El ‘parejismo’, otrora secta ortodoxa con largos procesos de clandestinidad, refulge como movimiento oficialista reafirmado en las penalidades, asentado en un modo de vivir bien frontal, de frente ante el riesgo, sorteando el vilipendio a base de poner la mejilla una y otra vez...
VALÈNCIA. El ‘parejismo’, otrora secta ortodoxa con largos procesos de clandestinidad, refulge como movimiento oficialista reafirmado en las penalidades, asentado en un modo de vivir bien frontal, de frente ante el riesgo, sorteando el vilipendio a base de poner la mejilla una y otra vez.
Parejo estaba destinado a salir en las procesiones del valencianismo como verdugo, pero ahora transita bajo palio, con el sello definitivo de entrar en un España-Argentina y sellar con su clase un resultado que estaba en el aire.
El ‘parejismo’, como casi cualquier movimiento militante en el fútbol, es una expresión caricaturesca de la vida. Por eso debemos admitir que los principios básicos del ‘parejismo’ son una aplicación práctica ante nuestra existencia rasa.
No interiorizarás los elogios ni aunque lleguen de un maestro. - Cuando Parejo fue señalado por Di Stéfano como un talento único en España le estaba haciendo uno de esos regalos bien cargados de veneno. La etiqueta permitió abrirse puertas mientras avanzaba pero también contribuyó a elevar las expectativas sobre él. Desde entonces siempre pende del hilo de lo que se espera de él, en ocasiones una expectativa exagerada.
Te irás a Inglaterra para curtirte. - Cuando Parejo de presentó con el Queens Park Rangers enfundado en una casaca con el siete, con cabello de Mowgli, el exotismo de la imagen no hacía presagiar nada bueno. Solo jugó catorce partidos y la cesión en lugar de un impulso retrocedió su trayectoria. Pero qué valor tuvo sacar al jugador de su entorno de confort y enfrentarlo a una realidad nueva…
Cuando todo vaya mal a tu alrededor… espera algo peor. - El imán de la inestabilidad extradeportiva atrae peores noticias todavía. Tu hermana asesta un insulto al Valencia, tu ex novia te acusa de beber, un amigo filtra una noche de párpados caídos... Pues bien, Parejo resistió en lugar de huir, y acabó ganando, haciendo del resto de detalles cuestiones irrelevantes. También contribuyó dar estabilidad a su vida, convertirse en futbolista adulto en lugar de un crío promesa.
Los que te silban, te aplaudirán. - Parejo fue antes que el efecto André Gomes. La resistencia parejista no fue suficiente para calmar las algaradas de incomprensión para un jugador con una virtud traicionera: procesa la indolencia en calma y por tanto potencia su talento. El problema viene cuando a su alrededor no hay tranquilidad ni confianza… Entonces son sus defectos los que quedan al desnudo. Frente a todo eso, con la tentación rondando de esconderse o hacerse a un lado, Parejo acostumbró a ponerse en primera línea.
A veces cuando te quieres ir acabas quedándote mejor. - La historia alimentada de un Parejo en vías de marchar al Sevilla es otra demostración de las sorpresas que trae una trayectoria, de los equivocados que estamos los listillos venga a dar opiniones categóricas. Que con la llegada de Marcelino, y para cerrar una etapa en el inicio de un ciclo nuevo, Parejo se fuera de Mestalla parecía la mejor de las ideas. Hubiera sido una calamidad.
Tú también puedes acabar siendo un líder. - Uff, suena a cultura del esfuerzo y a motivacionina en vena. Pero era difícil pronosticar que un tipo alicaído, tantas veces ausente de un partido, terminaría llevando la voz de un equipo, dando charlas convincentes a los árbitros. Quizá tuvo que pasar por tanto trance accidentado para acabar desarrollando piel de capitán. Un entrenador dándole manija y confianza fue la vía más directa para sacar a flote su importancia. Cuando menos expectativas teníamos, más puro apareció su juego.
¡Viva el ‘parejismo’!