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opinión

Propuestas de presente, no de futuro

24/09/2019 - 

VALÈNCIA. Me preocupa este colorcillo que está teniendo la temporada, pero tengo la esperanza de que aún se pueda arreglar algo, dar un pequeño giro, no sé si solo emocional o también factualmente. Queda mucho, muchísimo por arreglar, porque la herida es profunda, el tajo es grande, la hemorragia no ha cesado y todavía parece que estamos en plena lucha. Poco pinta bien, es cierto; y el domingo el equipo fue fiel reflejo de ese vaivén emocional que estamos viviendo: lo intentó, pero no pudo; lo sufrió, pero no supo dar soluciones a los problemas de juego. Y es que ya no es dejadez, es bloqueo: elegir siempre la peor de las opciones no es una cuestión de rachas o de ritmo competitivo, sino de falta de forma psíquica, de frescura, de confianza. El equipo destila tristeza, agotamiento mental, preocupación: el tono de Celades es el que es, y tanto sosiego a veces puede ser contraproducente, aunque admito que, dentro de lo desacertada (o no) que pueda resultar su elección, el entrenador está sabiendo encajar(se) en el grupo, en el vestuario, sin que le estén señalando como el verdugo en la sombra. El equipo está atascado, porque tiene la sensación de haber perdido algo por el camino que le enseñe la puerta de salida y con ese desconcierto actúa sobre el campo, tanto en defensa como en ataque. Y un ejemplo evidente es el bueno de Daniel Wass, que lleva una cadena de errores groseros en los tres partidos con Celades en el banquillo: ¿lo hacía antes mejor? No, pero es que el grupo, el resto de jugadores sobre el campo, no iban tan desorientados y cárdenos sobre el césped y con ello se tapaban muchas vergüencillas personales. Solo entendiendo que los jugadores tienen la vista nublada ahora y las piernas engarrotadas puedo comprender la jugada del gol del Leganés, con un central de metro noventa dando cinco toques en el aire a un balón, de espaldas a la portería, con cuatro defensas valencianistas junto a él, sin saber qué hacer: bloqueo, ausencia, falta de vivacidad.

Pero el Valencia CF (y he aquí uno de sus grandes problemas) está jugando en otro lado: en los despachos, a estas horas, se están haciendo barullos de área, en los que de pronto alguien sacará la pierna y la despejará para un lado, o, por el contrario, nos marcará algún gol de esos que nos dan rabia, porque son de semifallo y con rebotes de por medio. Creo que incluso la afición está mirando con más interés ese partido que el del césped propiamente, quizá porque se quiere que acabe ya el enfrentamiento y todo vuelva a una normalidad del 0-0 en la dirección del club, sin una parte (Singapur o Valencia) que quiera imponerse a la otra. 

Ahora mismo, están saliendo nombres que no me encajan en el último discurso de Anil, en torno a la dirección deportiva: no sé qué sabe Luis Fernández, el francés, del Valencia CF, de su afición, de su idiosincrasia, de su filosofía, de lo que significa llevar este escudo, etc. Sí lo sabe Robert Fernández, pero el bueno de Robert está más vinculado al Barcelona, por diversos motivos y aunque sé que esto les pone mucho a los de Singapur, lo cierto es que el perfil y la personalidad del de Betxí no es precisamente la del descubridor de talentos, sino la de fichajes caros. Frente a los Fernández, yo propongo a un Gómez: Fernando Gómez Colomer, que tiene experiencia en la dirección de proyectos deportivos, que sabe cómo es el club de la capital del Turia, de arriba abajo, que sabe y conoce bien cómo coordinarse con una secretaría técnica, que se trata de un emblema valencianista (es el futbolista que más veces ha vestido su elástica), que tiene formación en la dirección deportiva, que no ha levantado una falla de todo lo sucedido sino que lo ha ido analizando siempre desde una perspectiva de club, algo más profunda y conocedora de muchos entresijos, que puede tener abiertamente una conversación con los técnicos y con los jóvenes de qué significa jugar en Mestalla, que sabe cómo se sufre y cómo se disfruta en este equipo, etc. Me parecería una figura de consenso, que calmaría mucho las aguas, que estaría fuera de toda sospecha de Mendes, que aportaría una imagen icónica al valencianismo, que reforzaría la idea del nuevo proyecto dando entrada y protagonismo a gente que sabe de qué va el sentiment ché. Yo apostaría por él, porque creo, sinceramente (y me voy a mojar) que es la figura que realmente necesita el Valencia CF ahora para serenar y equilibrar el rumbo: pensamiento crítico, sin estridencias, pero con profundo criterio de club. Y no es por mi vieja devoción por el capitán salido del mestalleta y su eterno 10 en la espalda: es por una convicción forjada a golpe de argumentos objetivos. Del mismo modo, apostaría por Jorge López para dirigir la secretaría técnica, por una cuestión de lógica: conoce ya el trabajo que se venía realizando, se ha estado formando y está perfectamente preparado para encargarse de liderar esta parcela otro exjugador que sabe qué significa ponerse esa camiseta. No se me ocurre, ahora mismo, mejor candidato y estoy seguro de que en el club así también lo piensan… o deberían pensarlo. 

No pensaron demasiado bien lo de Celades: yo hubiera traído a José Luis Oltra (técnico muchísimo más cuajado y dilatada experiencia); o puestos a dar alternativas, a Rubén Baraja o incluso a Mista o Curro Torres, que algo saben ya de este club. Eso ya no lo podemos remediar de cara a este nuevo proyecto, pero lo de Fernando Gómez Colomer y lo de Jorge López, aún estamos a tiempo: espero que Lim y Murthy den un paso sensato en su particular partido en los despachos y que escuchen ahora más que nunca, ya no solo los pitidos, sino también los consejos. No sé si saben que en el fútbol, las propuestas, son siempre de presente.

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