El 28 de marzo, Karel Sabbe vomitó su decepción en Instagram. El reputado ultrafondista llevaba meses entrenándose para una de las carreras más complicadas del mundo, The Barkley Marathon, y después de quedarse en tierra, expresó su decepción: "Dicen que solo hay una cosa más difícil que The Barkley Marathon, entrenarla. Justo cuando terminó mi semana con un pico de entrenamiento y estaba listo, escuché que no se me permitía viajar a Estados Unidos. Estaba devastado y consideré seriamente pagar dos mil dólares para tomar el último vuelo a los Estados Unidos. Por suerte no lo hice porque dos semanas después estamos en un mundo totalmente diferente".
El mundo se paralizó por el coronavirus y no hubo The Barkley Marathon ni nada que se le parezca, pero el tiempo siempre acaba ofreciendo una segunda oportunidad.
El pasado fin de semana llegó ese momento. La revancha se produjo gracias a otras de esas pruebas dignas de un cómic de Lazarus Lake. Cuando este barbudo estaba en Secundaria tuvo un sueño revelador. "Soñaba con tener una casa grande en el bosque con senderos alrededor y la gente venía por mis senderos para correr", recuerda todavía.
Aquel sueño se transformó, en 2012, en el Backyard Ultra. Backyard podría traducirse como el patio de atrás y toma ese nombre porque la carrera discurre por los bosques de Tennesse que hay cerca de su casa. El formato es muy singular: tienes una hora para hacer un recorrido de 6,7 kilómetros. Una vez cumplidos esos sesenta minutos, tienes otros tantos para dar otra vuelta. Y así, dure lo que dure, hasta que solo quede uno. El que dé una vuelta más que los demás, gana.
Este año, con tantos problemas para desplazarse de un país a otro por las restricciones del coronavirus, se tomó la decisión de hacer la carrera de forma virtual. Una carrera en cada país y el vencedor sería el que lograra dar más vueltas a los circuitos de 6,7 kilómetros. Los de los 6,7 kilómetros no es al azar: después de 24 horas dando vueltas a este recorrido, se completan cien millas (160,934 kilometros).
Lazarus Lake fundó otra carrera más peculiar aún: The Barkley Marathon, sobre una distancia de 160 kilómetros y que solo han logrado acabar quince personas en 33 años. Lazarus cobra 1 dólar con 60, a razón de un centavo por kilómetros. Eso sí, exige a cada uno de los cuarenta participantes que le lleven una matrícula de su lugar de origen. La salida la da él encendiéndose un cigarrillo a la hora que le da la gana: de día o de noche. El único requisito es anunciarlo media hora antes soplando una caracola. La carrera es tan complicada -mezcla los 160 kilómetros con pruebas de orientación- que la organización admite tu inscripción enviándote una carta de condolencia.
Como este año no era posible celebrar sus carreras, decidió hacerlas de forma virtual, con un circuito de 6,7 kilómetros en cada país que quería participar. Así logro reunir a veinte naciones con un equipo de quince personas.