso y a cinco del paraíso continental. Un primer tramo satisfactorio que tuvo en la derrota frente al Espanyol un momento crítico porque el Levante tocó fondo aquel 27 de octubre. La reunión posterior entre el cuerpo técnico y el vestuario puso las cosas en su sitio, se dijeron las verdades a la carita y la reacción fue inmediata con la victoria en Anoeta (1-2) y el triunfo posterior en casa frente al Barça (3-1).
Paco López ha construido un equipo con un ADN reconocible, que lucha hasta el final, que acarició con los dedos puntuar en el Bernabéu, Pizjuán, San Mamés o el Wanda Metropolitano, que con sus virtudes y defectos, salvo algún momento esporádico de desconexión como la segunda parte en Getafe, siempre da la cara. Un Levante que transita en una montaña rusa de emociones: entre el desenfreno y la desesperación; en esa dualidad entre valentía o suicidio que genera tantos debates externos alrededor de la figura del míster. El gran reto de 2020 es encontrar el equilibrio. Hay argumentos ofensivos estelares, con jugadores como Campaña, Roger y el propio Bardhi que han concluido la primera vuelta enchufados, pero también es evidente la fragilidad defensiva en esas acciones a balón parado, sobre todo en los saques de esquinas que tanto dolor de cabeza están provocando.
Este mes de enero es crucial para marcar los sueños. La Copa del Rey gana protagonismo, pero también dos encuentros ligueros para perfilar si se puede creer en algo más que en amarrar cuanto antes la salvación. No hablo de exigir, pero sí reclamo que el vestuario no caiga en la relajación y pueda dejarse llevar por el ‘colchón’ de puntos que ahora tiene con el descenso. No olvido que el Levante arrancó 2019 en una cómoda décima posición y acabó pidiendo la hora en Montilivi. El domingo tocará medirse al Jaén (día 12, 16 horas), el único de inferior categoría que eliminó en primera ronda a un conjunto de la máxima categoría. El sábado siguiente (día 18, a las 13 horas)habrá que vérselas en el Ciutat contra esa escuadra que sucumbió en la competición del KO en su estreno en tierras andaluzas; un Alavés que también cayó en su última visita justo en el día del cambio de dibujo de Paco (3-5-2) y con el primer gol como profesional de un Toño que parece haberle comido la tostada a Clerc. El viaje a Pamplona (viernes 24, 21 horas) cerrará enero y será el preludio del partidazo en el Camp Nou en un febrero en el que habrá que visitara demás al Villarreal y recibir en el Ciutat al Leganés y al Real Madrid.