VALÈNCIA. Alba Redondo es, sin duda, una de las mejores deportistas del año en el panorama nacional. La futbolista del Levante, manchega pero con gran sentimiento de pertenencia por el club valenciano, recibe esta semana el Premio Plaza Deportiva a Mejor Deportista de 2023 por, entre otros, su condición de campeona del mundo, junto a Ivana Andrés y Enith Salón -también reconocidas por esta casa-. La '10' granota fue una de las inolvidables artífices, con rol principal, de la estrella que la Selección Española colocó en su pecho el pasado agosto. Han pasado cuatro meses y Alba no ha cambiado. Quizá sí los "murmullos" que reconoce escuchar cuando sale a la calle y que, antes, no solía oír. "Esta es la campeona del mundo", susurran a su alrededor.
La albaceteña lleva la corona mundial en su sonrisa cuando recuerda aquella final contra Inglaterra y su paso por la glamurosa alfombra roja de París. En la gala del Balón de Oro, Alba Redondo pudo abrazar a su compañera, amiga y mejor futbolista de la Tierra, Aitana Bonmatí, pero también escuchó su nombre y el del Levante cuando fue nombrada la 21ª mejor jugadora del año. No solo por esos títulos, sino también por ser Pichichi de la pasada temporada en La Liga e imprescindible en el conjunto de Sánchez Vera, a la levantinista no le faltan pretendientes en el mercado.
Y es que esa misma luz que desprende su buen hacer en los últimos años desaparece cuando se pone sobre la mesa el asunto de los posibles futuros recortes en la sección femenina del Levante anunciados por Pepe Danvila el pasado 4 de diciembre. Alba confirma a PlazaDeportiva.com que la plantilla se enteró por redes sociales, al mismo tiempo que el resto de los mortales, de las reducciones que sufriría el equipo a partir de la próxima temporada si no se reconduce la situación. Las mismas que podrían llevar a la primera jugadora de un club valenciano en resultar nominada al Balón de Oro a abandonar Orriols el próximo verano.
- ¿Se acostumbra una a tantos reconocimientos?
- No, nunca llegas a acostumbrarte. Nadie debería acostumbrarse a esto y no conozco a nadie que lo haga, al contrario. Conozco a mucha gente trabajadora, que luego consigue sus trofeos individuales, pero nunca se acostumbra a esto.
- Porque lo de estar nominada al Balón de Oro ¿es insuperable?
- Hay cosas más "superables", pero obviamente París, Balón de Oro... claro, suena muy bonito. Lo es. Y vivirlo, más. Me lo quedo como una experiencia muy enriquecedora, es estar en el top mundial del fútbol y ojalá lo vuelva a vivir alguna vez, pero lo máximo es conquistar un Mundial.
- ¿Se puede describir lo que sentiste cuando cuando escuchaste “Alba Redondo, Levante UD” en París?
- Mira, creo que fue una de las pocas veces en las que me he puesto nerviosa... Sentí orgullo. Alegría. Te sientes reconfortada por todo el trabajo que hay detrás, pero sobre todo orgullosa de poder estar allí y vivir aquello.
- ¿Cuánto ha cambiado la vida de Alba Redondo desde que es campeona del mundo?
- Quizá ha cambiado que la gente me reconoce más por la consecución del Mundial, pero nada más en mi vida. Sí, tengo una estrella en mi palmarés, pero lo único que cambia es que la gente me conoce. Yo sigo siendo la misma.
- Ahora Alba Redondo sale al supermercado... ¿y le piden más fotos?
- Por lo menos más murmullos oyes. "Es esta la futbolista, es la campeona del mundo"...
- Llegaste al Levante en 2019 y, desde entonces... ¿cuánto ha crecido Alba Redondo y cuánto ha crecido la sección femenina del Levante?
- A nivel deportivo, en el femenino el Levante ha crecido exponencialmente desde hace mucho tiempo. Es verdad que yo, desde que estoy aquí, he cambiado mucho. El Levante es uno de los responsables de que yo sea la que soy. El club ha ganado mucho potencial a nivel femenino, en cuanto a competiciones europeas, peleando puestos con Barça o Atlético de Madrid, luchando Supercopas y Copas de la Reina... Ha crecido muchísimo, sin duda.
- Hablando de competiciones europeas, fue una lástima la eliminación en la previa de Champions. Por la remontada del Twente y por cómo fue...
- Los fair play deberían respetarse y en ese momento no se respetaron. Pero también hubo falta de picardía por nuestra parte, por ser demasiado legales. Quizá en ese momento no tendríamos que haberlo sido, pero si por algo nos caracterizamos es por eso y porque lo damos todo en el campo. Esas injusticias te matan, pero la tenemos olvidada.