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Actitud, autoridad y respeto

17/02/2021 - 

VALÈNCIA. Actitud, autoridad y respeto son tres de las cualidades más importantes a la hora de afrontar cualquier situación adversa. En una problemática deportiva y social como la que está viviendo el Valencia CF es vital que estas tres características estén presentes y, por desgracia, actualmente podemos asegurar que no existen.

Está claro que la culpa y los máximos responsables de todo son los directivos del club –Meriton Holdings- por hacer una plantilla descompensada con un entrenador mustio y generar conflictos sociales con cosas relativamente normales; pero una vez superado ese escalón, hay que empezar a mirar al técnico y a la plantilla. En ellos no hay apenas actitud, autoridad ni respeto.

Le pedíamos la semana pasada ambición a Javi Gracia y nos encontramos conformismo y decepción. Con una clara falta de actitud, el equipo fue incapaz de pelearle un balón a un Real Madrid que jugó a placer y que disfrutó de un partido que fue un trámite. No entiendo cómo Javi Gracia, a quien no le salió bien el planteamiento inicial al rechazar jugar con tres por dentro para contrarrestar la férrea medular merengue, no trató de variar el equipo viendo la debacle que se avecinaba. ¿Por qué? Porque es un entrenador que está a desgana, sin motivación alguna y con ganas de que acabe la temporada para que alguien lo deje marchar. Por desgracia, una decepción viendo lo que prometía en verano. Esperaba más amor propio y espíritu combativo. Lo de los fichajes es comprensible, pero no puede ser una excusa permanente.

Porque os digo algo ¿cuántas veces hemos empezado ilusionados en un trabajo y a las primeras de cambio nos hemos llevado un desengaño? Muchas veces. Y ahí hay dos opciones: rendirse o pelear. Este entrenador se rindió desde el momento en que la plantilla le pidió que se quedara y él desoyó a los capitanes para decidir poner su cargo a disposición del club. La plantilla perdona pero no olvida.

Me duele, porque yo confiaba en él y creo que es un buen entrenador, pero con poco espíritu combativo más allá del que mostró en pretemporada. Es inconcebible que esta semana tuvieran libre y que tuviéramos que validar el partido del Madrid. Pero el problema es más profundo porque ¿quién baja al vestuario a cantarles las cuarenta a todos? Yo os lo digo: Nadie. No hay tampoco autoridad.

Recuerdo una historia tras la destitución Djukic. Rufete –y que me perdone por contarlo- bajó al vestuario del equipo con una especie de bolsa con recortes de prensa y papeles en los que salían comentarios con resultados del mal rendimiento de los futbolistas. Rufete, que era Director Deportivo junto con Ayala y Salvans en aquella época, les dijo: “Ya os habéis cargado al míster ¿ahora qué cojones queréis que haga? ¿Os tiro a todos a la calle y traigo un equipo nuevo? ¿O salimos a salvar esto?”  Y los jugadores respondieron. Vaya si lo hicieron. Sobre todo cuando trajo refuerzos como Keita, Vargas o Senderos. Pero, los que estaban, salieron a salvar la mala temporada. Que luego se quedó en nada desgraciadamente por aquel fatídico gol de M'Bia, pero con varios refuerzos y un entrenador comprometido como Pizzi el equipo fue otro.

Ahora no existe esa figura de poli malo y es una autogestión de liderazgo en toda regla. Los futbolistas no tienen una referencia de autoridad y son ellos mismos los que se controlan entre sí. El presidente está en Singapur sí, pero cuando está aquí tampoco tiene incidencia en el vestuario; y Javi Gracia no es la figura que creíamos que sería. Pese a ello, hay jugadores comprometidos con la situación. A priori, viendo lo del domingo, parece una broma pero no lo es. Los Gayà, Paulista, Carlos… son futbolistas que están intentado tirar del carro independientemente del resultado. Pero igual que hay jugadores que se parten la cara, dolidos en el alma y que se van fastidiados a casa, los hay que les da igual absolutamente todo. Guedes entrenando es un ejemplo. Un portugués que no tiene feeling con el entrenador y que ya tuvo un toque de atención por parte de algunos compañeros. No es el único.

Y luego está el respeto, lo más importante a mi parecer. A unos colores, a un centenario club y a toda una afición. El respeto es la base de todo y el fin de semana ni el entrenador ni tampoco los jugadores respetaron a la gente con el partido que hicieron. Respetar es sentirse agradecido de formar parte de este club por el que todos daríamos la vida y que parece que tanto al entrenador como a algunos jugadores haya que recordarles lo afortunados que son por pertenecer a él.

Pero claro, si los que mandan en el club no tienen tampoco actitud, autoridad y respeto.. ¿cómo demonios se la van a exigir a la plantilla?

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