Referentes implicados

VALÈNCIA. Pasan los días y sigo sin tener una fotografía convincente del Levante que en un mes comenzará la competición contra el Huesca. El impacto del descenso me ha dejado una sensación extraña, con demasiadas piezas por encajar todavía. Un vacío por rellenar. Una realidad anestesiada junto a una necesidad de que se sucedan argumentos para ilusionarse. De momento cuesta encontrar alicientes. El nuevo escenario de plata, sin tanta repercusión, tiene estas consecuencias. No queda otra que convivir con un presente condicionado por los errores que nos han llevado a caer a un precipicio en el que no debimos haber regresado nunca. Pese a todo, ya son más de 10.000 (según cifras oficiales) los que han renovado su abono. De sombrerazo. Entre los míos, los cinco.

Jugador por jugador, con los que han arrancado la pretemporada a las órdenes de Nafti habría plantilla suficiente para afrontar y lograr el objetivo del ascenso. Otra cosa es si los que están tienen el chip de Segunda o creen que merecen ser de Primera pese a haber fracasado la temporada anterior. Llevo varias semanas insistiendo en que sería negativo contar con futbolistas que no estén dispuestos a navegar por una categoría con oleaje intenso, llámense como se llamen y con la relevancia que podrían tener en este exigente desafío. Pero esto no es una ONG y todos deben salir ganando.

Ahí está la misión más importante para el nuevo entrenador: un ejercicio de convencimiento de alta gama. Porque una mentalidad de Primera es un presagio de desastre de antemano. El ego no es buen compañero de viaje. Hay que conformar un Levante de Segunda con todo lo que conlleva. Los dos primeros fichajes (Joan Femenías y Álex Muñoz) radiografían el perfil por el que debe discurrir el nuevo estatus granota. No me refiero únicamente a lo de libres de contrato y fichas asumibles sino, sobre todo, a que cuenten con un bagaje en una categoría interminable y plagada de curvas.

En ese proceso de haber dado un paso atrás para coger impulso, el futuro de los Roger, De Frutos, Campaña, Bardhi o Cárdenas (y algunos más que no acaparan tantos titulares) está en interrogante y mantiene en vilo al levantinismo. Unos preocupan más que otros, para que nos vamos a engañar. ¿Me los quedaría a los cinco? Sí. ¿Tienen el chip de Segunda en su sitio? Permitidme que dude. El mensaje de puertas para dentro es no malvender a nadie, aunque con la salida de Aitor no es que se haya cumplido con esta premisa. De todos, la marcha que más dolería sería la de Roger. Yo también le cantaría el “Quédate” de la ‘session’ de Bizarrap y Quevedo que está reventando el panorama musical. Si ahora tuviera que apostar, me jugaría pasta a que se marcha, y sería un golpe duro, pero en su caso dejaría dinero a las arcas de la institución. Ya lo dijo Felipe Miñambres en su día que el Pistolero solamente saldría en calidad de traspasado.

Con contrato hasta 2024, Roger firmó un asterisco en su vinculación que obligaba al Levante a igualarle el salario de Primera División en caso de descenso si presentaba una oferta de un equipo de superior categoría, pudiendo salir cedido durante la 2022/2023 lejos del Ciutat. Fue del Rayo Vallecano y rechazada. El de Torrent sí está construyendo su relato con lógica, con prudencia, sin exponerse para no ser esclavo de sus palabras y ejercitándose como uno más a la espera de acontecimientos. Y si se queda seguro que tendría la munición preparada y asumiría con la cabeza alta, y ese fuego interno que le caracteriza, el liderazgo del retorno a la máxima categoría. En el anterior ascenso con Muñiz fue uno de los líderes a base de entrega, compromiso y un mogollón de goles.

Sin Morales, la hipotética salida de Roger Martí dejaría a Orriols sin los dos referentes que han sustentado al Levante en los últimos años. Sería un fin de ciclo precipitado por los acontecimientos. Y quedaría un vestuario sin tres de los cuatro capitanes de la pasada temporada (Coke es el otro). La construcción de nuevos exponentes es primordial. La tan repetida identificación y pertenencia que también gana partidos. Que el granota militante encuentre faros entre la oscuridad de Segunda. Que los más peques (y más mayores también) tengan nuevos nombres que lucir en sus camisetas.

Del rol de capitán, a la espera de la incógnita de Roger (que insisto que ojalá acabe quedándose y seguir luciendo el ‘9’ a la espalda), el único que resistiría sería Postigo, quien asumió galones delante de los micrófonos en el arranque de la pretemporada para decir que la palabra ascenso la tenían en la boca desde el primer día. Por las temporadas que lleva en Orriols, Róber Pier apunta a ser otro de los que porte el brazalete. En esa búsqueda de ídolos, Pepelu ha reventado la puerta de la ilusión con muchísima fuerza. No soy de serigrafiar las elásticas, pero estoy seguro de que el ‘8’ va a ser uno de los más reclamados y con todo merecimiento.

Aún hay muchas aristas por pulir en esta reconstrucción y es vital atinar en los siguientes movimientos. Está siendo un verano complicado (y lo que queda) por haber regresado a la casilla de salida, Más si cabe sin apenas moverse el mercado para que así las piezas puedan agitarse. Hay salidas que se producirán y entradas necesarias, con el foco en el rastreo de extremos y delanteros. De momento, el Levante cuenta con 30 futbolistas (cuatro con ficha del filial) y el viernes disputará su primer amistoso de pretemporada en El Saler ante el Qatar SC (19:00). De los ensayos cerrados, el morbo estará en el reencuentro con Morales del 3 de agosto en la Ciudad Deportiva del Villarreal.

Por cierto, para que la conexión con el aficionado se restablezca, sea sólida, sin fisuras y vaya mucho más allá de los 10.000 y pico que ya tienen su abono, hay que dar más facilidades. Lo digo porque el hecho de haberse planteado la mínima posibilidad de no retransmitir ningún partido de pretemporada, por no dar pistas al rival, que Nafti pudiera esconder sus cartas, o por lo que fuera, hubiera sido una decisión errónea, desafortunada. Se rectificó, pero no hagamos de la normalidad algo extraordinario.