VALÈNCIA. El domingo por la noche antes, durante y después de la disputa del Valladolid-Valencia de LaLiga, la figura de Thierry Correia volvió agitar con furia las redes sociales del murciélago. El lateral derecho portugués provoca opiniones dispares entre los seguidores del club de Mestalla cada vez que comparece en el once titular, aunque un porcentaje elevado de sus críticas son negativas. Su figura suele ser tendencia y debate en las redes cuando juega el equipo blanquinegro.
Quizá por eso el club, a través de Batzine, la revista digital en lengua inglesa, publicó el miércoles un artículo sobre Correia en el que trataba de fortalecer la figura del lateral, relatando que lo pasó mal la temporada pasada por la falta de confianza de Marcelino y de Albert Celades. "No me sentía parte del equipo porque no jugaba mucho. Pensé que tal vez debería haberme quedado más tiempo en el Sporting", reconoce Correia en la revista.
En ese momento "oscuro" fue fundamental el soporte anímico que le brindaron Gonçalo Guedes y Eliaquim Mangala que, como "hermanos mayores", reforzaron la endeble moral del joven portugués. "Su ayuda fue crucial para superar mi bloqueo mental y mantenerme concentrado”, señala Correia.
La revista digital del club, entre otras cosas, recuerda que el jugador ha disputado 11 partidos y dice "que se ha convertido en un jugador clave esta temporada".
Es la segunda vez este curso que el club defiende a su jugador. El 13 de octubre, el Valencia publicó en su página web un extenso reportaje sobre el trabajo físico de Correia, hablando con Francisco Martins, preparador físico con el que trabaja el jugador cuando se encuentra en Portugal. El lateral venía de ser titular en las jornadas 4 y 5, y el club destacó que marcó la punta de velocidad más alta de LaLiga en estas dos jornadas alcanzando los 35,1 kilómetros por hora.
La velocidad es uno de sus puntos fuertes. Su fuerza explosiva, gracias a su potente tren inferior, le permite rectificar un error segundos después de haberlo cometido. Es decir, pierde un balón pero es tan rápido que es capaz de adelantar al contrario, ponerle el cuerpo y recuperar la pelota, o ser objeto de falta.
Esa velocidad le permitiría jugar como carrilero por la derecha en un sistema con tres centrales pero, curiosamente, contra el Sevilla en la jornada 15, la única vez que el entrenador Javi Gracia jugó con ese dibujo escogió a Jason.
En ataque es un potro desbocado, similar a Cancelo, pero el jugador del City cuando llegó a Mestalla tenía más poso de jugador y mejores fundamentos tácticos. Su proyección ofensiva es otra de sus virtudes y podría ser reubicado como extremo para competir con Yunus aunque, al igual que el estadounidense, necesita pista para despegar y tiene problemas en el ataque posicional. Caótico y alocado, potente pero sin control, cuando se dispara por el carril suele centrar bien y, al espacio, suele desequilibrar, precisamente por esa anarquía táctica.
Correia tiene mejores fundamentos ofensivos que defensivos. Es evidente. En defensa tiene muchas lagunas. "No he visto a un jugador defender tan mal en mi vida en el primer equipo", comenta un técnico experimentado de la Ciudad deportiva de Paterna. "Es un pecado el dinero que el club pagó por él", añade.
Sus dramas son todos defensivos. No está bien entrenado de base y además, pierde la concentración. El trabajo que hicieron con él en las inferiores del Sporting de Portugal parece, por la respuesta del jugador en la élite, muy flojo.
Contra el Getafe dejó a su equipo con 10 jugadores en el minuto 56 de partido, tras un grave error fruto de su inexperiencia y de su juventud. Ante el Cádiz hizo un desdoblamiento a Yunus por dentro en lugar de hacerlo por fuera. La situación rozó el ridículo porque Correia, que venía subiendo su banda, al llegar a la altura del estadounidense, en lugar de superarlo por fuera sin desviarse y darle línea de pase, se metió por dentro y lo rodeó para ponerse de nuevo en el carril delante de él. Luego, el gol del Cádiz fue un error en uno contra uno frente al lateral andaluz Espino, que lo dejo clavado.
Frente al Yeclano, pifió un despeje sin oposición, y no golpeó el balón, que lo superó y le llegó a un jugador rival que golpeó y marcó. Minutos después se redimió y goleó aprovechando sus virtudes como velocista y sus buenas dotes técnicas.
En Pucela, en la última jornada de LaLiga, fue llamativo el abandono de su funciones en el carril para marcharse a ejercer una presión, absurda, sobre el meta Masip. Sus ausencias del carril son habituales, sube con mucha alegría, pero baja tarde, obligando al interior, al medio centro o al central de turno a cerrar la banda, desajustando al equipo. La falta en el descuento, en otro uno contra uno, es por el desconocimiento de la habilidad del rival que lo encaraba, Orellana.
En numerosas ocasiones su desconexión provoca que en lugar de intervenir en la jugada, para interceptar un balón, simplemente la acompañe corriendo. Cuando se siente superior al contrario, es cuando más errores comete, porque tácticamente no se posiciona bien y se perfila y mide mal muchas acciones de juego. Contra el Terrassa su partido fue una calamidad por esa razón. A Mangala, otro jugador anárquico, le sucede lo mismo. En ese escenario es demasiado impulsivo y suele atropellar al contrario cometiendo faltas y errores imprudentes.
Correia sigue verde, especialmente en la faceta defensiva, y necesita trabajo extra en Paterna. Si esta circunstancia no fuera una completa utopía para un jugador profesional, sería aconsejable que Titi fuera a clases de repaso, es decir, de tecnificación, algo que hoy está de moda para que los niños mejoren sus habilidades pero que no se plantea, porque nadie se atreve a hacerlo, en el caso de los profesionales. Enviarlos a repaso sería como faltarles al respeto y reconocer errores en la política de fichajes.