VALÈNCIA. La confianza de Ron Gourlay se pone a prueba. El CEO de Fútbol lidia con su primera crisis en el Valencia CF, un club que ya se ha acostumbrado a convivir con este escenario de la mano de Meriton. Hace justo un mes, el pasado 6 de octubre, Ron Gourlay salió a la palestra en busca de paciencia y unión al valencianismo. Detectó una "frustración" en el ambiente y pidió tiempo para encauzar la situación. Aquella frase de "necesitamos hombres y no niños" no ha cristalizado sobre el césped.
Pese a que el refuerzo y la confianza del CEO de Valencia CF en Corberán es muy fuerte, la realidad de los resultados es tozuda y ya ocurrió la temporada pasada con Rubén Baraja. El técnico de Cheste no da con la tecla. El equipo evidencia los mismos problemas que provocaron su llegada el pasado mes de diciembre y ofrece síntomas de descomposición preocupante en solo 12 jornadas. El Valencia CF tiene otra prueba este domingo contra el Real Betis antes de un parón que puede ser 'eterno'.
En este caso, la confianza de Gourlay en su proyecto a largo plazo con la figura de Corberán pasa por un momento crítico, pero no es la única que está en el foco. El mercado cuenta con la colaboración de la dirección deportiva, comandada por Miguel Ángel Corona, cuyos perfiles no han dado un salto de calidad a la plantilla. Solo Agirrezabala y Danjuma son indiscutibles y todo apunta a que el mercado de invierno exigirá otro giro de tuerca y deshacer errores del verano. Un proceso que ya ocurrió el pasado verano con la ruptura de fichajes como Caufriez o Germán Valera.
En este sentido, la plantilla es la otra 'pata' que tiene Gourlay en el horizonte. El CEO dejó claro que cede en Corberán toda la responsabilidad de la gestión del vestuario. No obstante, para mantener la confianza y refuerzo en el entrenador, el club tendrá que agitar el árbol en el mercado de invierno para mejorar el rendimiento colectivo. Además, también puede jugar la 'carta' de Ron Gourlay. Cabe recordar que el CEO de Fútbol admitió que siempre puede jugar la 'carta' de intervenir para pegar un toque de atención en el vestuario si la situación es alarmante: "Carlos tiene todo el apoyo del club y no hay ningún jugador que esté tratando de hacer la cama al entrenador. No es algo que se permita aquí. Creo en los jugadores, el propietario cree en ellos, hay la calidad en el vestuario. Entiendo la frustración de la afición y necesitamos al jugador número 12 de la afición. Yo tendría la posibilidad de jugar esta carta si el vestuario no estuviera controlado. No veo ningún tipo de animosidad en el vestuario. En este momento necesitamos hombres y no niños, en nombre del club quisiera pedir la confianza para que se juzgue nuestro trabajo a final de temporada y no tras ocho jornadas", explicó Gourlay hace un mes.
