/ OPINIÓN

Desafección o victoria

13/01/2022 - 

VALÈNCIA. Si hay un virus jodido en el mundo del deporte es sin lugar a dudas la desafección. Una mala racha deportiva la tiene cualquiera, aquí en Valencia es más habitual de lo que pensamos, pero hasta ahora, la gente no había dejado de cumplir con la liturgia dominical (ahora ya puede ser un miércoles o un lunes, cosas de La Liga), de cumplir con su club, con sus jugadores porque entendían que se hacía todo lo posible para que las cosas fuesen bien, pero la competición era la que no hacía justicia al trabajo de los suyos. El equipo luchaba y el club la hacía con ellos, con decisiones lógicas, paciencia y un proyecto firme y a largo plazo.

Sin embargo la deriva a la que se está abandonado el Levante, sin proyecto, con decisiones injustificables (renovar a la dirección deportiva, echar a Paco López o traer en su lugar a Pereira, por ejemplo), han logrado lo que parecía imposible: que la gente tenga cada vez menos ganas de estar con su equipo.

No vale usar como excusa la pandemia para absolutamente nada. Sólo hay que mirar otros clubs que, en tu misma situación, tienen a la gente en la grada, pueden reforzar el equipo y toman decisiones lógicas acordes a su realidad.

El Levante tiene pese a ello una ventaja: su afición es tremendamente agradecida a las pequeñas cosas, a ganar cualquier batalla por menor que parezca, y así lo demostró ante el Mallorca el fin de semana pasado, juntos, afición y equipo, pueden lograr el objetivo por complicado que parezca.

“Vivimos por encima de nuestras posibilidades”. Cuántas veces hemos leído y escuchado esto en los últimos años y que poco parece haber calado donde si tenía que hacerlo. Caer en la autocomplacencia y rodearse de quién sólo te ríe las gracias y te da una palmadita en la espalda hagas las cosas bien o mal, puede llevar al abismo a cualquier empresa o entidad, créanme que sé de lo que hablo, y soy consciente de lo que puede llegar a costar enderezar el rumbo.

Eso mismo es lo que le ha pasado a Quico Catalán. Nadie o casi nadie se atreve a llevarle la contraria al presidente. Controla el Consejo y la Fundación (los mismos órganos que deben decidir su continuidad a final de temporada), y hasta que no se ha visto a los pies de los caballos por primera vez desde que llegó al Levante UD hace ahora 12 años, no ha sabido o no podido reaccionar.

Tarde y mal, sí, pero ha reaccionado. El principal activo que tiene el club es su Presidente, eso es innegable, y el que no quiera verlo así tiene un problema. Bajo su tutela el Levante ha vivido la mejor época de su historia, pero bajar el listón en la exigencia tiene ahora su efecto en la situación deportiva del equipo y en unas gradas que han perdido gran parte de sus aficionados.

Sin dirección deportiva, todo el peso para encauzar de nuevo al Levante UD recae ahora sobre sus hombros, no sería justo que recayese sobre nadie más. Ni Alessio ni quienes ahora trabajan en una especie de dirección deportiva de emergencia, son responsables de como se encuentra el club ni tienen el poder de decisión para elegir con firmeza uno u otro camino.

Es por ello que el Levante necesita a Quico. Se ha equivocado, lo sabe y pidió disculpas por ello (yo las entendí así y las agradecí), ahora bien, sus decisiones van a marcar el devenir de la temporada. Si sus decisiones son acertadas, la victoria llegará, pero si vuelve a errar el tiro, ganará la desafección, y eso es mucho más complicado de remontar que un partido de fútbol.

Noticias relacionadas