/ OPINIÓN

Querer y no poder

11/05/2022 - 

VALÈNCIA. Dicen que hace más el que quiere que el que puede. Pues en el Valencia CF esa teoría no se cumple, porque es un querer y no poder continuo. El equipo le pone ganas y lo intenta pero no le sale. No le sale absolutamente nada. Es la dinámica de una plantilla que lo intenta pero no le llega. Es duro decirlo pero la realidad es esa. Se hace insufrible ver transitar al equipo de un partido a otro con poco acierto de cara a puerta y con una fragilidad defensiva que duele a la vista.

El equipo salió voluntarioso y con iniciativa, algo que no pensábamos que ocurriría viendo el último enfrentamiento entre ambos contendientes. Y hasta ahí. Esta plantilla no da para más y las malas decisiones en zona de finalización fueron una constante durante todo el partido. Llegar a tres cuartos de cancha y optar por la peor opción es una dinámica a la que el Valencia CF ya se ha abonado esta temporada. Un Betis más adormecido que en los últimos enfrentamientos contuvo a un Valencia CF con más corazón que calidad.

El equipo adolece de una clara falta de gol. Si bien es cierto que durante la primera parte de la temporada, los goles repartidos entre los jugadores de tres cuartos de campo sostuvieron al equipo, ahora todo se ha diluido. Buena prueba de ello son las estadísticas del partido, donde el Valencia CF fue capaz de hacer 19 tiros donde tan solo 5 fueron a puerta y ninguno entró. Sin embargo, por parte del Betis, de un total de 9 disparos, 5 fueron a puerta y 3 acabaron entrando. Lo que se resumen en una precisión de tiro del 26%. Ese es el perfecto resumen de una temporada desastrosa en liga, donde la falta de calidad, precisión y acierto ha sido una dinámica peligrosa durante toda la temporada.

Pero atrás las cosas no pintan mejor. Únicamente salvaguardados por un magnífico portero como es Mamardashvili, el equipo lo ha probado todo y aun así le hacen goles de absoluta pachanga: faltas de concentración, pérdidas de balón absurdas y errores de marcaje continuos. Bordalás no da con la tecla y eso hace que el equipo se vea impotente. Si bien es cierto que coincido con él en que el resultado fue más excesivo de lo esperado viendo cómo fluía el partido, también es verdad que el feeling es que el equipo se dejó llevar en el último suspiro.

La sensación que queda es que la Liga acabó una vez el Valencia CF se clasificó para la final de Copa del Rey; y la temporada en su conjunto en el momento que el equipo sucumbió con los penaltis en la final de Copa. Ni el derbi, ni ganarle a Marcelino en San Mamés ni la revancha contra el equipo verdiblanco, nada ha servido para conseguir una victoria que no llega desde hace ya siete jornadas, casi a finales de marzo. Eso por no hablar de que sólo ha conseguido 5 victorias en Mestalla de 18 partidos disputados como local.

El incierto futuro no ofrece muchas esperanzas viendo el caldo de cultivo de otros años y lo que se barrunta para éste que acabamos. Ni la final de Copa ni las reuniones entre las partes han limado asperezas que, cuando las cosas se ponen feas, salen a relucir. Buena prueba de ello es la rueda de prensa de Bordalás tras el partido que dejó más detalles de los que parece con la contratación de Hugo Duro y la no consulta del club al técnico con eso.

Está claro que el club está en su derecho –y obligación viendo los números- de ficharlo, pero no costaba nada hablar con el técnico para pedirle opinión y hacerle partícipe de la operación. También hay que decir que no cabe la menor duda de que Hugo Duro se ha ganado por derecho propio ser comprado por el Valencia CF.

Sea como fuere no me gusta nada esa falta de comunicación, de interacción y las sensaciones que con ello trae. El club dirigido por Meriton confeccionó una plantilla descompensada a la que se le están viendo las costuras. Y es que para querer y poder, primero hay que saber. Y en el club falta alguien que sepa llevar todo esto como toca.

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