¿Por qué el equipo no sale con todo?, le preguntaron a Javi Gracia tras la derrota ante el Elche. “No tengo respuesta”, contestó el técnico. Así se encuentra actualmente el Valencia. Sin respuesta. El Valencia y su entrenador. Su figura se debilita partido a partido. Derrota tras derrota. Que ya son tres consecutivas. Gracia tiene el crédito de la hinchada por su denuncia pública contra Peter Lim, pero aquel suceso le ha pasado factura. A él y al equipo. Porque el vestuario es fiel reflejo del estado anímico de su técnico. Y, a día de hoy, es muy bajo. Su cara en el banquillo del Martínez Valero era un poema. Tan solo el arreón final del equipo en busca del empate pareció alentarle. Pero ni con esas. A Gracia le sigue faltando ese nervio que debe transmitir a sus jugadores. Y éstos acusan una tremenda falta de confianza por ausencia de liderazgo. De algo que es fundamental y de lo que mi amigo Cristóbal Peris entiende un rato.
Pero el problema en Elche fue más allá de lo anímico. Mucho más lejos del desafortunado suceso puntual con Murthy. Hablamos de lo futbolístico. El entrenador no ha estado acertado en sus últimas decisiones. El planteamiento del partido ante el Elche fue terrible. Como si no hubiera visto jugar al rival algo que, a día de hoy, es imposible. Por mucha pandemia que haya. El Elche engaña, es cierto. Tiene más puntos en la tabla que calidad. Es un equipo construido como esas casas modulares. Almirón lo ha armado en menos de un mes. Y quizás es más complicado analizarlo. Pero tiene lo que tiene. Es muy justo. Sigo pensando que pasará apuros para salvarse. Al tiempo. Pero con poco, le valió para hacerle daño muy rápido al Valencia. Demasiado pronto, diría yo. Y eso es, sin duda, consecuencia de cómo salió el equipo al campo. Con el desaliento como bandera. Pero también con horrores tácticos imperdonables. El plan del entrenador fue inadecuado.
Javi Gracia insiste en llevar a los chavales al matadero. Pero el momento por el que atraviesa el Valencia exige que jueguen los “profesionales”. Alinear a los futbolistas con muchos partidos a sus espaldas y que el Elche los reconozca. Nombres como Cillessen, Mangala, Cheryshev o Jason, deben tener mucho mayor protagonismo. A Yunnus, por ejemplo, se le sigue cargando de una responsabilidad excesiva para su edad. Y, por el contrario, Gracia sigue obcecado en no dar galones a Kang In pese a que el surcoreano no hace otra cosa que reclamar una titularidad merecida. Desaparecido Guedes, Kang In, máximo asistente de la Liga, es el único futbolista con capacidad de desequilibrio. Su salida al campo insufló algo de aire fresco. Se vieron brotes verdes en el juego. Presión, rapidez en la circulación del balón, y algo de criterio. En una de esas, pidió la pelota y filtró un pase que acabó en gol. ¿No se podía haber hecho esto de inicio?
Lo que más me preocupa es la falta de intervencionismo de Javi Gracia durante el partido. El técnico no puede estar petrificado en el banquillo. Si el equipo no carbura, tiene que realizar cambios, variar el dibujo, el concepto del juego… No hizo cambios en el descanso y solo se presionó arriba a un rival muy débil. Y con eso le dio para estar cerca de arañar un empate. A Gracia hay que preguntarle si se siente capacitado para revertir la situación. Si la respuesta es afirmativa, hay que exigirle algo más que lo demostrado en los tres últimos partidos. Si, por el contrario, el técnico no se ve capacitado, continúa con los brazos caídos en el banquillo o se mantiene en su idea de querer marcharse… lo mejor es poner punto final a su trayectoria como entrenador del Valencia antes de que sea demasiado tarde. O se actúa pronto, o luego llegarán los lamentos.