LOS COLABORADORES OPINAN

"Desconfianza, nervios, objetivos lejanos y equipo a la deriva"

Vicent Molins, Vicente Bau, José María Peris y Desmemoriats muestran su visión del partido del Valencia CF ante el RC Deportivo

25/01/2016 - 

VALENCIA. El Valencia CF empató a uno en su visita a Riazor en el último suspiro gracias a un gol de Negredo en el que el equipo volvió a mostrar los mismos problemas que lleva arrastrando toda la temporada.

La visión de los colaboradores de Plaza Deportiva sobre el RC Deportivo 1-1 Valencia CF:

VICENT MOLINS

Alegría. El Valencia de Neville sigue mejorando y acumula diez partidos seguidos sin ganar en Liga. Porque claro, con cuatro semanas qué queréis... El partido en A Coruña (qué tiempos cuando eran duelos virulentos y no esta cosa sosa) si algo demostró es que el equipo es un desbarajuste completo cuyo entrenador, a veces por omisión y otras por acción, no aporta más que algunas dosis de desconcierto. Qué lentitud reaccionando cuando estaba claro que ese pegote de medio centros no funcionaba... Claro que cuatro semanas no dan para cambiar nada. Pensábamos que tampoco daban para empeorar todavía más un equipo derrotado, y ya ves tú que sí. Neville quizá no es el culpable, sino una nueva víctima del fuego amigo. Lo peor: no dan ninguna señal, cero síntomas, de poder cambiar esto.

VICENTE BAU

PARA DISIMULAR

Empatito para disimular. Un Valencia muy espeso sigue dando una mala imagen allá por donde juega. El Deportivo es un equipo meritorio, no un primera fila, y ayer daba la impresión de que era el amo del partido desde el minuto uno al noventa. Gary Neville tiene un problema grave. El equipo no funciona ni está bien colocado sobre el terreno de juego. Si a eso le unimos una debilidad defensiva impropia para un equipo de Primera División daremos con la clave de donde está la razón del mal fútbol que impera en el Valencia. El empate de ayer solo puede servir para un par de cosas. Sirve para sumar un puntito del todo inmerecido y sirve -lo más importante- para cargar un poco las pilas de cara al partido de Copa ante la UD Las Palmas. Y poco más. Desconfianza, nervios, objetivos lejanos y equipo a la deriva. El Valencia comienza a dar miedo... pero a dar miedo a sus propios defensores. El punto sacado ayer, al final, puede resultar hasta excesivo.

DESMEMORIATS
No se entiende cómo tenemos al Valencia como lo tenemos. Qué podía salir mal con un dueño jugando al PC Fútbol contigo. Con un equipo lleno de chavales llamados a sujetar un equipo Champions, que se los está comiendo la presión. Tras 200M en fichajes que no están aportando nada. Con un comentarista por entrenador en mitad de una crisis, incapaz de hacerles llegar el mensaje a sus jugadores. Y un entorno empecinado desde el verano en campañas buscando revanchas. Con estás premisas es inexplicable no ver al Valencia liderando la tabla. Pues hoy, más de lo mismo. Un equipo desecho, incapaz de proponer que se desmonta al mínimo golpe y que puede dar gracias de que en Riazor apareciera un linier miope, que es el único motivo por el que el partido no acabó 3-1. Mala pinta, 10 jornadas sin ganar no es el peor de los motivos para el pesimismo. Es observar que mentalmente, este equipo, está out. Incapaz de ganarle a nadie.

JOSÉ MARÍA PERIS
Tampoco esperaba un cambio radical del partido del jueves al de ayer. Pero si que esperaba, les confieso que cada vez menos, un poco a poco de las cosas que se trabajan en Paterna. Más que nada porque ya toca ver algo de la nueva mano técnica. Tacita a tacita confiaba en cambiar el sabor de este café amargo en el que se está convirtiendo la temporada actual. Cosa que no se podrá hacer, me temo, en estos partidos de fin de semana. Y quiera Dios, o cualquiera en quien crean ustedes, que sigamos jugando partidos entre semana hasta el final del curso, porque si no la cosa se nos va a poner malita malita.

El resumen del partido, independientemente del gol de Negredo, está en una imagen. En un saque de esquina, Abdennour, bigardo donde los haya, en una estúpida decisión y reflejo del estado natural de la plantilla, saca en corto para buscar un vete-tú-a-saber-qué-sorpresa. Con esto se demuestra que los jugadores corren como pollos sin cabeza, sin sentido, orden ni instrucción. Y eso es lo preocupante, que nadie coge las riendas de ese caballo que galopa cuando se desboca que es esta plantilla. Plantilla, por otra parte, que continúa viviendo instalada en los parapetos. Si primero era el entrenador, ahora es la juventud o los silbidos de la grada. Pero no, esto es el Valencia, la camiseta no se regala y la juventud no es excusa. Es más, debería ser completamente lo contrario. Con Mina comiéndose a la vieja de Navarro y no al revés, por ejemplo.

Los nubarrones despejaran, algo, en horario insular. Pero cojan paraguas por si acaso.