VALÈNCIA. "La pelota está en el tejado del Barça, esperemos que se resuelva antes de ir a Japón", así de contundente se mostró en las útimas horas un integrante del entorno más próximo de Rafinha al ser preguntado por el estado de su posible pase al Valencia CF.
Una vez concluida la tregua que se dieron Barça y Valencia para centrarse en sus aspectos prioritarios (Griezmann y Maxi), el interés por el nombre de Rafinha vuelve a emerger en el primer plano de la actualidad.
Como quiera que entre Rafinha y Valencia todo está claro, falta el acuerdo final entre clubes que el propio futbolista espera que se resuelva antes del sábado día 20 de julio, día en que el equipo de Valverde emprende viaje hacia Tokio para comenzar la pretemporada.
Por ese motivo, Rafinha y su entorno pretenden evitar a toda costa subir a un avión en el que no van a encontrar sino una demora a los objetivos finales de cada uno; Rafinha no cuenta para Valverde y el jugador quiere recalar en el Valencia CF.
Quien puede evitar que Rafinha haga un viaje a ninguna parte es Òscar Grau. El CEO del FC Barcelona es el encargado de negociar y dar el visto bueno a la oferta valencianista. Y hay varios caballos de batalla pendientes, el primero de ellos, el precio del futbolista.
Recordemos que el conjunto catalán tasó la venta del brasileño en unos 15 millones de euros. La propuesta de Mateu Alemany era la de asumir el pago de los 15 millones en tres años (cinco por cada uno de ellos), sin embargo la idea era añadir una cláusula de disponibilidad al contrato atendiendo a la presencia que en el pasado han tenido las lesiones en la vida deportiva del futbolista. Dicha cláusula estipulaba que si Rafinha no estaba en condiciones físicas de disputar -al menos- el 78% de los partidos, el Valencia CF pagaría en dicha campaña 2 millones de euros en lugar de los cinco estipulados en un principio. El Barça no acepta de ninguna de las maneras esa cláusula y podría avenirse a hacer alguna rebaja en el precio del brasileño. En el club culé también hay cierta necesidad de vender y tampoco pueden huir de la relidad: es un fichaje de cierto riesgo -dados los antecedentes- para el club comprador.
Mientras tanto el Valencia mira de reojo y espera. Consultadas fuentes del club nos dicen que no les consta que este tema pueda resolverse de una manera tan rápida. La estrategia en el club de Mestalla es mostrar poca prisa. A este lado de la AP-7 saben que el Barça quedó tocado a nivel de popularidad ante sus socios tras el intercambio Neto-Cillessen y no están dispuestos a una negociación en la que los de Bertomeu pretendan ganar cuotas de popularidad en la calle a base de endurecer la postura a la hora de cerrar el fichaje.
El Valencia mira para otro lado y el entorno de Rafinha habla de pelota en el tejado culé para cerrar el traspaso. Poco a poco iremos sabiendo como se resuelve esta historia, cuyo final parece teñido de blanquinegro.