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opinión pd / OPINIÓN

Brazos caídos

20/02/2021 - 

VALÈNCIA. El choque ante el Celta que viviremos esta tarde en Mestalla debe servir, al margen  de para dar otro paso que nos aleje de la zona contaminada de la tabla, para disipar una duda existencial que, al menos a un servidor, le asalta desde el domingo pasado.  Y es que, pese a evidenciar una incontestable falta de fútbol, el equipo venía distinguiéndose desde principio de temporada por sus buenas intenciones sobre el terreno de juego: en la mayoría de partidos no alcanzaba la calidad para lograr la victoria, aparecían errores impropios de un equipo de élite e incluso algún ‘apagón general’ en determinados encuentros pero nunca se advirtió, cuanto menos por mi parte, una actitud tan indolente como la desplegada el domingo pasado en el estadio Alfredo Di Stéfano. El Valencia del domingo jugó como si no quisiera jugar al fútbol, como si les molestase calzarse las botas e ir más allá del mínimo esfuerzo y... eso es tan recriminable como alarmante porque las alarmas no solo las disparan los malos resultados sino también las malas sensaciones. Y quiero ver al equipo esta tarde con la esperanza de comprobar que el grupo sí quiere ir a por el partido y así acabar en la conclusión de que los de Valdebebas no fue una huelga de brazos caídos y sí un episodio más de lo insustancial de un equipo mal construido y no mucho mejor dirigido. Porque si la imagen de esta tarde vuelve a ser la de la rendición y la renuncia podríamos encontrarnos ante un problema mucho mayor que el consistente en una deficiente temporada como consecuencia de la merma de calidad de la plantilla implementada por los sabios que dirigen la entidad. Llevo preguntándome, y preguntando a quien corresponde, desde el domingo si podría haber ocurrido algo durante la semana pasada que provocase la desconexión que presenciamos ante el Real Madrid y las respuestas que he obtenido no me hacen sospechar en nada suficientemente grave como para apagar definitivamente el compromiso de los futbolistas. Quiero pensar que, simplemente, tuvieron una mala tarde pero... repito que es importante que queden hoy disipadas todas las dudas porque una mala tarde de todos sin exclusiones resulta bastante difícil de entender.

Cuando ya queda poco que esperar de un entrenador absolutamente desenchufado tras sentirse estafado por Murthy, poco más queda que encomendarnos al compromiso de una plantilla que compense con esfuerzo las carencias que pueda tener y dicho compromiso brilló por su ausencia en el último partido pese a que siempre hemos entendido que ante las grandes citas la motivación se genera de forma espontánea sin necesidad de ayuda externa. Soy de los que pienso que hay, por lo menos, diez o doce equipos peores que el Valencia y por ello he mantenido desde principio de temporada que el equipo podría clasificar perfectamente entre el sexto y el décimo puesto -lo cual ya supone una enorme desgracia por estar muy lejos de las aspiraciones deportivas que debería tener un club tan importante- pero si se apagan todas las luces y desaparece también el compromiso de los que se visten de corto... las cosas puede terminar complicándose mucho más.

Bienvenidas sean, por tanto, todas las conjuras que se hayan podido producir en los últimos días, fundamentalmente aquellas que nacen de la buena voluntad y la experiencia ya que la presencia de figuras como Ricardo Arias en el vestuario nunca puede restar. Las otras, las que son por videoconferencia... no sirven absolutamente para nada porque la convicción se insufla desde el respeto, no desde el cargo.

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