VALÈNCIA. La complicada tesitura deportiva que vive el Levante trasciende de los límites del primer equipo. Es un asunto de club. Mientras el cuadro de Alessio Lisci enrevesó un poco más su permanencia con el empate en Mestalla, el Atlético Levante de Adrián Esteve se complicó la vida perdiendo en casa ante el Intercity. Era el líder del grupo, en Segunda RFEF, quien visitaba Buñol, y una derrota era un resultado que entraba en todas las quinielas, pues el conjunto alicantino todavía no tiene cerrado su ascenso directo de categoría y, a todas luces, necesitaba la victoria ante los granotas. Eso sí, la goleada (0-5) fue la gota que colmó el vaso en un filial que vive en auténticas horas bajas.
El puesto de Esteve estaba ya visto para sentencia el mismo domingo y solo cabía esperar la oficialidad de su cese toda vez se concretara un sustituto cuya identidad llevaba días debatiéndose en caso de tener que intervenir en las dificultades del filial a falta de dos jornadas para conclusión de la temporada. Y es que Chema Sanz, anunciado horas más tarde como nuevo técnico, tiene dos citas ante sí para evitar el drama: ante Mar Menor -que necesita ganar sí o sí para proteger su plaza de playoff de ascenso- y UD Alzira -que ya no tiene opciones-. Ahora mismo el Atlético Levante ocupa la plaza de promoción de descenso con los mismos puntos, 37, que el Mancha Real, ubicado en puestos de pérdida directa de categoría. Por delante, a un punto, el Águilas. Y Yugo, El Ejido y la UD Melilla también están al alcance.
El caso es que en el seno del club granota hay un temor creciente acerca del posible doble descenso que se puede producir y que Chema Sanz ha de evitar. Supondría un drama para la entidad y, sobre todo, para la gestión del Consejo de Administración durante la actual temporada. La precipitación en la toma de decisiones desde la primera resolución clave de la campaña, el despido de Paco López, terminó llevando al técnico del filial, Alessio Lisci, al primer equipo en noviembre, con poco margen de tiempo para articular el movimiento de piezas en la escuela. Se activó la promoción de técnicos: Esteve pasó del Juvenil A -donde, con brillante resultado, aglutinaba 10 victorias en 16 choques- al Atlético Levante que dejaba Alessio. Se produjo entonces un efecto dominó: Euge Ribera cogió ese Juvenil División de Honor de Esteve y su Juvenil B pasó a ser entrenado por Alberto Zacarés, que aterrizaba desde Villarreal. En el proceso hubo incluso un técnico, Salva Yago -segundo de Ribera en el Juvenil B-, que abandonó el club en enero al entenderse fuera de la veloz promoción de entrenadores que existió a causa del ascenso de Alessio.