VALÈNCIA. "¡David, a comer!". Imagino a su madre asomada al balcón de su piso en Nazaret y llamando, voceando, a su hijo para que se siente a la mesa antes de ir al cole por la tarde. Pero David no deja quieta la pelota y sigue jugando junto a su grupo de amigos hasta que la mujer, que lo ve desde las alturas, vuelve a gritar, ya enfadada. Esa madre ejerce de árbitro porque el partido llega entonces a su final, justo cuando el tono de voz cambia y se eleva. Los niños se marchan cada uno a su domicilio. Mañana más, piensan. Y al día siguiente sucede lo mismo y así sucesivamente.
No sé si este será el caso, pero después de ver su debut con el primer equipo, tras preguntar por él en Paterna y conocer la opinión que hay en la Academia sobre su juego, fantaseo con que haya aprendido a jugar en una calle de Nazaret, con un balón desgastado por tanta patada, antes de formarse como futbolista en el CF Malvarrosa y en el Atlético Cabanyal.
Porque tiene descaro, es retador y conserva la fresca rebeldía del que ha aprendido a jugar en la calle, como antaño. David Otorbi tiene calle, pensé cuando lo vi en el Cartagonova. "Es un avión", cuentan en Paterna, donde no hay dudas sobre su potencial si se administra bien.
La presentación en sociedad del penúltimo niño de Paterna que asoma al primer equipo rompiendo todos los registros de precocidad, fue extraordinario por un detalle significativo. Nada más entrar en el campo sus compañeros acudieron a él como recurso para romper la muralla del Efesé. ¿Os fijastéis?
El campo se inclinó hacia la izquierda del ataque del murciélago con Otorbi en ese costado, haciendo crujir cinturas rivales con su uno contra uno. El comportamiento del resto de jugadores, más experimentados, fue llamativo porque habitualmente cuando un novato entra en el campo no hay confianza en él y la pelota apenas pasa por esos pies. En el caso de Otorbi, sucedió todo lo contrario. La consigna era: balones a David. Y todos lo buscaron. Eso fue lo más interesante de su debut: la confianza del grupo. Y, claro, la respuesta convincente del niño.
Los dos meses que ha trabajado con el primer equipo han sido suficientes para que la plantilla haya percibido su talento. Por eso, tras verlo en el día a día en las tareas con balón y, sobre todo, en los partidos de entrenamiento o en los partidos modificados, el grupo ya sabía que cuando entrara en el campo la podía liar. De ahí que insistieran en que percutiese por banda una y otra vez alimentándole de balones.
El gol de Sergi Canós, la parada de Jaume en el arranque de la prórroga y los chispazos de genio retador de David Otorbi fueron las descargas de electricidad que nos dejaron los dieciseisavos de Copa.
Y ya que estamos hablando de Cartagena, montaría un vídeo con las jugadas de Otorbi, enloqueciendo a la zaga del Efesé, con la música de fondo de los cartageneros Arde Bogotá.
Incendiaré el Cartagonova
En algún día especial
Para que vean nuestro lugar
Los que se han quedado atrás
¡Qué te vaya bonito, David!