VALÈNCIA. No lo es, aunque lo pareciera. El Levante no es invencible y quedó patente este viernes en el Ciutat. Por más que los granota doblaran al Cartagena en oportunidades creadas y aunque las estadísticas oficiales solo adjudiquen dos disparos entre los tres palos al cuadro murciano -uno de ellos fue el de Sadiku que acabó dentro-, el equipo de Mehdi Nafti todavía tiene agujeros. Aún ofrece dudas a pesar de aplastar en citas anteriores y esta jornada llegaron en ataque. Porque mientras en defensa el Levante sigue mostrando buen nivel, la ofensiva levantinista está todavía por engrasar.
Si bien es cierto que el Efesé se puso por delante en la única ocasión clara que generó y no sin polémica mediante -la posición de Sadiku se interpreta válida porque la asistencia rebota en Iborra, aunque el toque del moncadense apenas desvía la trayectoria de la pelota-, la realidad es que el Levante tampoco se llenó de oportunidades de gol. Los datos le otorgan 10, pero en pocas Aarón Escandell estuvo realmente exigido: en la primera parte, la de Soldado; en la segunda, y mientras el partido ya agonizaba, el balón cruzado de Rober Ibáñez. Por el medio, un lanzamiento de falta espectacular de Montiel que pegó en el larguero. Y ahí tuvo que dejar de contar el respetable de Orriols.