EIBAR. Después de cualquier cambio en un banquillo se intenta ver lo positivo y buscar argumentos para creer en remontar una mala dinámica. Este domingo en Ipurúa el Valencia CF se puede agarrar a la reacción que tuvo el equipo de Gary Neville en la segunda parte tras la expulsión de Orban, totalmente injusta, y la posterior parada de Jaume al lanzamiento del penalti de Saúl Berjón.
Después de 65 minutos donde el Valencia CF fue un drama de equipo los futbolistas sacaron el orgullo y empataron el partido con un gol que fabricaron André Gomes y Negredo. Ambos fueron lo más destacado de esa reacción. El portugués fue el único que empujó al equipo hacia arriba y lo intentó con conducciones y cabalgadas muchas veces casi en solitario. El vallecano volvió a tener minutos y esta vez si que pudo ayudar al equipo a sumar con varias toques de primeras que generaron peligro, además del pase a André en la jugada del gol y del pase a Alcácer en la jugada que pudo significar el 1-2 en el minuto 93 y que Ramis abortó tumbando al valenciano.
Esa garra, ese orgullo y esa casta que sacó el equipo en ese tramo final de la segunda parte es a lo que debe aferrarse Neville para poder darle la vuelta al equipo. Porque futbolísticamente lo blanquinegros volvieron a dejar mucho que desear y dieron una imagen triste durante muchos minutos.
El primer acto fue un total despropósito de los de Mestalla. Incapaces de dar dos pases seguidos, incapaces de tirar una jugada de apoyo en banda, ni un desdoble. Sin cualquier cosa primaria en un equipo de élite futbolística. Justificar esa nada en que el campo era pequeño o que el Eibar es un equipo que presiona mucho es casi indigno y otra vez algún futbolista lo hizo. El centro del campo volvió a hincharse a regalar balones absurdos. Los extremos no la olieron. De Paul ha pasado muchos meses en el abismo pero ahora que le toca jugar no demuestra ser un futbolista que pueda aportar la diferencia que se necesita para jugar ahí. Piatti estuvo mucho mejor que él en la segunda parte en ese costado izquierdo. Cancelo no tuvo la tarde en ataque, esa versión en la que el portugués disfruta y liberado de defender. Ahí, pasó inadvertido.
El centro del campo con Fuego, Danilo y André fue ampliamente superado en el primer tiempo por Escalante y Dani García. Dos trabajadores y correctos futbolistas desarbolaron a un tridente que por momentos pareció de juveniles. Sólo André con varias arrancadas dejó algo diferente en el centro del campo. Eso sí, muy lejos de ser una sala de máquinas de un equipo que pretende ser de la zona alta de la tabla.
En defensa Mustafi y Abdennour volvieron a tener problemas en los marcajes. Esta vez con Enrich y Bastón. Mejoraron con los minutos pero deben dar más, sobre todo el tunecino. Barragán y Orban dieron cada uno una versión. El argentino sufrió mucho en el primer tiempo porque Capa y Keko se aliaron y estuvo sólo para defender a los dos mejores azulgranas del domingo. Terminó expulsado injustamente. El andaluz regresó después de una lesión y estuvo mal. Muy flojo. En ataque desapercibido y en defensa sufriendo con Berjón y Juncà. Uno de los grandes puntos débiles de este Valencia CF.
El único que se volvió a salvar fue Jaume Doménech. El valenciano se salió. Otra vez. Hizo un paradón tremendo a Sergi Enrich en el primer acto. Salvó un penalti y sacó otro balón de Capa que se colaba para mantener siempre con vida al equipo en Ipurúa. Sin duda, está a nivel de selección española, otra cosa es que Del Bosque le ignore como suele hacer con todo lo que no huele a Barcelona o Real Madrid.
Ese es uno de los dramas de este equipo. Peter Lim se ha gastado 200 millones en fichajes en dos temporadas, pero constantemente se habla del portero. El año pasado de Alves y este de Jaume. No se habla de goles, ni de regates imposibles, ni de fútbol exquisito, tan siquiera de una idea de fútbol aunque fuera fea. En Valencia semana tras semana el mejor es el portero. Por eso, Gary Neville debe lograr empezar a dotar de una personalidad a un equipo que semana a semana se aleja peligrosamente de la cuarta plaza. Ahora ya está a siete puntos. La reacción se dio, pero tarde y muy corta. El tiempo pasa y los puntos no llegan. Neville tiene un reto muy complicado.