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Somos el puto Valencia CF

22/09/2021 - 

VALÈNCIA. Me vais a permitir que titule el artículo con esta expresión que, desde luego, lamentarán mis familiares, algunos amigos y profesores de Universidad. Pero es que este fin de semana me he dado cuenta definitivamente que hemos vuelto, que han vuelto, que nos la han vuelto a liar. Nos están empezando a odiar, detestar y disgustar. Empezamos a irritar, molestar y hartar. De nuevo, el equipo ha vuelto a competir más allá del resultado. Somos el puto Valencia CF.

Se ha escrito y dicho mucho sobre “el puto Valencia CF” desde el inicio de temporada. Algo estará haciendo bien Bordalás para que nos recuerden ese término a cada instante. Lo que nosotros llamamos “Bronco y Copero” el resto de rivales lo califican de esa manera desde hace ya muchos años. Bien porque les ganamos o porque les ponemos contra las cuerdas, la realidad es que muchos eran los mensajes tanto en redes como desde medios de fuera de Valencia que tras el partido que se referían a ello.

Mirad, el Valencia CF cayó con dignidad, con honor y con orgullo. Con lesionados, contra un Real Madrid que venía con casi todo lo que tenía y con polémica –como era de esperar- incluida.  Si tenemos que caer, que sea de esa manera: con soldados heridos en combate y siempre peleando hasta el final a pesar de las adversidades.

Y es que este Valencia CF tiene cosas distintas. Sufre, siente y padece. Tiene bemoles y los saca a relucir. Defiende la camiseta y abandera el Sentiment dentro del terreno de juego- que también representaron in situ los casi 30.000 aficionados que estuvieron en Mestalla y otros miles que no pudieron acudir –especial mención al bonito gesto del club con Arias4Ever-. No se arrugó a la hora de afrontar el partido, tutear al Real Madrid, ni tampoco a la hora de buscar recambio para los dos lesionados. Si acaso, tras las malas decisiones arbitrales y el cansancio, fue cuando cometió esos errores o infortunios que acabaron por darle la victoria al conjunto rival.

Es innegable que Casemiro debió ser expulsado, algo que pudo cambiar el transcurso radical del partido, además del polémico gol de Benzema y alguna otra jugada más que debatible del partido donde los merengues no vieron amonestación alguna. Pero todo ese circo montado para que el Real Madrid se ponga líder, para que los comentarios sean siempre ventajistas en contra del Valencia CF o se masacre la figura del técnico solo me hace recordar que somos el puto Valencia y hemos vuelto –y si no que se lo digan a todos aquellos a los que se les cayó el wifi hasta que acabó el partido-. No quiero hacer más hincapié en algo que no tiene ni tendrá solución: que te manguen en las grandes citas.

Por ello, creo que abrir polémicas discusiones sobre si Bordalás se equivocó en los cambios, Giorgi falló en el segundo gol y debe ser sustituido, o cosas que poco o nada tienen que ver con ayudar al equipo está ahora mismo de más. Entiendo el debate, pero no el señalamiento ni la polémica. Ya habrá tiempo con el parón liguero de analizar todas estas cosas con calma -y muchas otras de ámbito no deportivo-, porque ahora mismo hay que focalizar en Sevilla y posteriormente en el Athletic Club de Bilbao. Una semana que marcará el devenir del equipo este año y, probablemente, la aspiración real que pueda tener o asumir.

Y no es una batalla fácil, ya que tenemos guerreros caídos en combate que serán sustituidos por otros que, sean más o menos importantes, van a dar la cara por la afición y por el escudo.

A muerte con ellos y no contra ellos. Bordalás ha estado alentándoles estos días de una manera clara: no hay tiempo para lamentos, hay que levantarse. El técnico alicantino ya lanzó el mensaje tras el partido contra Osasuna de “huir de la euforia” y ahora hace lo propio en sentido contrario. Bordalás quiere que el equipo se levante, no tenga miedo, ni tampoco un optimismo desmedido. Calma y trabajo, dos máximas inapelables en el día a día de este entrenador.

Y es que esta noche en el Sánchez Pizjuán, una plaza más que complicada, el conjunto valencianista tiene una oportunidad de oro para dar un golpe encima de la mesa y decir bien alto: “hemos vuelto”.

Porque si algo ha cambiado este año es que de nuevo nos temen, nos odian y nos respetan. Y aunque les duela a muchos sí, señoras y señores, somos el puto Valencia CF.

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