VALÈNCIA. Giorgi Kochorashvili es una de las sensaciones del actual Levante. Hombre importante en el engranaje de Javi Calleja en el 7 de 9 de arranque de campeonato, el georgiano vive hoy en un momento clave de su carrera desde que saliera del Suburtalo en 2017 rumbo a Girona. Ahora, y desde su aterrizaje en Buñol dos años más tarde, el nuevo '6' granota ha pasado casi en tiempo récord de ser una pieza capital en el Atlético Levante a encontrar sitio en el primer equipo, pasando por etapas de más dudas cuando firmó en el Castellón. Allí, en Castalia, Kocho se hizo imprescindible con tres entrenadores en un curso y ya a mitad de campaña Felipe Miñambres tuvo claro que había que ampliarle el contrato.
Es un resumen raudo de lo que está dando de sí la etapa de Giorgi en Orriols. Llegó de la mano de Herni tras pasar por el Peralada en la extinta Segunda B y después de rechazar recalar en el filial del Espanyol. En 2019, lejos de su familia, Kochorashvili prefirió convivir más cerca del entorno que le había llevado al fútbol español a optar a un mejor contrato en Barcelona y la insistencia del entonces encargado de la planificación deportiva del filial granota jugó un papel relevante para atarlo a Valencia. Debutó en Primera tras la pandemia, bajo la batuta Paco López, y anotó un tanto en Copa del Rey antes de que, una temporada más tarde, llegaran los problemas con las lesiones.