ALICANTE. Nuevo capítulo de la tragicomedia que protagonizan el Hércules y el árbitro Sergio Usón Rosel.
Vaya por delante que del sainete de las camisetas vivido en el estadio Municipal de Llagostera por el Hércules no parece que el 'trencilla' maño tenga precisamente la culpa, por mucho que fuera una decisión suya la que obligara a los blanquiazules a jugar con elásticas de entrenamiento. Y lo anterior, con independencia de que Usón Rosel estuviera más o menos afortunado este sábado a la hora de valorar las no pocas acciones polémicas que se sucedieron en las áreas de Hércules y Llagostera; que la expulsión de Borja Martínez fuera más o menos justificada y que lo recogido en el acta benevolente a los intereses del extremo alicantino; y, especialmente, que las áreas del estadio José Rico Pérez tuvieran unas medidas irregulares y que fuera Usón Rosel el que lo detectara el pasado mes de febrero.
Con unas camisetas rojas, que usan normalmente en el calentamiento y para entrenar, hubo de jugar el Hércules su partido de la sexta jornada. Lo anterior porque Usón Rosel entendía que eran las únicas que no podían confundirse con las azulgranas del equipo local, de las tres con las que habían viajado hasta la provincia de Girona los blanquiazules y entre las que no se encontraban ni la primera equipación ni la tercera. Además de las rojas, el Hércules se plantó en el Municipal de Llagostera con la segunda equipación al completo (la de camiseta gris y negra) y unas elásticas azules alternativas (que no forman de la indumentaria oficial) y que ya se emplearon en la visita a Castellón de hace un año.
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