VALÈNCIA. Llevo media mañana viendo en bucle un 'reel' de Yulimar Rojas. Yulimar es, con permiso de Sydney McLaughlin, la mejor atleta del mundo. Yulimar es venezolana, del Caribe venezolano, y salta como nunca ha saltado una mujer en triple salto. Su récord del mundo anda ya por 15,67 metros y en los círculos atléticos no para de hablarse de que esta chica podría llegar algún día a los 16, una barrera que apenas superaron 150 hombres de todo el mundo el año pasado, y sólo cuatro españoles.
Un día, hace años, la sudamericana le escribió por Facebook a Iván Pedroso, un saltador de longitud cubano que fue campeón olímpico en Sídney 2000 y que arrambló con cuatro medallas de oro en diferentes Campeonatos del Mundo entre 1995 y 2001. Pedroso ya había dejado de competir y vivía en Alicante como entrenador de Teddy Tamgho.
Yulimar no quiso irse a Puerto Rico, ni ‘fichar’ por una universidad de los Estados Unidos. Ella quería entrenar con Pedroso, que acabó aceptándola. Yulimar tiene ahora 27 años y vive desde hace seis en Guadalajara, donde se afianzó el grupo de entrenamiento del cubano, quizá el mejor grupo de saltadores del mundo. Porque allí entrenan cada día, entre otros, Yulimar, Jordan Díaz, Alexis Copello, Ana Peleteiro, la valenciana Fátima Diame, Tessy Ebosele, Héctor Santos y, desde hace unos días, Eusebio Cáceres, el saltamontes de Onil.
El 'reel' muestra a Yulimar Rojas bailando durante más de dos minutos al son del ‘Lonely’, un tema meloso y tranquilo de Akon. La caribeña está en la pista y allí, libre y feliz, mueve ese cuerpo de goma, casi dos metros de pura fibra, al ritmo que marca el aparato de música que ha dejado en una de las calles exteriores.
Su danza transmite la imagen de una joven que disfruta mucho bailando -no es el primer vídeo que sube de este tipo-, pero, sobre todo, es capaz de mostrar a una chica desinhibida, que no le importa si baila bien o regular, si le miran o no, si lo que hace es correcto o incorrecto.
Se deja llevar y ya está.
El 'reel' va a acompañado de un texto largo donde ya específica lo que siente y lo que quiere transmitir al mundo, al millón de seguidores que tiene en Instagram, y a los que la verán (y leerán) cuando se vaya viralizando y pasando de pantalla en pantalla por todo el planeta. “Que bonito sería aprender a aceptarnos tal y como somos, amarnos más y juzgarnos menos. Recuerda que puedes ser lo que quieras ser, que puedes sentir lo que quieras sentir, lo que piensas gobierna tu vida. Que solo desde ti mismo puedes mejorar el mundo, que la única forma de conectar sano con los demás es haciéndolo primero contigo mismo”, empieza diciendo Yuli.
Luego sigue dando un consejo: “Inspírate a ser quien realmente eres, hay algo especial en ti y la única forma de expresarlo es siendo tú mismo. No pierdas la confianza en ti y abraza tu verdadero yo. Vivir implica arriesgarse, decidir, equivocarse, caerse y levantarse. Cada error trae consigo un aprendizaje para ti que te hace más grande, más sabio, más preparado”.
No para de sonar la voz de Akon y sigo leyendo a esta mujer que aprovecha su fama, su relevancia, para defender los derechos de las mujeres y del colectivo LGBTI. Vale la pena seguir hasta el final porque el post, además, casualidad o no, apareció el mismo día que murió Tori Bowie, la fantástica velocista y saltadora estadounidense que falleció a los 32 años en su casa de Florida tras haber tenido una depresión. A Tori la crio su abuela después de que su madre biológica la dejara en una casa de acogida con dos años.
Hay que quererse más, aunque a veces no sea fácil. Y si te apetece pegarte un baile, pues te lo pegas.