VALÈNCIA. “Al oeste en Filadelfia, crecía y vivía sin hacer mucho caso a la policía….”
Va, los boomers lectores del artículo no me podéis negar que la estabais cantando mientras leíais el titular. A mí me pasó lo mismo cuando vi que un príncipe podía llegar al Valencia CF para hacerse cargo del club. Algo impensable hace unos años, pero que ahora cobra fuerza. Pues hoy os traigo una sorpresa: la vamos a cantar juntos.
La irrupción de Tunku Ismail ibni Sultan Ibrahim, es decir, del Principe de Johor es un cambio de rumbo en la gestión del Valencia CF. Peter Lim, quien seguirá siendo máximo accionista, le dejará muy probablemente parte del club a un miembro de la realeza malaya –que no marbellí-, algo que no deja de sorprendernos teniendo en cuenta el descalabro de gestión. Sigamos
“Jugaba al basket sin cansarme demasiado, porque por las noches me sacaba el graduado. Cierto día jugando al basket con amigos. Unos tipos del barrio me metieron en un lío….”
Lo del basket no nos suena mucho, pero si lo cambiamos por fútbol igual ya empezamos a ver lo que está siendo la temporada en lo deportivo para el Valencia CF. Poca actitud en algunos partidos, resultados mínimos para sacar el aprobado justito y un equipo de amigos incapaz de sacar la rabia que llevamos todos dentro. Pero claro, es que hasta el Elche, Huesca o Getafe son capaces de meterte en un lío. A este Valencia CF no le sale pelear con los tipos del barrio.
“Y mi madre me decía una y otra vez: ¡Con tu tío y con tu tía irás a Bel Air!”
¡Qué sabia la madre de Will! Porque, al igual que ocurría en El Principe de Bel Air, cuando no puedes atender como toca algo tuyo, lo mejor es intentar dejarlo en manos de alguien que sí que pueda hacerlo. En el caso de la Will fue su tía Vivian y el tío Phil quienes se hicieron cargo de su educación en el lujoso barrio de Bel Air. Lo cuidaron lo mejor que pudieron dentro de lo difícil que era ajustar su vida a esa clase social. En el caso de Lim no se aleja mucho de la serie televisiva. No se hace cargo como toca, no puede –o directamente no quiere- y ha tirado mano de un amigo –casi familia- para que lleve las riendas y se ocupe de la gestión de su club. Es algo que ya hizo en su momento con Gary Neville desde el banquillo, y con gente de su confianza en Meriton desde los despachos (Layhoon, Joey Lim, Kim Koh…) pero ahora, la cosa da un paso más –y esperemos que con mejor resultado- ya que hay una posible inyección de capital al –presumiblemente- convertirse en socio del Sr. Lim en el Valencia CF. Socio capitalista con un paquete de acciones inferior al de Peter. Tela.
Y no es tan extraño si lo equiparamos a nuestra vida. A pequeña escala, salvo el coche, la novia y la Play –no necesariamente por este orden-, el resto siempre lo compartiríamos con un colega si no podemos atenderlo como toca. El perro, la casa, el Netflix… lo que sea siempre lo compartiríamos con alguien con quien tenemos confianza, porque creeríamos que está en buenas manos y, además, nos sentiríamos bien al hacerlo. Pero jamás con un enemigo. No veía posible hace tiempo que Lim vendiera o cediera la gestión a alguien que le hubiera faltado el respeto después de lo que hemos vivido dentro del club en estos últimos 6 años. Lo va a hacer con un amigo. No sé si es bueno o malo, pero creo que vosotros el perro, la casa o incluso el pase del Valencia CF se lo cederíais antes a un amigo que a un enemigo. Sigamos.
“Llamé a un taxi, cuando se acercó, Su molona matrícula me fascinó. Quería conocer a la clase de parientes que me espera en Bel Air con aire sonriente”
A ver, no es que tengamos aire sonriente en Valencia, la verdad. Al menos ahora que no tenemos fallas ni podemos ir a disfrutar al fútbol, pero lo que se va a encontrar el príncipe cuando llegue va a ser una afición con ganas de cambio, de hechos y no de tantas palabras. Que rapear en Instagram está muy bien, así como los vídeos de twitter, pero “los parientes” que se va a encontrar aquí no van a ser los que se espera si no trae trabajo, resultados y éxitos. Porque estamos cansados de que nos engañen y de que nos tomen el pelo. Y de taxi nada, seguro que viene en su avión de oro, pero mientras no nos toque pagarlo… poco nos importa. Sigamos.
“A las siete llegué a aquella casa, y salí de aquel taxi que olía a cuadra, estaba en Bel Air y la cosa cambiaba. Mi trono me esperaba, el príncipe llegaba, ja”
A cuadra no sé, pero mal huele este año un rato. En lo deportivo y en lo social sobre todo. Tampoco sé si será a las 6, a las 7 o a las 8, pero su hombre de confianza, su amigo, su Jazz, llegará pronto. Mientras tanto, aquí, dirigiendo el club el Sr Lim ya tiene a Geoffrey y a Carlton Banks al mando en oficinas. Quienes ayer tuvieron las santas castañas de presentarse en una reunión con Ximo Puig sin ningún documento y solo con buenas intenciones a futuro. Lamentable. No tienen credibilidad. Por eso su trono como dice la canción, Majestad, le espera en Mestalla para intentar limpiar o arreglar la gestión de un club que ha ido a menos por malas decisiones y por no implicar a gente de fútbol. Lo que no queremos es tropezar de nuevo con la misma piedra. Esa que nos ha hecho caer tantas veces como las que nos hemos levantado.
Su ilusión hace algún tiempo fue fichar a Pablo Aimar –he de reconocer que en eso mal gusto no tiene igual que tampoco con los caprichos- así que espero que inunde al club de gente de fútbol, acabe el estadio y haga lo que su socio no ha sabido, ganarse el cariño y respeto de la gente. Usted dijo en sus stories que "No soy un hombre de negocios, soy un príncipe. El dinero no me motiva. la gloria y hacer historia sí que me me motivan”. Si finalmente viene, haga lo que dice y usted aquí será eterno. Como la canción de la serie.
Somos gente simpática, somos gente que solo pide fútbol y respeto para el sentimiento; en definitiva solo queremos que nos cuiden y dejen disfrutar lo que tanto nos costó construir y otros no supieron cuidar. Somos del Valencia CF. Y queremos seguir siendo fans del Príncipe de Bel Air.