Hoy es 6 de octubre
VALÈNCIA. ¿Quo Vadis, Valencia? ¿A dónde vas? La afición valencianista ya ha dicho que así, de esta manera, no vamos a ningún sitio: no podemos abandonar a nuestro club pero tampoco ser cómplices de una deriva, de una degradación, de una muerte casi anunciada. Lim, sin embargo, sigue sin darse por aludido, porque él tiene ya hecho su propio camino para su caprichito de niño rico. Y es el único que puede hacer, ahora mismo, un mapa, un trazado de rutas para ser transitadas: mientras tanto, todo es ir a la intemperie.
Empecemos por las estaciones de este camino y la primera es su técnico: se le ha querido, cuidado, respetado y animado como a nadie. Se le ve el valencianismo, pero también el desánimo. Dice haber completado una buena temporada y yo, sinceramente, discrepo de ello, aunque soy muy consciente de que, sin él, esto hubiese sido todavía peor. No obstante, me gustaría repasar lo que para Bordalás ha sido una buena temporada: se ha evitado el descenso, has quedado a once puntos del primer puesto más cercano de competiciones europeas y has llegado a la final de la Copa del Rey. Vale, pero ¿Cómo?
En Copa, el Valencia CF no jugó ni un solo partido contra los siete primeros clasificados. Recordemos que en Liga solo le pudiste ganar (2-0) al Villarreal dentro de ese grupo que encabeza el campeonato. Y no solo eso, cabe repasar la impronta de los equipos a los que te has ido enfrentando: el U.D. Utrillas, club con bastantes problemas para mantenerse, al que ganaste por 0-3; el Arenteiro, que te llevó a la prórroga, aunque al final lo superaste por un 1-3; el Cartagena, que estuvo a punto de llevarte, de nuevo, a la prórroga, y al que superaste con un 1-2 con gol de Cheryshev en el minuto 92; el Atlético Baleares, al que ganaste con sufrimiento, por 0-1; y luego llegó el primer equipo de primera división, el Cádiz, que ha luchado hasta el final por salvar la categoría, al que ganaste por 2-1; y finalmente, el único equipo un poco más fuerte, el Athletic de Bilbao (que tampoco se ha clasificado ni para Europa), al que le empataste, en semifinales,1-1 y le ganaste en la vuelta en casa, por 1-0. Si me centro en las últimas cuatro eliminatorias (dieciseisavos hasta semifinales), compruebo que, a pesar del nivel bastante bajo de los rivales, el Valencia CF lo ganó casi todo, pero por la mínima, haciéndote gol todos los equipos excepto el más flojo de todos, el Atlético Baleares. Este es el maravilloso camino que nos llevó a la final más fácil y sencilla que yo recuerde. Es más, la final nos la ganó un equipo que no se ha clasificado para Champions, pero que, eso sí, te ha sacado nada más y nada menos que 23 puntos de diferencia en Liga. Cierto es que, a partido único, todo puede pasar: y pasó, te ganó con algo más de merecimiento (dos tiros al palo, dominio excepto alguna pequeña fase del partido, etc)
Los números del campeonato liguero no son, ni mucho menos, mejores: ha recibido el equipo un total de 53 goles en contra, y eso que ha jugado a defender, aportando bien poco en ataque. Es de las pocas veces que he visto al equipo acabar con balance negativo (algo maquillado por el partido contra el Celta de Vigo) entre goles a favor y en contra. Se han sumado 48 puntos, de los cuales, 26 han sido en casa, con solo seis victorias como anfitrión. A partir de la jornada 8 ya no pudiste superar la barrera de Meriton y estuviste siempre por detrás de la octava posición, estando solo tres jornadas (4-5-6) entre los cuatro primeros y otras tres jornadas más entre los siete primeros (2-3 y 7), con lo cual, de 38 jornadas, en 32 has estado del octavo para abajo. Finalmente, has quedado noveno. Y todo esto con Guedes, Gayá, Soler, Paulista, Maxi o Daniel Wass (media temporada). Ahora imaginemos esto, sin estos.
La siguiente estación es para Meriton: la mediocre temporada que ha cosechado Bordalás (y que entiendo que no debería continuar en el club por sus resultados, aunque me da pavor pensar en quién podría venir, porque el míster es de lo poco bueno que aún tenemos) tiene tres culpables, que son la versión inversa de la trinidad católico-cristiana: Lim-Murthy-Corona. De estos tres sale la planificación deportiva y la orientación económica del club. Han dejado una plantilla descompensada, mal confeccionada y abandonada a su suerte. La falta de profesionalidad que tienen se ha transferido a todas las parcelas del club: a estas alturas, la deuda es mayor, la plantilla es muchísimo peor, has dejado de competir por objetivos acordes a la historia y trayectoria del club, tu política de fichajes es terrible y lamentable, carecen de dignidad para representar y gobernar este escudo, nadie os quiere y, sobre todo, cada acción, cada movimiento, siempre ha jugado en contra del Valencia CF. Esta es la realidad. ¿Y esto a dónde nos lleva?
Tengo la sensación de que ni audios, ni resultados, ni pérdidas económicas van a motivar cambios en este club: seguirán trapicheando, como hacen; seguirán gestionando, como hacen; y seguirán tratándonos de convencer de que todos estamos ciegos y ellos son los únicos que saben ver la luz, aunque un “senil” (es así como lo llama Murthy, yo solo reproduzco dicha definición) como Lim no dejes de crear problemas (esto también lo dijo Anil). Solo apunto una cosa: el Chelsea se va a vender casi por el doble de su valor de compra y de lo invertido por su dueño, el ruso Abramovich. Un equipo, campeón de Premier no hace mucho, y campeón de Europa, hace menos. Con un plantillón increíble y vendiendo. A nosotros nos tuvo que caer el más necio de los ricos del mundo y los peores gestores que por ahí andaban, en lo económico y en lo deportivo. Y que conste: a mí, personalmente, la gestión de Mateu Alemany tampoco me gustaba en líneas generales (y así lo expresé en su día), pero es que, a ojos cerrados, sus aciertos son mejores que sus yerros. Anil todavía no tiene ni un acierto. Ni Corona. Ni Lim. Y con estos al frente… Quo vadis?