VALÈNCIA. Un partido peligroso y trascendental. El Levante viaja hoy a Pucela para luchar, una vez más, contra sus propios fantasmas después de siete partidos consecutivos sin ganar, cuatro empatando a uno y sin echar el cierre a su portería en ninguno de los diez choques disputados hasta la fecha. En frente, el Valladolid es el otro conjunto de La Liga que también ha encajado en todos sus encuentros, pero también es el equipo que, en las dos últimas jornadas, ha hecho lo que ha sido incapaz del elenco de Paco López: ganar.
Las dos victorias consecutivas frente a Athletic y Granada -dos rivales ante los que, además y en el caso de Los Cármenes con condiciones muy beneficiosas, no ha podido vencer el Levante- colocan al combinado de Sergio González dos puntos por encima de los granotas. Es, de hecho, el club responsable de que Orriols esté sumido en las posiciones de descenso aún habiendo iniciado el curso, el Valladolid, con un desalentador 3 de 24.
El Levante, con sus 7 de 27 a cuestas, está obligado ganar para dejar atrás a los blanquivioletas, pero sobre todo para despejar las dudas que ya llevan muchos días edificándose sobre su técnico. De momento, la tranquilidad y la confianza son las claves que sigue abanderando el de Silla, pero sin victorias ese castillo está destinado a caer derruido, porque la paciencia se agota también en los despachos si los puntos no empiezan a llenar el casillero granota. Es por eso que el encuentro de hoy puede suponer un antes y un después en términos de fe, tanto en el seno del club como en el propio vestuario.