VALÈNCIA. Pelear por el escudo. Batallar los últimos resquicios que quedan por la permanencia y, si no se consigue, descender con la mayor dignidad posible. Son máximas que el cuerpo técnico de Alessio Lisci tiene claras. Por más que los números aprieten con fuerza el gaznate del Levante, se combatirá una salvación que, a nueve jornadas todavía por disputar, ya se la ha puesto al club muy cuesta arriba. La situación clasificatoria es similar a las de los últimos descensos. En la retina queda el de 2008, el más austero y serio a nivel de puntos en Orriols: entonces el cuadro granota bajó con 26 puntos en su casillero y a cuatro jornadas del final del campeonato. Fue un 27 de abril.
Con los puntos que restan por jugar (27) y el bagaje de los rivales directos en las posiciones coloradas de la clasificación, se antoja difícil que el Levante diga adiós a la Primera División en el próximo mes. Tendrá que ampliar la distancia con la orilla siete puntos más, hasta los 15, que serán los puntos en juego durante mayo. Hoy son ocho de separación con el décimo séptimo puesto de la tabla más el golavarage particular, perdido con quien marca esa plaza, el Cádiz. De hecho, los granotas solo ganan en ese capítulo contra el Mallorca. El calendario, eso sí, es infernal: llevará al Ciutat a rivales como el Villarreal, Barça, Sevilla o Real Sociedad, además de salidas, como la de Mestalla, complicadas de levantar.