Prefiero no vender antes que fichar

VALÈNCIA. El mercado de fichajes centra la atención del valencianismo. La necesidad de firmar un futbolista que actúe como pivote defensivo ya se ha convertido en una verdad universal. Lo ha reclamado de urgencia el entrenador, lo busca a la desesperada la dirección deportiva, preguntan el nombre los periodistas y la afición espera ansiosa la buena nueva confiando en que llegue un futbolista de postín. Como digo, los fichajes siempre despiertan el interés y la ilusión global. 

Es evidente que el Valencia necesita un “seis” como el comer. El perfil está muy claro. Lo ha explicado Gattuso: un jugador experimentado, de calidad contrastada. Que llegue ya rodado, con partidos en sus piernas, para que pueda ofrecer un rendimiento inmediato. Si puede ser el próximo miércoles en Copa ante el Sporting, mejor que el domingo. Si falla alguna de esas premisas, mal vamos. Porque ya tenemos experiencias anteriores, la mayoría fallidas, y no estamos como para repetir errores. Ni en lo económico ni en lo deportivo. 

Siempre hablamos de refuerzos. Pero tal y como está el Valencia, tan importante o más que fichar, es no vender futbolistas. Es más, si me dan a elegir, incluso prefiero que no se traspase a ningún activo antes que la llegada de jugadores. Primero porque estoy convencido de que el refuerzo que aterrice en Mestalla no marcará diferencias. A los Ferro, Oliva y Cutrone me remito. Y segundo, porque es necesario mantener en el equipo a jóvenes que puedan ser la piedra angular del futuro proyecto. Es decir, tratar de retener a los Mamardashvili, Almeida y compañía, en lugar de traspasarlos tras consolidarse. El problema es que el Valencia se ha convertido en un club formador (Lino) y también vendedor. Porque cuando los chavales despuntan, siempre llega el traspaso. A esto que decimos nombres no le faltan. 

Tengo muy claro que el Valencia tiene futuro. Pero solo si no se vende a los jugadores con proyección. Está claro que se ha acertado con Gattuso. El italiano está demostrando que lleva un gran entrenador dentro. Disfruta de la confianza del propietario, de su plantilla y de la afición. Todo se da para que el técnico pueda llevar al club al lugar que merece. Pero para eso necesita que le fichen a los jugadores que necesita, así como que no se venda a los mejores año tras año. El secreto del éxito pasa porque en el vestuario haya un profundo sentido de pertenencia y no la sensación de que Valencia es una estación de paso. Que, por desgracia, ahora con Lim es lo que parece.