opinión

Partidos a la basura

Los jugadores han arrojado la toalla y todo el mundo sabe que el canto del cisne será este sábado cuando el equipo visite al Madrid por aquello de los focos y, porqué no, por tratar de fastidiar la liga al Floper Team...

26/04/2017 - 

VALENCIA. Hoy hay partido. Y no convierte el miércoles en un día especial. Incluso, probablemente a más de uno le rondará la tentación de marcharse al cine, al teatro o a cenar con su chica y, si eso luego, ya tal en Twitter. Total, no hay nada que jugarse. Los jugadores han arrojado la toalla y todo el mundo sabe que el canto del cisne será este sábado cuando el equipo visite al Madrid por aquello de los focos y, porqué no, por tratar de fastidiar la liga al Floper Team. Y ahí sí. Se meterá la pierna, se peleará duro. Incluso se protestará al árbitro, porque los focos y el escaparate para un futuro mejor estarán listos. Los días previos al partido contra el Madrid hay entrevistas en radio, tele y prensa escrita y se sacan titulares. Hasta en alguno de esos se podrán escoger las frases lapidarias que definan este via crucis llamado temporada 16-17.

Y una vez acabada la temporada, sábado sobre las seis de la tarde, minuto arriba, minuto abajo, llegará el momento de comenzar a pensar en la siguiente. En pensar en el entrenador y en los jugadores. En cuadrar las cuentas, que dicen que están tan mal. En quitarse el Síndrome de Estocolmo con los jugadores irregulares a los que perdonamos cualquier vacación por unas gotitas de sudor y cuatro carreras constantes. Esos jugadores, algunos, que hablan de la continuidad de Voro como un ideal y que, al mismo tiempo, se dedican a sestear más de lo debido, haciéndole un flaco favor al de L'Alcudia de puertas para adentro. Porque de puertas para afuera la cosa parece cristalina sobre quien ha de pagar las facturas y rascarse el bolsillo para la vajilla nueva.

De hecho, lo del párrafo de arriba era, fundamentalmente, por usted, por mí y por todos los que son como nosotros. Porque espero que todas estas cosas ya se estén pensando en las oficinas del club. Que ya haya terna de candidatos al banquillo más allá de los deseos o las quinielas que salen en prensa. Que ya se sepan sus salarios, sus condiciones y sus sistemas para gestionar grupos y partidos adversos. E incluso las peticiones para las posiciones a reforzar, con algún nombre que aparezca en rojo en ambas agendas, entrenador futurible y dirección deportiva. Y que eso sea un punto de inflexión determinante para decantar balanzas y comenzar la próxima temporada con la carretera más limpia posible. Solo así podrá comenzar a funcionar el vehículo bianconeri, la locomotora principal, que es el primer equipo. Con una purga total, de jugadores o de mentalidades, y una demostración auténtica que el proyecto de Meriton y sus cambios son de verdad y se busca el encauzamiento de la inversión a cotas más ilusionantes que el ganar al Barça, Madrid y pare usted ya de contar.

Porque se sigue huérfano de alegrías asociadas al escudo. Y el valencianista, fiel a él, busca en otros lugares el clavo al que agarrarse con fuerza para que la flaqueza del Amunt València se note lo menos posible. Y se mira al Mestalla como se mira a la esperanza del futuro. Observando a los jugadores con el prisma del especialista deportivo, sin otro fin que el buscar otro Soler, otro Lato, u otro Gayá que son los que hacen que esto no se desmorone en cascotes a cada cual más ruidoso. Pasó siempre. La cantera solo se mira cuando hay necesidad. Error garrafal en esto del fútbol desde la apertura de fronteras, primeros con los extranjeros y oriundos y ahora con los europeos de la Ley Bosman. Y teoría bastante rebatible si recordamos los últimos grandes éxitos del Valencia, con mercenarios honrados -toma oxímoron- en una segunda, e inesperada, juventud y algún que otro fichaje a golpe de cartera. Pero siempre un gran club tiene el poso de los que lo tienen a fuego, desde la cuna, desde el acné o desde su primera oportunidad profesional, con el hambre de la gloria a rellenar.

Y mientras en otros barrios todo es sacar pecho con Bichos, Dioses maradonianos e incluso entrenadores que parece que casi marcan goles, aquí nos toca mirar a la Segunda B, esperando que sea A y disfrutamos con unas chicas que, sin más allá que las ganas, el hambre y el juego como diversión sin dejar de lado la competición, reparten sopas con hondas a los que de verdad deberían tirar del carro, atrancado y estancado, porque entre todas la mataron y ella sola se murió

Partidos de la basura. Gracias, irónicas, por hacerlo posible. 

Partidos de la ilusión. Gracias, con sinceridad, por dejar abierta la rendija. Esa que, como la pelota, nunca se debería manchar.