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Pablo pensó en lo peor cuando Kempes falló el primer penalti

13/05/2020 - 

VALÈNCIA. El ex jugador asturiano del Valencia, Pablo Rodríguez, rememoró la conquista hace cuarenta años de la Recopa de Europa en la final ante el Arsenal y destacó la zozobra que supuso el fallo del "infalible" Mario Kempes en el primer penalti de la tanda, así como la multitud que les esperaba a la vuelta a casa.

Pablo se hizo con un hueco en el equipo en aquella competición al completar un partido espectacular en Glasgow ante el Rangers (1-3) en octavos de final, marcar el gol de la victoria en el Camp Nou en cuartos (0-1) y transformar su lanzamiento en la tanda victoriosa de la final disputada en Bruselas el 14 de mayo de 1980.

Su debut en la victoria en tierras escocesas, valió el apelativo de la "ardilla de Ibox Park" al extremo zurdo nacido en Turón en 1955 y que permaneció en el club hasta 1984 con 145 partidos disputados.

"Tras la final, nos quedamos a cenar allí y luego fuimos de copas, pero lo bonito fue la vuelta. Volamos a Barcelona y fuimos en autobús a València y desde Puzol la gente ya nos esperaba. Fue increíble la que había desde allí a la Plaza de la Virgen. Tardamos dos horas. Fue apoteósico", señaló.

En una entrevista con EFE, Pablo aseguró que la final fue el peor partido de todos los de aquella Recopa y que el único recuerdo bueno fue la victoria.

"Tenía la grabación del encuentro, pero fue tan malo que sólo lo he visto una o dos veces", confesó Pablo, que vive en Asturias y mantiene contacto con el club a través de su asociación de futbolistas.

"No mereció ganar ninguno de los dos equipos. Los dos estuvimos muy temerosos, la prórroga fue igual y en la tanda de penaltis tuvimos la suerte de que Pereira paró dos y a sus mejores jugadores (Brady y Rix)", subrayó.

"Yo fui el primero que se ofreció a tirar. Otros no quisieron, pero yo siempre había tirado y era el encargado de hacerlo después de Kempes", explicó.

"Él lanzó el primero y el pobre falló. Era infalible, pensé, y si ha fallado él, veremos qué hacemos el resto" indicó Pablo, quien chutó el suyo, (el tercero de la serie) por la derecha, cerca del palo. "El portero se tiró por ese lado y fue bastante ajustado, pero entró", rememoró.

Rodríguez destacó la disciplina del 'Matador' en la final ya que Alfredo di Stéfano, el entrenador, le puso de delantero centro para 'sujetar' a los centrales ingleses.

"Se fue allí arriba y casi no tocó el balón. Cuando llegaron los penaltis, aunque era un fenómeno, estaba frío", remarcó.

También recordó que el técnico, "otro monstruo", les pidió antes del partido "que fueran más listos que el rival y tuvieran la cabeza fría".

El entrenador argentino fue clave en su explosión de aquella temporada. "Cuando llegó Di Stéfano, me habían declarado transferible. Fui el único que no viajó a la gira de Japón en verano. Me quedé a entrenar con el Mestalla", explicó.

"Di Stéfano era el único que podía arriesgar y poner a gente sin nombre. Poco a poco, con los entrenamientos y como (Darío) Felman no podía jugar, apostó por mí. Fue una maravilla. Me catapultó", continuó el ex jugador asturiano.

En agosto de 1979 se publicó que Felman había jugado un amistoso con Argentina y pasó a ser considerado extranjero, lo que le dejó fuera, ya que tenía por delante a Mario Kempes y Rainer Bonhof.

"Estuve en el momento oportuno", resumió Pablo, quien se aprovechó de que el técnico lo prefirió al paraguayo Orlando Jiménez, fichaje estrella de aquel verano.

En ese contexto, Pablo Rodríguez se estrenó en el choque de vuelta de los octavos de final disputado en noviembre en el campo del Rangers.

"El de Glasgow fue mi primer partido. Me llamaron de un día para otro para viajar y pensaba que no iba a jugar, pero la noche anterior, Di Stéfano pasó por la habitación y nos dijo a Javier Subirats y a mí que jugaríamos", recordó.

"Habíamos empatado en la ida, pero allí ganamos 1-3. Dicen que jugué muy bien, pero jugamos muy bien todos y así es más fácil", explicó el ex futbolista.

"Creo que lo de 'la ardilla de Ibrox Park' me lo puso (Salvador) Gomar (entonces gerente del club). Yo llevaba el pelo a lo 'afro' y al parecer desde arriba parecía una ardilla que iba corriendo por ahí", rememoró.

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