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ANÁLISIS | LA CANTINA

València espera a Kipchoge, el apóstol del maratón

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VALÈNCIA. A mí nunca se me dio bien el maratón. Necesité chocar tres veces contra el muro para entender que era demasiado grande para esta distancia. Disfruté mucho la preparación porque me gusta correr -corría por gusto, no por el objetivo- y también me emocioné después de cruzar la meta, pero, salvo el primero, los otros dos maratones fueron un gran sufrimiento. Dos carreras llenas de dolor y frustración. En Central Park, mientras un fotógrafo me disparaba sin piedad al ver que lloraba por la mezcla de dolor. emoción y trascendencia, por lo grandioso del escenario también, mientras intentaba, avergonzado, esconderme bajo la manta térmica, entendí que ese había sido mi último maratón.

Sería grotesco decir que empaticé con las lágrimas de Eliud Kipchoge en Central Park el domingo pasado cuando el mejor maratoniano de todos los tiempos entendió que ese había sido su último ‘major’. Ya no había escapatoria. La retirada en el maratón olímpico de París fue realmente su final deportivo, pero el keniano decidió estirarlo un poco más y pasar primero por Sídney y Nueva York. La marca en la Gran Manzana fue como un certificado de ‘defunción’ competitiva: 2h14:36. Un registro que le dejó en el puesto 17. Su peor maratón de siempre.

Kipchoge anunció que no volverá a correr en ninguna de las grandes citas del calendario, pero sí que piensa consagrar sus dos próximos años -el miércoles cumplió 41- a recorrer el mundo corriendo carreras de 42,195 kilómetros. Siete maratones en siete continentes. “¡Correré en la Antártida!”, desveló, entusiasmado, en una entrevista con Olympics.com. Aunque lo hizo después de otra frase más concluyente. “No tengo nada más que demostrarle al mundo”. No le falta razón a un hombre con dos oros olímpicos, un título mundial, once victorias en los verdaderos ‘majors’ y un par de récords del mundo en maratón.

Kipchoge, en realidad, ya hacía un par de años que se había caído de la élite. Durante este tiempo el gran atleta mutó en una especie de apóstol del maratón. Se centró más en su palabra que en su zancada. Quizá porque la primera se potenció al debilitarse la segunda, pero también es posible que entendiera que era más relevante. Ya no tenía que demostrar nada a nadie… corriendo, pero quizá sí con su discurso.

El Filósofo pasará por todos los continentes y una de las grandes incógnitas es qué ciudad de Europa elegirá. València fue un tren que nunca quiso coger cuando estuvo en plenitud, pero tal vez ahora sea el momento de saldar esa deuda con la Ciudad del Running. “No ganamos con nuestras piernas, sino con nuestros corazones y nuestras mentes”, proclama ahora el nuevo Kipchoge, el apóstol del maratón.

La leyenda del atletismo ha anunciado una gira como si fuera Taylor Swift y se llamara ‘Eliud Kipchoge World Tour’. Su idea es difundir su palabra y recolectar fondos para su fundación. Así, de paso, se permite hablar de transición antes que de retirada, una palabra siempre dolorosa para los deportistas. Y más en alguien con 22 años entre los mejores. Su manager está redondeando su calendario: tres maratones en 2026 y cuatro en 2027. ¿Será todo tan romántico como lo están presentando o será una subasta al mejor postor? No se sabe todavía.

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