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OPINIÓN / 13 DE NOVIEMBRE

Pepelu y la gestión de la cantera

8/10/2019 - 

VALÈNCIA. Por mucha bilis que genere el VAR y con ello las pataletas posteriores del Leganés, el Levante ha llegado a otro descanso por los compromisos internacionales con el alivio de haber logrado la primera victoria fuera de casa y los primeros dígitos de forastero. Un escenario aún con más puntos que sensaciones, con la necesidad de evitar que el rival genere peligro con tan poco, o por lo menos minimizar esa producción ofensiva del oponente, y con un nombre propio, un Aitor Fernández que está a nivel de selección. En la libreta de la RFEF, un cajón por debajo de la absoluta, ya sin un Borja Mayoral que cerró su ciclo en la Rojita con el cetro europeo tras vencer en la final a Alemania, el que sí está y se estrena es la joya de la corona de Orriols, un niño prodigio de Denia, hijo de ‘Canari’, que sonríe en uno de los clubes más modestos de la máxima categoría del fútbol portugués.

La convocatoria con la Sub-21 de Pepelu, cedido en el CD Tondela, demuestra que con confianza hay recompensa. Jamás me cansaré de incidir en los recursos que hay en la cantera, pero los éxitos, esas llamadas en las inferiores de la selección, no deben reducirse a un tuit de #OrgullGranota. Hay que creer y, sobre todo, apostar. Llevo muchos años siguiendo con detalle el crecimiento de los productos de la escuela y me duele no ver ese germen de Buñol en la primera plantilla, salvo un Iván López, condicionado por las lesiones, que esta temporada es descarte técnico semana tras semana. No cuento a Morales, que llegó al filial con 24 años desde el Fuenlabrada, ni tampoco a un Roger que ha encontrado de levantinista lo que le ninguneaban en el Valencia. Aunque alrededor del ‘Pistolero’ hay distintas corrientes de opinión que tras su partidazo en Butarque ha arrastrado a su lado.

Creo que hay una exigencia desmedida hacia los canteranos desde distintas vertientes. Iborra, que llegó a ser pitado en algunos partidos en el Ciutat, y Héctor Rodas dejaron su sello en una realidad condicionada por el caos institucional y el peligro real de defunción, junto a la reconstrucción posterior a fuego lento desde aquella concentración en Oliva. Y dos de los exponentes de aquel División de Honor de Villafaiana que puso contra las cuerdas al Real Madrid de Raúl de Tomás en las semifinales de Copa del Rey, Camarasa y Jason, se marcharon de aquella manera. Hasta tengo dudas de si no se hubiera producido el último descenso en Málaga, el club hubiera reclutado a Roger y Jason, las dos primeras decisiones de Tito, es decir si hubiera ejercido la cláusula de la que disponía en el contrato de ambos tras sus cesiones en el Valladolid y el Albacete respectivamente. Y para colmo, Rubén García reapareció en el último partido en el Ciutat, como referencia de Osasuna, para marcar el gol del definitivo 1-1. Su caso es tan sencillo de argumentar con que en Pamplona es ‘capitán general’. El héroe de su ascenso. Aquí entiendo a las dos partes. Hasta creo que tuvo más oportunidades que otros, pero se fue diluyendo. En El Sadar ha localizado un entorno para rendir al máximo. Todo este laberinto de situaciones, con matices,tienen un nexo de unión: la confianza.

Pepelu ha encontrado en Portugal la continuidad que en Orriols peleaba y que ojalá pueda tener de vuelta porque el Levante no debería permitirse que su joya no cuente con minutos en Primera División en un futuro próximo. A finales de junio de 2014, todavía con 15 años, fijó su contrato hasta 2021, con un año opcional más por parte del club, y una cláusula de rescisión de 30 millones de euros. Unos parámetros que se adecuaron en marzo de 2016 a ese rol que apuntaba. La realidad es que ha tenido que salir fuera de España para poder obtener recompensa. En su demarcación, me chirría que se haya echado el resto, tanto económica como en duración de contrato, por Vukcevic, Radoja o Melero, tres futbolistas que polarizan muchos de los debates de este arranque de curso, sin olvidar que costó lo suyo dar salida a Prcic y Doukouré, y por tanto no creer en futbolistas como el de Denia o un Fran Manzanara cuya elección de destino en LaLigaSmartBank se apuró en exceso y no ha sido la más acertada (Ponferradina) como los números así lo reflejan. Un club del Bierzo que además las pasó canutas para ajustar su desfase financiero y cuadrar su plantilla. En esta ecuación podría meter también a Campaña y los juegos malabares que han hecho que la caja esté cerrada tras su blindaje.

