¿Se habrán dado cuenta en la propiedad de qué empresa o club de fútbol sería el Valencia CF sin su afición, ahora que este confinamiento y parón nos ha podido dar un simulacro de lo que sería el fútbol sin la pasión de sus aficionados? Quizá sí lo hayan entendido y vean que este club tiene ese auténtico patrimonio ahora misma en sus casas, o trabajando por y para la sociedad, sin importarle, lo más mínimo, muchas de las cosas del equipo, como es normal. Este, señores Lim y Murthy, sería el Valencia CF sin su afición: este mismo que ven y tienen ahora, empobrecido, desorientado, sin alma. Piensen muy bien qué pasos dar, porque este desierto que estamos viviendo es la muerte de un club, como se han ido muriendo tantos y tantos otros por el camino, incluso con algo más de historia que el propio Valencia CF. Es la desolación misma, su vacío: para qué un Mestalla nuevo si a quien te da la vida lo tienes ignorado en una esquina de tus intereses y decisiones; para qué vender la idea de construcción de un equipo grande si la única brújula debe ser la venta de todo tu patrimonio más importante para subsistir y no para crecer. Piénsenlo bien, porque ya han hecho lo difícil (poner muchísimo dinero); ya han sacado de quicio a la afición; ya han tomado decisiones surrealistas; ya han ganado un título con el equipo, muy a su pesar (¡qué tiene narices!); ya han hecho experimentos con el agua bendita y no con la gaseosa; ya han sacado su orgullo a pasear; ya han destruido varios proyectos prometedores; ya han llegado tarde a muchas operaciones de jugadores, tanto para renovar como para comprar o vender; ya han tenido tiempo para descubrir que este tipo de empresa no se gestiona igual que muchas otras; ya saben que no se puede hacer callar a la afición nunca; ya han descubierto que el negocio del fútbol no es solo vender caro, sino saber gestionar con astucia e inteligencia todos tus recursos posible; ya comprenden que un equipo profesional no puede tener un servicio médico tan desestructurado; ya han descubierto, pues, que si la afición les diera la espalda de verdad, por no creer en su propuesta, este equipo vivía para siempre en este confinamiento, aunque entrenara y jugara. Cuiden, por favor, a quien realmente hace que este equipo tenga un latido muy vivo. Y sobre todo, escúchenlo con algo más de cariño: no alejen al Valencia CF de la gente, de los niños y de las niñas que deben seguir enamorándose de este precioso escudo que tenemos. Hagan del valencianismo un motivo, sincero, de alegría.
Dicho esto (¡qué ganas tenía!), la situación actual da para pensar, largo y tendido, en muchas cosas: tanto rumor de fichajes me anuncia varias cosas como, por ejemplo, que, de ser verdad, se avecina una revolución en la plantilla, que no acabo de ver. Quiero decir, pues, que al menos las cuentas me anuncian hasta ocho fichajes (dos centrales, un lateral derecho, un lateral izquierdo, un medio centro, un enganche, un jugador de banda derecha o izquierda y un punta), lo cual significa que me ventilo, de un plumazo, al menos, otros ocho jugadores de la plantilla actual y no sé muy bien de quiénes estamos hablando: los centrales lo veo más o menos claro, con la salida de Garay (quizá) y la del francés Mouctar, el hombre molino de viento; si no saliera Gayá, quizá habría que dar salida a un buen número de laterales izquierdos que tenemos por ahí (Lato y Centelles); Florenzi no seguirá, así que seguimos igual en la derecha, con la incógnita de Piccini (ojalá que se recupere bien, porque el chico se lo merece); en el centro del campo suena mucho la salida de Kondogbia, y si suena tanto será por algo; Rodrigo Moreno siempre está en la lanzadera, así que no nos sorprende su salida, aunque, como siempre, acabará quedándose, ya verás; y luego en punta, quizá Gameiro y ojalá Sobrino; por último, la posible salida, precipitada e indeseada, de Ferrán Torres. De todo esto podemos pensar que dinero podrías hacer por Gayá, Rodrigo, Kondogbia y Ferrán. Por el francés algo menos por el porcentaje del Inter. Yo no veo tampoco a nadie pagando mucho por Mouctar, salvo que no haya visto ni uno solo de sus partidos o que alguien, con ese don de la clarividencia como el que tenía Longoria, decida apostar por este eterno joven. Y Rodrigo ya no costará 60 kilos ahora. Por tanto, no sé muy bien de dónde van a sacar el dinero para revolucionar y mejorar este equipo, ahora que nos vemos abocados, sin comerlo ni beberlo, a quedarnos séptimos y, en consecuencia, fuera de Europa. Por cierto, no veas cómo me repatea aquella entrevistita del presidente en la que decía, allá por febrero, que a estas alturas estábamos mucho mejor que el año pasado: ahora mismo, fuera de la copa, fuera de la Champions de manera deshonrosa y fuera de Europa en liga…¿cuándo se le piden responsabilidades al gestor de esta decadencia? El primero, el entrenador, pero ¿es el único?
Realmente, les salva que esta afición ama a su equipo (no sé si ellos, los propietarios, pueden decir lo mismo o solo compran su amor en una habitación de hotelucho) y estos no le van a dar la espalda nunca, pero, por si acaso, que tomen nota de qué sería el Valencia CF sin su auténtico patrimonio.