VALÈNCIA. “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar…” Así comienza el prefacio, una oración de acción de gracias que introduce el canon de la Misa y podemos pronunciar –si queremos- todos los días del año. Yo mi particular prefacio litúrgico y futbolístico lo hice el domingo, pero debería también hacerlo cuando acabe la temporada en señal de gratitud a nuestro Salvador, en este caso, González (Voro).
Y no agradecimiento, sino compromiso y responsabilidad es lo primero que les pidió Voro a los futbolistas en una de sus primeras charlas en el vestuario la semana pasada previa al partido ante el Real Valladolid. Una semana en la que siguió con la doctrina de “portería a cero” para acabar con “no cometemos errores y lo hacemos fácil”. Sin duda frases que podrían parecer normales pero que en un año como el que lleva el Valencia CF, hay que recordarlas continuamente.
Con Voro ya sabemos que el equipo no va a hacer grandes alardes de fútbol ni revolucionar el panorama de manera drástica, pero sabemos que hay garantía de trabajo, esfuerzo y concentración. Por ello, el cuerpo técnico actual está intentando aumentar el nivel de confianza y madurez del vestuario para afrontar este tramo final. Si bien es cierto que tengo cierto temor a que, con el equipo virtualmente salvado, el grupo se deje llevar ante la falta de objetivos y desidia colectiva; también es verdad en que confío en la profesionalidad y vergüenza de este grupo futbolístico en este tramo final y maquillar una mala temporada. Todo ello “sin premiar” –tal y como dijo el técnico de L’Alcudia- a ningún jugador que no se lo merezca.
El equipo, de hecho, no hizo un partido notable contra el Real Valladolid a nivel visual ni de posesión, pero sí a nivel de trabajo. Voro concienció al vestuario de lo principal, que era estar concentrados y no recibir goles. El Valencia CF es uno de los peores equipos en defensa esta campaña y la sensación de inseguridad se trasladaba casi a cada jornada sin importar el rival. Por ello, todas las directrices fueron en ese sentido. La charla en el vestuario en los días previos, el trabajo de campo, las instrucciones individuales a los jugadores… e incluso el planteamiento en Mestalla –probablemente de equipo pequeño- de defender y aprovechar las oportunidades que tuviera el equipo.
No obstante Voro no terminó del todo satisfecho pese a la abultada victoria y la portería a cero. Ayer insistió en depurar errores en defensa y estuvo cerca de 25 minutos trabajando basculaciones, presión y movilidad de balón desde atrás. Algo necesario ya que se pueden detectar todavía imprecisiones en muchos movimientos de la zaga.
Es muy importante que el equipo madure atrás y corte la sangría, pero también que genere fútbol. Pero reeducar conceptos a falta de apenas tres partidos no tiene mucha cabida. Por ello, la segunda premisa es hacerlo fácil. Pero no es tan sencillo si no dispones de jugadores para ello y hay una evidente mala confección de plantilla que compromete cualquier variación.
Desde luego, hablar de esto a estas alturas no mola, porque nos hemos convertido en una caricatura de lo que deberíamos ser. A 32 puntos del Sevilla, sin identidad, apelando a no encajar goles y aprovechar las que tengamos: lo del entrenador anterior, del anterior, del anterior… Con la temporada acabada y echada a la basura no hemos jugado a nada y ahora nos toca defender el poco orgullo que nos puede quedar en lo deportivo.
Y hablando de defender, agradecer y alabar, me gustaría remarcar –una vez más- el éxito de la manifestación del pasado 8M. Una defensa de la libertad del valencianismo y de la lucha contra las faltas de respeto constantes mostradas por Meriton y del mal que gobierna el club. Curva y Libertad dirigieron de manera ejemplar una manifestación que quedará para la historia. El valencianismo está muy vivo. Mucho más de lo que ha estado el equipo sobre el césped este año.
Por eso, volviendo al esquema de Voro, entiendo que no gustara el partido contra un Real Valladolid que tiene un complicado calendario para salvarse; pero a estas alturas no voy a ser yo el que se ponga exquisito con el juego. Ahora solo quiero ganar –ojalá contra el Sevilla-, puntuar de tres en tres y acabar la pesadilla e infierno de campaña que llevamos.
Así que Voro, haz lo justo y necesario, que nosotros intentaremos librarnos del mal.
Amén