Ponga uno (o varios) veteranos en su equipo

VALÈNCIA. Leo que el panfleto propagandístico Batzine publica un reportaje elogiando la renovación de jugadores de la cantera como piedra angular del nuevo proyecto y me pongo a temblar. Lo mismo me sucede cuando desde el club se filtra la privilegiada lista de futbolistas de la escuela que realizarán la pretemporada con el primer equipo. También me entran sudores fríos. Más que nada porque el Mestalla ha bajado a la quinta división, en otro gran éxito de Meriton, y no creo que la Academia de Paterna esté preparada para dar un salto mayúsculo. Es posible que el futuro del Valencia pase por esa nueva generación de jugadores que han ligado su contrato al de la entidad. A la larga no digo que no, pero vayamos poco a poco. Todo a su tiempo. Los chavales no están en situación de asumir responsabilidades y más en un momento tan delicado como el actual. La naturaleza no da saltos, que decía el mítico Carlos Alberto Parreira.

Si el Valencia quiere lograr el éxito inmediato, no puede confiar su suerte a la cantera. Para comenzar a recuperar el terreno perdido, que es mucho y nos llevará un tiempo, hay que apuntalar muy bien la obra. Este castillo de naipes ya se le ha caído varias veces a Lim y espero que algo haya aprendido. Aunque lo dudo. Para comenzar la escalada el Valencia está obligado a recuperar sus señas de identidad, ese ADN del que habla Pepe Bordalás. Y para eso es necesario contar con profesionales experimentados en todas sus áreas de gestión. Esto último, claro, también trasladado al terreno de juego. El once del Valencia debe ser un equipo bragado. Empezando por el portero y la defensa. Para un nivel de exigencia elevado, como el que habrá el próximo curso, es necesario contar con algo más de madurez, de la que hay en la plantilla, a día de hoy.

Yo confío mucho en Bordalás. Pero muy poco en Meriton. Más que nada porque Lim y Murthy viven en una eterna contradicción. Por no llamarlo de otra manera. La última, por ejemplo, está referida a esto de lo que hablamos. Cuentan que Murthy escogió a Bordalás como entrenador del Valencia gracias a su capacidad por sacar rendimiento a los equipos de forma inmediata. Es cierto. La primera temporada del técnico en clubes como el Getafe o el Alavés fue espectacular. Pero la discordancia llega cuando el propio Murthy habla de la “Youth Policy” como línea maestra del próximo proyecto futbolístico de la entidad. Aquí radica la incoherencia. Los chavales pueden acompañar, siempre es bueno que haya brotes verdes en un vestuario, pero no deben asumir la presión que obliga un protagonismo que no les corresponde.

El Valencia necesita un plus de veteranía. De esa experiencia que da la madurez y de la que muchos ilustres que han pasado por Mestalla nos hablan. Jorge Valdano, por ejemplo, escribía hace unos días sobre lo mucho que aprendió en sus inicios en el mundo del fútbol de tipos “hechos y derechos” con los que jugó “al lado y en contra”. Sostenía Jesús Martínez durante una amigable charla que la defensa de un equipo que se precie debe estar formada por tipos que ronden la treintena. En esa misma línea también se postulaba en su día Luis Aragonés, quien pedía seguridad a su retaguardia pero energía y pulmones para el centro del campo. Es algo de lo que llevo ya mucho tiempo hablando con mis compañeros Sergio Arlandis y Juanjo Romero en El club del raje, la tertulia del programa Noranta Minuts de Montalt y Folgado en Plaza Radio.

Si en el club todavía hay alguien que tenga dudas sobre lo identitario, o si los talluditos funcionan en Mestalla, no tiene más que mirar al pasado. Ver lo que ha funcionado en el Valencia a lo largo de su historia y copiarlo. Nadie les va a exigir un canon ni ningún pago por derechos de autor. Tirar de relato es gratis. Cuando el Valencia ha vivido situaciones parecidas a la actual, la de reactivar un proyecto futbolístico para relanzar el club, el manual de instrucciones de Mestalla nos lleva a incorporar  futbolistas curtidos en mil batallas. El actual contexto en el que Bordalás coge al equipo es muy parecido al que tuvieron que vivir entrenadores como Claudio Ranieri o Rafa Benítez, es cierto. Pues bien, miren la edad de sus defensas: Angloma (33), Carboni (33), Roche (31) y Djukic (32) formaban la guardia pretoriana del General romano. Si lo prefieren, pueden quedarse con los Curro (27), Carboni (36), Pellegino (32) y Ayala (30), que consiguieron el inolvidable Doblete. Lo dicho. Ponga uno (o varios) veteranos en su equipo. Es sinónimo de éxito.