VALÈNCIA. Un día estaba en un Campeonato de España, en Madrid, y en un momento que abandoné la tribuna de prensa me abordó Miguel Calvo. Miguel, hombre exquisitamente educado, es de los tipos más sensibles y que mejor escriben de atletismo. Venía con unos papeles en la mano y me los entregó. “No te quiero molestar, pero yo creo que esto te sorprenderá”. Yo le di las gracias, metí los papeles en la funda del ordenador y me despedí.
A la noche, al llegar al hotel, le eché un vistazo rápido y vi que hablaba del Campeonato de España de maratón que se había celebrado en Sueca en 1969. Lo leí en diagonal y lo volví a guardar. Hasta hace unos días, que me acordé de esa joya olvidada y la rescaté. Entonces comprobé que los papeles recogen el informe que hizo un juez nacional de atletismo, Benjamín Villarroya Deltell, sobre aquella carrera celebrada el 11 de mayo de 1969.
Si uno quiere saber algo del atletismo valenciano en los últimos 150 años, solo tiene dos caminos y los dos conducen al maestro Recaredo Agulló. Una llamada de teléfono o una incursión en el fabuloso blog de Reca, donde está todo. Allí recoge un recorte del periódico ‘Levante’ con la crónica que redactó Juan Luis Colomar Palacios. En ese artículo cuenta que la carrera arrancó a las ocho y once minutos desde la plaza de los Reyes Católicos, y que solo 14 corredores tomaron la salida. La prueba comenzó en Sueca y pasó por Corbera, Benicull, Algemesí, Albalat de la Ribera, la Muntanyeta dels Sants, en plena Albufera, y vuelta a Sueca, donde solo cruzaron la meta nueve atletas.
El campeón fue un corredor sobresaliente: Carlos Pérez, que fue olímpico y sumó cinco títulos de campeón de España de maratón (entre 1966 y 1970), tres de 30 km, dos de campo a través y varios de 5.000 y 10.000. Carlos Pérez, me cuenta mi amigo Gerardo Cebrián, fue el mejor fondista de la época junto a Javier Álvarez Salgado y el inolvidable Mariano Haro Pérez, que protagonizó una cabalgada en solitario de 40 kilómetros, cruzó la meta en un tiempo extraordinario: 2h13:40. Muchos se llevaron las manos a la cabeza porque, para entendernos, dos años antes, en 1967, un hombre, el australiano Derek Clayton, había bajado por primera vez de las dos horas y
diez minutos en maratón.
Luego se comprobó que el recorrido estaba mal medido y que tenía metros de menos. Aún así, Carlos Pérez, gallego del Celta, le metió tres minutos al segundo, el segoviano Agustín Fernández, y seis al tercero, el vallisoletano Luis Miguel Landa. Landa tiene recuerdos muy vagos de aquella carrera de hace 56 años, pero no olvida “el intenso olor a azahar que alegraba el paso de los kilómetros”.

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- Luis Vidal.
El informe del juez de atletismo es muy curioso porque empieza documentando que el circuito tenía 395 metros de menos pero que eso solo hubiera empeorado la gran marca del olímpico Carlos Pérez en menos de dos minutos. Benjamín Villarroya entra al detalle de aquella carrera disputada con bastante calor y destaca la altitud del circuito, la extensa arboleda que se encontraba el corredor a ambos márgenes del recorrido, la visión constante de agua -se supone que por la Albufera- y el “intenso perfume de azahar” porque los campos de naranjos estaban en flor. “Es verdad que corrías entre campos de azahar y se olía. Y, oye, sí, ¿por qué no se puede decir que eso ayuda? ¿Acaso no cambia de correr con público a correr sin?”, se pregunta Landa 56 años después. La altitud, cuenta el informe, oscilaba entre los dos y los siete metros sobre el nivel del mar. Insignificante.
El dato tiene más peso porque el atletismo venía de los Juegos de México 68. Luego compara los campos de naranjos con un vergel y explica que Sueca -donde dice Sueca entiendo que se puede decir Valencia- lo tiene todo para convertirse en lo que (en aquel momento) era Volodalen (Suecia) para el mediofondo y fondo. El informe concluye animando a la federación española a repetir un maratón en Sueca e invitar a dos o tres atletas extranjeros con un buen equipo de médicos y técnicos que estudien las reacciones físicas del atleta, al igual que se hizo en el año preolímpico en México.
Pero lo más sorprendente, visto ahora desde la perspectiva y la evolución del maratón hasta 2025, es la última frase (recordemos que escrita en 1969). “¿Podría figurar Valencia como lugar de la hazaña de menos de dos horas en la maratón?”. Conviene recordar que el récord del mundo en 1969 estaba en 2h08:33, a un mundo de las dos horas. Ya en 1969 un juez de atletismo español vio las capacidades de València para convertirse en la Ciudad del Running que es. Benjamín Villarroya Deltell fue claramente un visionario.