VALÈNCIA. Mucho se habla estos días de fichajes. Es una cuestión de agenda. Llega la Navidad y es tiempo de pensar en hacerse un regalo de Reyes. Se abre el mercado y comienzan a salir nombres de posibles refuerzos para todos los equipos. El Valencia no es una excepción. Es más, diría incluso que los fichajes de invierno se antojan necesarios en Mes-talla. Más que en el partido de Liga ante el Barça, donde se logró un meritorio empate, esto que decimos se puso de manifiesto en el encuentro de la Copa contra el Terrassa. Pese a la remontada copera, la unidad B del Valencia no estuvo a la altura. Hubo un problema de actitud, es cierto, pero también otro de calidad. Porque los suplentes dan para que lo que dan. Hasta el punto de que los titulares, saliendo desde el banquillo, fueron los que arreglaron el estropicio.
De la falta de calidad en la plantilla del Valencia es algo de lo que ya hemos venido hablando en anteriores artículos. Javi Gracia cuenta con un grupo de 12-13 futbolistas aprovechables como se vio en Barcelona. Pero a partir de ahí surgen los problemas. Hay un evidente bajón cualitativo. De este grupo tiran del carro los Jaume, Gayà, Paulista, Soler, Maxi e incluso un Guedes que se ha agigantado en los últimos encuentros. Todos ellos disfrutan del nivel mínimo exigible. Pero luego llega el verdadero drama. A los Jason, Sobrino o Mangala no hay por donde cogerlos. Tenerlos en la plantilla es un grave error. Rugani, Ferro o Leite serían bienvenidos para suplir esas carencias.
También es un error cargar con un exceso de responsabilidad a los más jóvenes. Esa Youth Policy de la que habla Murthy es una milonga. La política de cantera se basa en la formación e ir quemando las etapas hasta poder dar el salto definitivo al primer equipo. Pero Meriton la entiende como si los chavales fueran carne de cañón. A Esquerdo, por ejemplo, le hicieron saltar a la arena para enfrentarse a los leones en la primera jornada de Liga sin estar preparado. Y todavía no ha levantado cabeza. Como tampoco están maduros Koba, Jesús Vázquez o Guillem Molina para ser titulares en el primer equipo.
El Valencia necesita fichajes de invierno. Urge un central y un mediocentro. Tanto Javi Gracia como Corona son partidarios de reforzar la plantilla. Cuentan que incluso el presidente Murthy no le haría ascos a la llegada de algún futbolista. Pero la decisión final de los fichajes depende de Peter Lim. En la actualidad, para fichar ya no hace falta dinero. Solo voluntad. El fútbol ha cambiado tanto que, a día de hoy, se puede vivir de los descartes de las grandes corporaciones europeas. El Chelsea, por ejemplo, tiene más de 70 jugadores repartidos por el mundo. Hay un exceso de jugadores tremendo. Tantos, que con pagar la ficha haces un favor a las tres partes: al futbolista que no juega, a un equipo que lo espera con expectativas, y a un club que le da una solución a uno de sus problemas.
Ir a préstamo es algo que ya hacen todos los equipos. Excepto los dos grandes, Madrid y Barça, el resto de clubes se nutre de futbolistas sin pagar una cantidad importante de dinero. Y muchas veces, la cosa funciona. En el Eibar, por ejemplo, la sensación es Bryan Gil, un jugador cedido por el Sevilla. Un caso que me recuerda a cuando el Valencia le cedió a Silva al equipo vasco para que completara su proceso natural de formación. ¿Por qué el Valencia no puede rascar algo bueno de la aristocracia europea?. Ahí tiene mercado. Ahora bien. Lo importante no es lograr algo gratis porque no cueste un euro, sino acertar en el futbolista adecuado. Y para eso debes tener un director deportivo de empaque. El Valencia no lo tiene. Pero ese ya es otro debate.