VALÈNCIA (EFE). El Valencia Basket regresa a la Euroliga tras un curso de ausencia con la idea de probar el potencial en la competición más exigente de Europa el sistema de juego de Pedro Martínez pero con la notable novedad de no tener que conseguir un resultado específico para repetir en la 2026-27, dado que lo tiene garantizado por contrato.
El método del técnico catalán, con el rodaje del pasado curso, la evolución de muchos de sus jugadores y las nuevas piezas reclutadas este verano, ha tenido un primer refrendo este pasado fin de semana con la conquista de la Supercopa en una final ante el Real Madrid, un rival de Euroliga.
En la primera campaña de su segunda etapa en el Valencia, el técnico apostó por un juego rápido, con una enorme ambición en la carga del rebote en ambas canastas y con el triple como arma preferente a la hora de finalizar.
Un método similar fue ya probado en la competición la pasada campaña por equipos como el París, que tras un brillante inicio perdió algo de fuerza con el paso de los meses pero le dio para acabar octavo.
El Valencia ha ampliado su plantilla y, sobre todo, ha fichado perfiles más ajustado a este modelo y al gusto del técnico. Este verano han llegado al club los exteriores Darius Thompson, Isaac Nogués, Omari Moore y Kameron Taylor y los interiores Yankuba Sima y Neal Sako. De ellos solo Thompson y Sako tiene experiencia en el torneo.
Además, la acumulación de lesiones en la pretemporada ha hecho que el club fiche con contrato temporal al base estadounidense Ike Iroegbu y al ala-pívot dominicano crecido en Hungría Vicent Valerio-Bodon
El club ha hecho también una importante apuesta por retener al dominicano Jean Montero y a los internacionales absolutos Sergio De Larrea y Jaime Pradilla. En el rendimiento al máximo nivel de estos tres jugadores y de otros ya algo más rodados como Brancou Badio, Josep Puerto o Nate Reuvers hay depositadas también buena parte de las esperanzas del Valencia, aunque esta vez sin la presión de otras campañas.
Acostumbrado a acceder a la competición bien desde la Eurocopa o bien con invitación y a tener que ‘ganarse’ su derecho a repetir, el club ‘taronja’, cortejado por la NBA y la FIBA para su futura competición en Europa, llegó este verano a un acuerdo con la Euroliga para disputar el torneo en sus próximas tres ediciones.
Los acuerdos con el Valencia y con otros cuatro equipos, más las dos plazas para conjuntos que llegan desde la Eurocopa, han llevado a la Euroliga más amplia de la historia, con veinte equipos y una fase regular de 38 jornadas. Compaginarla con la acb, la liga nacional más dura del continente, será el gran reto de los equipos españoles.
En el caso del Valencia, además, hay un segundo reto como club. Tras casi cuarenta años en la Fonteta, el club se ha trasladado este verano al Roig Arena, la instalación que ha impulsado y costeado su máximo accionista Juan Roig con un coste de 365 millones en el caso del edificio y de 400 millones en el global del proyecto.
Con un aforo de 15.600 en modo baloncesto, el Valencia debe aprender a vivir en su nueva casa, con la enorme complejidad que supone compartirla con un apretado calendario de conciertos, pero también demostrar que se trata de una de las mejores instalaciones del continente, si no la mejor, y que es por tanto candidato a albergar una futura ‘Final Four’ de la competición.
Baloncesto
El Valencia prueba el sistema de Pedro Martínez en la Euroliga, por primera vez sin obligaciones
- Foto: acb Photo.
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