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Polos opuestos

26/11/2020 - 

Hay partidos que marcan a toda una generación. Y para la mía, para aquellos que nacimos en la década de los 80, la final de Sevilla se convirtió en esa primera noche en la que tocamos el cielo con las manos viendo a nuestro Valencia levantar un título. Fue un inolvidable 26 de junio de 1.999 En el estadio de La Cartuja, el doblete de Claudio López y un golazo de Gaizka Mendieta, con sombrero incluido, mandaron a la lona a un Atlético de Madrid que en la previa se las prometía muy felices. Demasiado, tal vez. Pensaban que por tener firmado a Ranieri para la siguiente temporada, el general romano iba a ser condescendiente con los de Radomir Antic. Más bien, todo lo contrario. El italiano le dio un baño táctico a su colega serbio y se marchó de la que siempre será su casa por la puerta grande. Parece que fue ayer, pero ya han pasado -se dice pronto- 21 años. Más de dos décadas de la fecha con la que se le daba el pistoletazo de salida al mejor Valencia de la historia.

Y mientras el conjunto de Mestalla disputaba dos finales de Champions, ganaba otras tantas Ligas y hacía lo propio con la extinta Copa de la UEFA y la Supercopa de Europa, su rival vivía el infierno del descenso y dos años en Segunda. Con la perspectiva de hoy parece mentira que así se escriba la historia, pero el pasado es el que fue y no puede cambiarse. El Atleti tocaba fondo deportiva y económicamente al tiempo que la afición che se relamía codeándose campaña sí y campaña también entre los mejores. Fue una década -o incluso algo más- en la que ambas entidades parecían haberse intercambiado los papeles. Como si el fútbol del Manzanares y el Turia entonces fueran polos opuestos y hoy siguieran siéndolo. Porque cuando en 2005 se apagaba la llama del equipo de los títulos, los colchoneros se armaban para comenzar a crecer. Y, aunque tardarían en asentarse, con la llegada de Diego Pablo Simeone al viejo Calderón, la tendencia volvió a virar. Desde entonces, el club rojiblanco ha cogido la directa y ahora son ellos quienes atraviesan por el mejor momento desde su nacimiento.

Tanto es así que, después de los innumerables éxitos de los del Cholo en las últimas 9 temporadas, hoy son, sin duda, uno de los más firmes candidatos a alzarse con el cetro liguero. Y es que a estas alturas no conocen la derrota, apenas han encajado dos dianas en lo que llevamos de competición y llegarán el sábado al coliseo de la Avenida de Suecia tras empatar anoche en la Champions y después de haber dejado al Barça a 9 puntos de distancia al ganar con toda justicia en el Metropolitano cinco días atrás.

Pero también se presentaron con una dinámica similar en 2014 –invictos y tras vencer a la Juve en la Liga de Campeones- y, sin embargo, hincaron la rodilla en 13 minutos de auténtica locura. Tal vez en el cénit del espectacular inicio de Nuno como técnico blanquinegro. En menos de un cuarto de hora, el Valencia ya vencía por 3-0 con una soberbia actuación de André Gomes. Quizá no sea un espejo en el que mirarse porque aquel conjunto, el ché, era bastante más fuerte que el actual pero también lo era el rival y Mestalla vibró con los suyos esa tarde de octubre. ¿Por qué no pensar que, ahora desde casa por la maldita pandemia, no podamos revivir las mismas sensaciones?

Y hablando de espejos, el de los atléticos es el ideal para mirarse. Porque ellos tocaron fondo y supieron reconstruirlo todo hasta el punto de mejorar todos sus registros previos. Fue un camino largo, de acuerdo, pero actualmente presumen como nadie de contar con una entidad capaz de pelear por todo. Yo no sé cuál es la fórmula, pero sí que los colchoneros lo han conseguido aunque ello no te dé garantías para que pasado mañana, en 90 minutos, los tres puntos vuelen hacia Madrid. Pero a un partido solo. A la larga, habrá que esperar muchos años para volver a estar a su altura.

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