VALÈNCIA. Es difícil sacarme de este esquema. La portería no es una posición en la que haya que rotar, premiar o gestionar para el grupo. No lo veo. Son cosas del fútbol moderno, a las que seguro que tarde o temprano tendré que adaptarme. Pero es que no estoy en ese barco. No lo digo por el Valencia, es que lo pienso cuando cualquier equipo saca al guardameta menos habitual en una eliminatoria copera.
La portería no es una posición que genere un desgaste físico tan grande en un deportista de élite que pueda generarte un mal rendimiento. Fíjate, entiendo que en las primeras eliminatorias puedas optar por el portero suplente ante un rival de menor de categoría. Curiosamente, algo que no hizo Gattuso el año pasado dando poco más de media hora a Herrerín en la primera eliminatoria. No obstante, cuando te llega una ronda de Primera y tienes ilusión por lograr la clasificación debes poner al 'primer espada'.
Dicho esto, no es una crítica a Jaume Doménech. Es cierto que falla junto a Yarek en el primer gol. Pero no fue el único en el partido y fue de los pocos que aportó para no meter la gamba en Cartagena. Jaume es un excelente de segundo o tercer portero. Pero eso debería ser como en mi época. La que conozco. En los 90 un segundo portero salía a jugar por contratiempo del titular, sin generarse ningún drama. Ahora, desde rotaciones en la portería o dar una competición a un portero se ha creado un mecanismo que no es productivo. Más allá de que sea un excelente profesional y un nexo en el vestuario como es el caso de Jaume.
Si quieres ser competitivo, el portero titular tiene que estar siempre en las eliminatorias 'calientes' o rivales de tu misma categoría. Sin embargo, reconozco que me equivoqué en la final de Copa de 2019 porque habría puesto a Neto. Marcelino apostó por ese código pese al 'encontronazo' con el brasileño. Jaume fue titular y respondió el día más importante de su carrera. Pese a todo, soy de portería a la antigua.