Parece que haya pasado un mundo desde que Pepelu rompiera el molde por su precocidad insultante. A sus 13 años, el Levante se adelantó a otros clubes que también estaban interesados en su fichaje.Que haya recibido la llamada de la Sub-21 desde Portugal es para hacérselo mirar internamente. Tampoco pretendo pedir a gritos su vuelta porque cada canterano tiene un proceso de formación, con más o menos acierto, pero sí hacer ver que se tiende en exceso a mirar fuera lo que podía haber dentro. Es imposible que un chaval pueda crecer si no tiene confianza y la posibilidad de meter la pata. Porque de los errores se sale reforzado. Juan Ignacio apostó en su día por Rubén García sin pasar por el filial. No creo que sea tan difícil. Pepelu es indiscutible en el esquema del técnico español Natxo González. Un Tondela que además está presidido por David Belenguer, excentral de Palamós, Leganés, Celta, Lleida, Albacete, Extremadura, Betis y Getafe. Su crecimiento es evidente, así como el acierto de darle paso por fin en la élite, aunque en Portugal, a sus 21 años, después de haber disputado 124 encuentros en la categoría de bronce del fútbol español (92 con el Atlético Levante y 32 en su cesión en la 2017/18 al Hércules).Su presencia en el primer equipo se reduce a esos cuatro minutos en la vuelta de dieciseisavos de Copa del Rey de 2015 en casa del Espanyol.

Estuvo en la Sub-16 con Albert Celades, jugó el Europeo Sub-17 de 2015 con Santi Dénia y Luis de la Fuente lo conoce de sobra ya que en su día se lo llevó para la Sub-19 y con la Sub-20 disputó el XXXIII Torneo Internacional del COTIF de 2016 y quedó campeón junto al exgranota Joel Rodríguez, máximo goleador del torneo. Ahora aparece por primera en la Rojita un Pepelu más maduro, con responsabilidad defensiva, pero también con gran trato de balón en circulación. Ha explotado. Tiene relevancia en el juego, galones y volverá (o esa es la idea) con esos parámetros físicos y de carácter en el verde que necesitaba mejorar. Será un jugador 2.0, con un cambio de chip, pero no sé si le servirá para quedarse. O si se marca un Rubén García y encuentra la confianza definitivamente fuera de Orriols. Lo que está claro es que la versión anterior, por mucha calidad y talento que pudiera plasmar en el filial, no era suficiente. Pero es más cuestionable la gestión del club, unida a la dosis de atrevimiento que se requiere desde el banquillo, que cualquier consideración de puertas para fuera.

Joan y Arturo

No tenía sentido que Pepelu siguiera un año más en el Atlético Levante, incluso estuvo más de la cuenta sin acordar por ambas partes una posibilidad que le ayudara a crecer, por lo que era necesario dar con la tecla como ahora ha sucedido. También es cuestionable que Joan Monterde (hará 22 años en diciembre) o Arturo Molina permanezcan en el ‘B’. Es injusto que el primero, que va sobrado en Segunda B, no haya tenido una oportunidad en el escalón superior, como mínimo de poder derrapar, en una plantilla con déficit de extremos como él (solamente Morales y Hernani), más teniendo en cuenta que el esquema fetiche de Paco López es el 4-4-2. El segundo, que además ha dejado ya de ser futbolista Sub-23 (los hizo en julio), manejó una propuesta del Asteras Trípolis, de la Primera División helena. Justo en el precedente de la temporada pasada en Butarque entró en la convocatoria por la ausencia de Rochina, pero no llegó a debutar en la élite.

Toni Herrero, Blesa y Cantero

Igualmente le doy muchas vueltas al grado de relevancia de presente y futuro de los últimos canteranos que han ido a las inferiores de la selección, un peldaño por debajo que la Sub-21 de Pepelu. Uno de ellos, Toni Herrero, que buscará el pase a la Ronda Élite con la Sub-19 ante Lituania, Rumanía y Serbia, acaba de renovar hasta 2023, pero únicamente ha sido titular en las dos primeras jornadas con el filial para un total de 164 minutos. Con Blesa y Cantero, que a principio de año iban con la Sub-17 y Sub-19 respectivamente, más de lo mismo. No voy a hacer de Tevenet, ni tampoco quiero ejercer de director deportivo, ni imponer jugadores porque yo lo diga, ni mucho menos voy a poner en duda las virtudes de los fichajes, pero sí que creo que han sido demasiadas las caras nuevas y, con ello, demasiados obstáculos para los que desde la base quieren hacerse un hueco y seguir creciendo. Los chavales no se conforman tras renovar con una foto con el presidente o un vídeo con el ‘Comandante’ deseándole la mejor de las suertes y abriéndole las puertas del primer equipo para el futuro. También queda muy bonito de cara a la galería reflejar hace unos días en las redes sociales la etiqueta de único imbatido de España del Juvenil A de Alessio Lisci. Como en todo, en el equilibrio está la virtud. Igual que la exigencia con los canteranos es por momentos excesiva, también se magnifican sobremanera y se extraen más conclusiones de la cuenta tras los logros de los que se han marchado (Rubén García), pelean por avanzar en la casa (Toni Herrero) o están cedidos lejos del que club de su vida (Pepelu).

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